Innovación social y desarrollo sostenible en comunidades vulnerables de Bogotá D.C. casos de Ciudad Bolívar, Usme y San Cristóbal Sur
Social Innovation and Sustainable Development in Vulnerable Communities of Bogotá D.C.: Cases of Ciudad Bolívar, Usme, and San Cristóbal Sur
Jonhly Alexander Muñoz Moreno*
*Universidad Libre,Colombia. ORCID: https://orcid.org/my-orcid?orcid=0000-0002-3753-698X CvLAC: https://scienti.minciencias.gov.co/cvlac/visualizador/generarCurriculoCv.do?cod_rh=0001401329 Correo electrónico: jonhly.m@hotmail.com
Fecha de recepción: 27 de junio de 2025
Fecha de aceptación: 03 de octubre de 2025
Fecha de publicación: 30 de diciembre de 2025
Muñoz, J. A. (2025).MInnovación social y desarrollo sostenible en comunidades vulnerables de Bogotá D.C. casos de Ciudad Bolívar, Usme y San Cristóbal Sur Revista Criterio Libre, 24 (43). https://doi.org/10.18041/1900-0642/criteriolibre.2025
Resumen
AEl presente artículo es resultado de una investigación que analiza el papel de la innovación social (IS) como estrategia para promover el desarrollo sostenible en comunidades vulnerables de Bogotá D.C., tomando como estudio de caso las localidades de Ciudad Bolívar, Usme y San Cristóbal Sur. Estas zonas se caracterizan por altos niveles de pobreza, exclusión social, informalidad laboral y carencias en infraestructura; sin embargo, también evidencian un notable potencial organizativo y una destacada capacidad para generar soluciones colectivas frente a los problemas presentes en su territorio. Bogotá, como capital de Colombia y centro económico y social de gran relevancia, ha enfrentado durante varias décadas importantes desafíos sociales y territoriales, derivados de procesos de crecimiento urbano desfasado, flujos de migración interna y externa, así como desigualdades estructurales, sociales, económicas y educativas de larga data.
A pesar de ser una ciudad con una infraestructura y un desarrollo económico e institucional significativamente ampliados, persisten profundas brechas en el acceso a servicios básicos, oportunidades de empleo, educación de calidad y en la formulación de políticas orientadas al cierre de estas desigualdades. Bogotá presenta aún un bajo índice de calidad en espacios de trabajo y vivienda, lo cual exige fortalecer la democracia participativa y la inclusión ciudadana en la prestación de servicios públicos. Estos problemas se agudizan en las zonas periféricas y de origen informal, tanto rurales como urbanas, donde se concentran amplios sectores en condiciones de vulnerabilidad social y económica.
Es así como en este artículo se presenta evidencia investigativa sobre el papel de la innovación social (IS) como estrategia para facilitar el desarrollo sostenible en las comunidades vulnerables de Bogotá D. C.. Con base en ello, se realizaron estudios de caso en barrios pertenecientes a las localidades de Ciudad Bolívar, Usme y San Cristóbal Sur, reconocidas por sus altos índices de pobreza severa, exclusión social, elevados niveles de informalidad laboral, carencias en infraestructura y problemas de seguridad, entre otros factores. A pesar de estas condiciones adversas, dichas comunidades evidencian grandes capacidades organizativas y una destacada habilidad para generar respuestas colectivas frente a los problemas que enfrentan en sus territorios
El modelo de investigación se fundamentó en un diseño metodológico mixto. Los datos se recopilaron mediante la aplicación de diversas técnicas, entre ellas entrevistas semiestructuradas, grupos focales y observación participativa. Estas acciones contaron con la colaboración de líderes de la comunidad, gestores sociales, empresarios y jóvenes involucrados en procesos de innovación social, con el propósito de reconstruir los significados, aprendizajes y transformaciones surgidos de dichas prácticas en contextos urbanos populares.
Los resultados revelan que los proyectos de innovación social contribuyen significativamente a la promoción de la participación ciudadana, el liderazgo y empoderamiento de las mujeres, la educación comunitaria y la sostenibilidad ambiental. Asimismo, se evidencia un impacto positivo en la calidad de vida, la organización social y la participación territorial. Además, se identificaron efectos indirectos favorables, como el fomento del emprendimiento local, la mejora de la convivencia social y la recuperación de espacios comunitarios que ayudan a impulsar la integración social en esas zonas.
