Resumen
El filósofo italiano Pasquale Sofía, en un esfuerzo digno de reconocimiento en el mundo académico, ha asumido el reto de explorar, encontrar y confirmar la existencia de una cultura latinoamericana. Asumiendo el riesgo que implica realizar una antología, en la que la reflexión cultural de Latinoamérica tenga presencia autónoma, la ha publicado con un resultado bastante feliz, por decir, lo menos. Y aunque no menciona a algunos intelectuales latinoamericanos -imposible no caer en esta tentación trágica- es propio de toda antología, incluir o no a todos, como una exigencia necesaria de la brevedad de la vida. Ya habrá tiempo de hacer una nueva antología, y con justicia, incluir a otros intelectuales. La gran riqueza de la cultura latinoamericana lo requiere y el autor lo hará sin dudas. Tiene su alma anclada en nuestra cultura y tradición.
Lo importante es que una excelente antología de la cultura autónoma latinoamericana esté al alcance de la mano de los lectores. Esto es meritorio y es necesario agradecerlo. Y es mucho más meritorio que lo haga Pasquale Sofía, despojándose del insano prejuicio eurocentrista que mira por encima del hombro todo lo que no es de Europa o asimilable a la cultura europea. Incluso, que mira todo lo que no es alemán como no culto y bárbaro. En esta obra, uno de los ejes centrales, es la crítica a lo que Hegel sostiene, acerca del cuestionable concepto de que nuestras sociedades latinoamericanas están por fuera de la historia de la humanidad. En otras palabras, que somos bárbaros. Pasquale Sofía, se opone a este despropósito y muestra el complejo de superioridad y racismo hegeliano. Este es el primer aspecto notable de este libro, el de hacer justicia histórica con la cultura latinoamericana, lo cual logra con creces.
Asimismo, en la obra se identifica cómo la cultura latinoamericana, desde sus albores, en la luminosidad de su amanecer, nació como una nueva manera que adopta la ilustración occidental para dar camino al tránsito a la modernidad y al nacimiento de una nueva cultura universal, como lo es la cultura fundada en la dignidad del hombre, la libertad, la igualdad, la solidaridad, la tolerancia y el respeto al otro. América Latina, no es concebida en este trabajo por fuera del tránsito de la modernidad, ni en forma subalterna. Muy por el contrario, el autor con suma corrección inscribe la autónoma cultura latinoamericana desde su nacimiento en el enaltecedor camino de librar al hombre del tratamiento cruel a la que era sometido por la prevalencia de una cultura fundada en la servidumbre humana y en el oscurantismo. Este aspecto hace de la obra una valiosa contribución a la deliberación pública en el mundo.
En el contexto del nacimiento de la modernidad y el aporte de la cultura desde Latino América, en la que el nuevo mundo le transmite al viejo mundo, es destacable la identificación del discurso humanista de sectores del cristianismo en el que se acentúa la presencia de los Dominicos, Jesuitas y Franciscanos, en la que una figura cimera alumbra con voz propia y marca con su sello el discurso moderno, la señera personalidad de Bartolomé de las Casas. Este ilustre sacerdote humanista, que vino a América Latina en condición de encomendero, se transforma en adalid de la humanización de siervos y esclavos y su disertación presenta argumentos que destruyen el fundamento de la servidumbre y la esclavitud, que había sido pulida y justificada durante siglos, nada menos que por Aristóteles en La Política y sus seguidores en la antigüedad griega que se prolongó hasta las independencias americanas.
En este sentido, la modernidad occidental europea le debe a América y a América Latina, la contribución de una nueva cultura que superó la mentalidad colonial y se descolonizó en las luchas de las independencias del siglo XIX en beneficio de la humanidad. Empero, estas independencias no hubiesen sido posibles, sin la base primigenia de una cultura que abrió paso a una idea de igualdad de todos los hombres, independiente, de que la fundamentación de la igualdad fuese desde el laicismo o desde las ideas cristianas. Lo importante fue que se creó una cultura de igualdad que enriqueció la lucha por las libertades y el acceso del hombre a un poder soberano, sin reyes ni monarquías, puro y sencillo gobierno de leyes de creación humana mediante consenso en el espacio público. Esta cultura descolonizada de América Latina y la mentalidad igualitaria ha sido y es fermento para la soberanía de las naciones.
El trabajo del filósofo Pasquale Sofía, en su excelente antología, nos muestra y prueba que en América Latina y para los latinoamericanos, mucho tiempo había pasado desde que en sus territorios se gestaba la lucha infatigable por alcanzar la mayoría de edad. De hecho, es oportuno recordar que cuándo en Europa el filósofo Inmanuel Kant, escribió el libro Respuesta a la pregunta qué es la ilustración, ya en el Socorro, provincia santandereana de Colombia, se había realizado la declaración de rebeldía en contra del poder imperial español con el movimiento revolucionario de los Comuneros. América Latina, siempre alimentó la cultura de la libertad y de la independencia nacional de los yugos extranjeros. Al lado de la revolución de los Comuneros y de las guerras de las independencias, estaba también en marcha una gran revolución en las ciencias naturales con la Expedición Botánica del sabio Mutis.
No se anticipan los nombres de los pensadores latinoamericanos que contiene el texto. No lo hago, para que el lector descubra del enigma y disfrute del placer de leer la obra. No deseo destruir la magia de encontrar una obra que merece no sólo ser leída sino ser degustada. Y no se puede degustar algo si terceros imprudentes le arrebatan al lector la tentación de levantar el velo que cubre el rostro de un autor misterioso. Esta obra que tendrán en sus manos es un texto excelente que les invita a que la descubran y dialoguen amenamente con ella. El lector puede tener la absoluta certeza de que la conversación será ágil, fluida, de variados matices. Riquísima será la conversación y al final sentirá el orgullo de reconocerse en una cultura autónoma, libre, brillante, rítmica, bañada de ríos y mares, en un cielo azul con un sol esplendoroso en la que las palabras tienen la musicalidad de todo un buen poema.-