Resumen
El “fantasma de la medición” para el proceso de “indización” se pasea por las universidades colombianas a la caza de los esfuerzos editoriales, todavía hoy incipientes, en las llamadas revistas “científicas”, supeditadas a índices “objetivos” de citación donde ser editor se ha convertido en una maldición. La relación ciencia “visible” y calidad “se mide ahora por el número de citaciones de una publicación, con el agravante que cada vez se escribe más y se lee menos. “Quienes se quedaron con un lugar en el mundo de los que compiten por los puntos seguirán siendo medidos y entenderán que la clasificación de las revistas tiene el sentido final en la clasificación de los investigadores, quienes en adelante portarán letras capitales virtuales adheridas a sus nombres y a sus títulos y pertenecerán a un sistema de castas, al estilo colonial, pero con A1, A2, B, C y el resto. Pero esto último no será ajeno a su práctica cotidiana de exclusiones, pendencias y silenciamientos” (Suarez, 2017, p.14). Por esto uno de los problemas centrales para abordar y reflexionar es el asunto de la ética y su relación con la pasión de la actividad editorial. ¿A donde nos llevara el camino que nos están marcando y que dócilmente hemos emprendido por el miedo a perder la indexación?