Palabras clave
innovación social, desarrollo sostenible, comunidades vulnerables, Bogotá participación comunitaria, empoderamiento, sostenibilidad urbana.
Abstract
This article is the result of research that analyzes the role of social innovation (SI) as a strategy to promote sustainable development in vulnerable communities of Bogotá D.C., taking as case studies the localities of Ciudad Bolívar, Usme, and San Cristóbal Sur. These areas are characterized by high levels of poverty, social exclusion, labor informality, and deficiencies in infrastructure; however, they also demonstrate remarkable organizational potential and a notable capacity to generate collective solutions to the problems present in their territories.
Bogotá, as the capital of Colombia and a major economic and social center, has faced significant social and territorial challenges over several decades, derived from unbalanced urban growth processes, internal and external migration flows, as well as long-standing structural, social, economic, and educational inequalities.
Despite being a city with significantly expanded infrastructure and economic and institutional development, deep gaps persist in access to basic services, employment opportunities, quality education, and the formulation of policies aimed at closing these inequalities. Bogotá still presents a low-quality index in work and housing spaces, which calls for strengthening participatory democracy and citizen inclusion in the provision of public services. These problems are exacerbated in peripheral and informally originated areas, both rural and urban, where large sectors of the population live under conditions of social and economic vulnerability.
Thus, this article presents research-based evidence on the role of social innovation (SI) as a strategy to facilitate sustainable development in vulnerable communities of Bogotá D.C. Based on this, case studies were conducted in neighborhoods belonging to the localities of Ciudad Bolívar, Usme, and San Cristóbal Sur—recognized for their high levels of severe poverty, social exclusion, high labor informality, deficiencies in infrastructure, and security problems, among other factors. Despite these adverse conditions, these communities show strong organizational capacities and a remarkable ability to generate collective responses to the problems they face in their territories.
The research model was based on a mixed-method design. Data were collected using various techniques, including semi-structured interviews, focus groups, and participatory observation. These activities involved the collaboration of community leaders, social managers, entrepreneurs, and young people engaged in social innovation processes, with the purpose of reconstructing the meanings, learnings, and transformations emerging from these practices in popular urban contexts.
The results reveal that social innovation projects contribute significantly to promoting citizen participation, women’s leadership and empowerment, community education, and environmental sustainability. Likewise, a positive impact is evident in quality of life, social organization, and territorial participation. Additionally, favorable indirect effects were identified, such as the promotion of local entrepreneurship, improvement of social coexistence, and recovery of community spaces that help foster social integration in these areas.
Keywords
social innovation, sustainable development, vulnerable communities, Bogotá, community participation, empowerment, urban sustainability.
1. Introducción
Bogotá, aun siendo la capital de Colombia, ha evidenciado durante largo tiempo graves problemáticas sociales y territoriales derivadas de la urbanización acelerada, los procesos de migración interna y las persistentes desigualdades sociales. A pesar de contar con una infraestructura avanzada, un sólido desarrollo económico y una amplia cobertura institucional, la ciudad sigue enfrentando limitaciones en el acceso a servicios básicos en zonas periféricas, escasas oportunidades de empleo digno, insuficiente acceso a una educación de calidad y condiciones de vida precarias en amplios sectores de la ciudad.
Esta situación se refleja con claridad en los informes estatales de Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE, 2023), en donde se evidencia que casi el 30% de los habitantes de la ciudad vive en situación de pobreza multidimensional debido a deficiencias en atención médica, educación, servicio laboral y servicios públicos. En este contexto, los territorios de Ciudad Bolívar, Usme y San Cristóbal Sur ejemplifican bien las múltiples facetas del desarrollo urbano sostenible, debido a que combinan dinámicas de desplazamiento, informalidad y desconexión, en lugar de ser solo lo que las sociedades excluidas podrían hacer para salvarse.
Si bien las políticas públicas implementadas en las últimas décadas han impulsado ciertos avances en materia de desarrollo social, no han logrado transformar las inequidades estructurales que persisten en la ciudad. Este panorama evidencia la necesidad de adoptar enfoques innovadores de intervención social que trasciendan la asistencia tradicional y promuevan procesos de transformación sostenibles desde las propias comunidades.
En este escenario, la innovación social (IS) surge como una alternativa efectiva y necesaria que no solo se entiende como inventar nuevas ideas para resolver males sociales, sino también como una práctica colectiva que produce alteraciones en las relaciones sociales, la gobernanza local y los diseños de desarrollo regional.
