Cultura del chisme y gestión empresarial
DOI:
https://doi.org/10.18041/2619-4244/dl.33.11155Palabras clave:
EditorialResumen
Deborah de los Ángeles Rodríguez y Arregocés no podía creer que por fin tenía la gerencia de su organización. Fue un trayecto largo para llegar hasta ahí.
Aún recuerda que inició como operaria de la fábrica y asistente del almacén y sin escrúpulo alguno, valiéndose de su mirada de “yo no fui” fue capaz de enredar a su supervisor inmediato y ganarse su confianza, con el único y firme propósito de obtener su puesto.
Fueron cerca de quince años en el puesto de su supervisora y valiéndose de toda clase de artimaña –tradúzcase grabaciones ocultas, fotos, entre otras - que observó de su padre, militar retirado de años atrás, logró conseguir chantajear a la hija del accionista principal de la organización Inspiration. Le dijo que, sino la nombraban en el cargo de la gerencia, todo el personal de producción, empaque, finanzas y servicio al cliente se iba a enterar de sus infidelidades con el vigilante de la empresa.
A Purita, que así se llamaba la hija de Don Manolo Rodríguez Pimiento, Principal accionista de la multinacional Inspiration, poco o nada le importaba que su padre supiese de sus andanzas. Lo que más le angustiaba es que su esposo, su amado Esteban, se enterara de esa situación.
Su angustia en nada obedecía al amor…para nada…estaban en juego las 200 hectáreas de la finca La Abundancia, las capitulaciones que había firmado antes de casarse, en las que decía que, de comprobársele una infidelidad, ella no tendría derecho a nada de la fortuna de los Rodríguez Pimiento ni a la mitad de las acciones de la empresa Inspiration.
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