Palacio de Anaya
Resumen
tus claustros se fraguan ideas como en el fuego la salamandra. Existen pues, continente en tu éter, archivos, imágenes y un oído oculto de tu antiquísima piedra, y en ellos, filigranas de sapiencia. Dicen místicos y esotéricos que todo espacio en el universo constituye una sutil y vasta memoria. Entonces, Palacio de Anaya, quiero visualizar tu vida de hace siglos y que llegue a mi meditada conciencia no sólo el robusto pensamiento de tus sabios de hace décadas, quiero escuchar en abril y mayo los conciertos que dieron los estorninos en los albores de 1800. Quiero ver a la paloma en su vuelo rasante, y ver en su tejido de almiar siseando paciente y circunspecta a la Cigüeña. Quiero Palacio de Anaya, ver, oír, oler…saciar mis sentidos en tu espacio, en tu piedra.