El objetivo de esta investigación es analizar la situación actual de las comunidades vulnerables de Ciudad Bolívar, Usme y San Cristóbal Sur, identificando sus principales problemáticas y oportunidades para el desarrollo de prácticas socialmente innovadoras. Con ello, se busca reconocer experiencias exitosas que promuevan cambios positivos en el bienestar social, la equidad de género, la cohesión comunitaria, el empleo y la sostenibilidad ambiental.
Se considera necesario establecer estrategias de innovación social para hacer realidad el desarrollo sostenible en estas comunidades vulnerables apuntando a una mayor comprensión académica de la IS como una fuerza de cambio al desarrollo de una política pública más inclusiva y participativa, sensible a las diferencias locales. De esta manera, la investigación apunta a una interpretación integral de la innovación social como un motor de cambio territorial que puede traer a la congruencia el conocimiento local, cuya cooperación entre actores solo se fortalece, así como prácticas sostenibles que dan sentido a una Bogotá más justa y solidaria.
Los métodos de innovación social benefician el desarrollo sostenible de comunidades vulnerables, especialmente aquellos sectores que viven de manera precaria después de años o incluso siglos como objeto de víctimas de pobreza y exclusión constituyendo formas genuinas de avanzar en las áreas de transformación social, económica y ambiental.
Es así como, este documento se aventura a que desde una base local y con un enfoque en el territorio, la innovación social no es solo un medio para resolver problemas hoy, sino también un curso seguido. Significa ciudadanías defendidas, creando confianza entre individuos y grupos en la comunidad y representando un modelo de desarrollo sostenible que respeta la diversidad y el potencial creativo de los sectores populares.
2. Revisión literaria
La revisión literaria de este artículo permite observar cómo la perspectiva sobre la innovación social (IS) ha evolucionado a lo largo del tiempo. Mientras que en el siglo pasado el concepto solía asociarse con prácticas marginales o iniciativas socialmente subvaloradas, en la actualidad se reconoce como un componente central de avance económico, social, publico y político.
En términos generales, la innovación social —como su nombre lo indica — se refiere a la creación, difusión e implementación de soluciones tangibles a problemáticas sociales, con el fin de asegurar el bienestar de una comunidad que aporte positivamente a la sociedad, desde la sostenibilidad (Murray et al, 2010). Desde esta perspectiva, estas innovaciones sociales, surgen a raíz de las nuevas participaciones ciudadanas y sociales que fortalecen el valor público y social. Este aspecto acentúa el carácter colectivo, adaptativo y de empoderamiento de la innovación social, vista como un proceso "de abajo hacia arriba" iniciado por comunidades que enfrentan exclusión o vulnerabilidad (Yin, 2012).
Cajaiba-santana (2014), por su parte, propone una teoría más enfocada a la innovación social como parte de un proceso que transforma lo institucional y cultural reinterpretando los valores y normas desde la perspectiva de su mundo. Asimismo, se considera que la innovación social no es un fin, si no un medio en el que puede haber restructuraciones sociales y paralelamente pueda ir promoviendo patrones novedosos solidarios, justo entre sus participantes. En el caso específico de Bogotá, esta aplicación es bastante relevante en las zonas urbanas de alta vulnerabilidad específicamente en las localidades del sur que tienen altos índices de marginalidad, pocas oportunidades de progreso, tabúes y resentimientos sociales.
Westley y Antadze (2014) profundizan aún más en la noción de innovación social, al plantear que las soluciones locales pueden transformar de manera autónoma redes, instituciones y paradigmas sociales. Desde este enfoque, se podría apreciar la resiliencia social como capacidad adquirida de la comunidad para adatarse a los cambios. Los habitantes de estas localidades cuentan con herramientas necesarias, mas no suficientes para contrarrestar las crisis a medida que se va viendo un cambio repetitivo, esto es lo que los hace resilientes, en este punto las comunidades empiezan a desarrollar aptitudes como el aprendizaje colaborativo haciendo de su entorno algo menos hostil y sostenible. Así pues, la innovación social, es una línea de defensa adicional evolucionada que aporta provisión, infraestructura y la posibilidad de iniciar con un proceso de erradicación de la pobreza extrema y el mejor aprovechamiento de algunos recursos para satisfacer las necesidades comunitarias.
Ahora bien, por su parte Moulaert, et al. (2005) permiten una visión de prevención en la que la innovación social tiene una dimensión territorial y política importante; este análisis se limita principalmente a las problemáticas de cooperación y gobernanza participativa. Uno de sus métodos es el de desarrollo local integrado, en el cual los autores sostienen que la innovación surge, cuando una comunidad es capaz de integrar entre si el conocimiento, los recursos distritales o gubernamentales y a su vez, buscan el propio bienestar y crecimiento de la comunidad. Este fenómeno ha sido evidenciado en estudios previos en diversos países de América Latina y Europa.
Otros autores, como García y Zurbano (2019), indican que en América Latina la innovación social adquiere características particulares, pues se encuentra estrechamente ligada a la autogestión, y formación económica, esto, debido a la falta de acceso a tecnologías o conocimientos empresariales debido a su falta de oportunidades, en vista de la gran desigualdad, informalidad y supresión que hay en esta zona del mundo, permitiendo que la innovación social se convierta más en una estrategia para sobrevivir y no para superarse, con el objetivo de reconstruir el tejido social bajo principios de justicia distributiva.
Organismos multilaterales también coinciden en la importancia de la IS. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2021) considera que la innovación social es una herramienta estratégica para avanzar en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), como la reducción de la pobreza, la igualdad de género, el trabajo decente y la sostenibilidad ambiental. Según este organismo, la innovación social permite fortalecer la articulación entre Estado, academia, empresa y sociedad civil, generando formas de innovación inclusiva que reconocen las complejidades territoriales.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) también subraya que la innovación social es clave para promover la integración social en América Latina, reducir brechas económicas y fomentar la participación ciudadana. Para esta institución, la IS se caracteriza por: (1) la participación activa de los actores sociales en el diseño e implementación de soluciones; (2) la promoción de la sostenibilidad económica y ambiental de los proyectos; y (3) el fortalecimiento de la colaboración entre instituciones públicas, privadas y comunitarias.
Mientras tanto, la Red de Innovación Social Colombiana (RISCOL, 2021) hace énfasis en que desde la parte de la educación y los gobiernos tengan una participación conjunta para fomentar la cultura de la innovación social y que esta se enfoque a sus localidades o territorios. Para RISCOL, este cambio y promoción social se debe entender como un proceso de aprendizaje comunitario que combina conocimientos técnicos y sabiduría popular, ya que da gran lugar al valor público y permite cambios en plazos cumplibles dentro de la comunidad.
Estudios recientes, como los de Elkington (2018), señalan que la innovación social vinculada al desarrollo sostenible no se limita a la generación de nuevas tecnologías, sino que también implica la transformación de valores y comportamientos colectivos, para que de esta manera haya un puente de sostenibilidad ambiental y justicia social, haciendo énfasis en la promoción de la vida digna, cooperativa y responsable entre la comunidad.
Mulgan (2019) sugiere que la innovación social no debería solo responder a problemas inmediatos sino también aspirar a cambiar estructuras sociales ineficientes, moldeándolas en formas más inclusivas, democráticas y sostenibles. Observando más de cerca este enfoque, se observa cómo forman procesos y prácticas en esos terrenos llamados Ciudad Bolívar, Usme y San Cristóbal Sur. Aquí las personas se involucran desde las bases para resolver sus problemas, adaptando soluciones que provienen de la experiencia a sus propias situaciones y superándolas poco a poco, aprovechando lo que es local y lo que se ajusta a las realidades de la vida en estos lugares.
En síntesis, la literatura evidencia que la innovación social es un campo creciente que reúne innovación, empoderamiento y cambio social. Su potencial radica la capacidad de reunir un espectro de actores lo suficientemente amplio como para movilizar recursos locales; crea nuevos tipos de estructuras de gobernanza. En el caso de las áreas empobrecidas de Bogotá, la innovación social contribuye al desarrollo sostenible que vincula economía, sociedad, cultura y medio ambiente a través de una visión de justicia territorial y equidad.
3. Metodología
La metodología adoptada en este estudio responde a un enfoque híbrido con énfasis en la investigación cualitativa, complementada con procedimientos exploratorios-descriptivos y algunos apoyos cuantitativos básicos de este diseño permitió obtener una comprensión profunda de las dinámicas sociales, los significados compartidos y las prácticas de innovación social en comunidades vulnerables de la Bogotá D.C., al tiempo que garantizó consistencia analítica y mayor validez en los resultados.
El enfoque cualitativo aportó riqueza interpretativa y una visión detallada de los fenómenos sociales, mientras que los componentes cuantitativos contribuyeron a sintetizar tendencias y contrastar ciertos indicadores clave relacionados con la participación, el liderazgo y los efectos territoriales de las innovaciones.
3.1 Diseño de la Investigación
La investigación se desarrolló en tres fases articuladas:
a. Fase exploratoria
Consistió en un estudio documental, bibliográfico y referencial que data sobre la innovación social, desarrollo sostenible y experiencias comunitarias en Colombia y América Latina etc., esto permitió centrarse en categorías teóricas que hicieron posible la formulación de nuestras herramientas para la recopilación de información.
b. Trabajo de campo
Se realizaron visitas directas a las localidades de Ciudad Bolívar, Usme y San Cristóbal Sur. En estos territorios se llevaron a cabo entrevistas estructuradas con actores clave tanto dentro como fuera de las comunidades sobre su experiencia de trabajo.
c. Fase analítica
La información recogida fue procesada mediante codificación temática, categorización y triangulación de fuentes. Los hallazgos empíricos se integraron estrechamente con el marco teórico, siguiendo enfoques inductivos y deductivos.
3.2 Enfoque Metodológico
Dados los objetivos del estudio —comprender prácticas de innovación social desde las experiencias de sus participantes— se optó por combinar la profundidad interpretativa de los métodos cualitativos con el soporte de algunos indicadores cuantitativos. Esto permitió integrar significados, percepciones y prácticas con información sistematizada sobre liderazgo, participación, actividades comunitarias y características sociodemográficas.
El estudio tuvo un alcance territorial, centrado en tres localidades altamente vulnerables de Bogotá: Ciudad Bolívar, Usme y San Cristóbal Sur. Estas fueron seleccionadas por su alta concentración de población en condición de exclusión social, pero también por su capacidad organizativa y su historial de iniciativas comunitarias.
Los participantes provenían de áreas de liderazgo, gestión y negocios de organizaciones sociales locales. Eran gestores sociales, líderes, representantes de organizaciones sociales, mujeres cabeza de familia, jóvenes y docentes pertenecientes a programas de innovación social. Se empleó un método de muestreo intencional o basado en criterios para contar con personas con conocimiento y experiencia real en su comunidad de procesos de transformación social.
3.3 Técnicas e Instrumentos de Recolección de Información
Para asegurar una comprensión profunda del fenómeno desde varios ángulos diferentes, se emplearon una variedad de técnicas cualitativas y participativas.
Estas incluyeron:
Entrevistas semiestructuradas: Se realizaron 20 entrevistas con cada uno de los líderes y gestores sociales de las tres localidades para hablar sobre la percepción, motivaciones, las dificultades y lecciones exitosas de los proyectos de innovación social. Las entrevistas duraron entre 45 y 60 minutos en promedio y se grabaron con el consentimiento de los participantes.
Grupos focales: Se diseñaron tres grupos focales (uno para cada localidad) con 8 a 10 personas en cada sesión. Esta técnica permitió una discusión a nivel comunitario sobre los efectos percibidos del impacto, redes de cooperación y formas de completar mejor los proyectos.
Observación participante: Se realizó en tres proyectos representativos de innovación social, uno para cada territorio. Esto permitió documentar las dinámicas diarias del trabajo de campo, las formas organizativas internas, las estrategias de liderazgo y los procesos de toma de decisiones dentro de ellos.
Revisión documental: Se examinaron documentos institucionales, informes locales, planes de desarrollo e iniciativas audiovisuales para contrastar los hallazgos con la realidad y asegurar el refuerzo de los datos empíricos.
Los instrumentos de estos métodos fueron diseñados con la ayuda del marco teórico del estudio. Fueron validados por tres docentes investigadores especialistas en ciencias sociales y gestión comunitaria, para garantizar su pertinencia y que ayudarían a cumplir con nuestros objetivos para esta investigación.
3.4 Procesamiento de Información y Análisis de Datos
La información obtenida fue analizada en tres niveles explicados a continuación:
Desarrollo de temas: A través de un análisis y movimiento deductivo, para registrar todos los extractos de transcripciones en el área de datos por categoría. Este enfoque también permitió emparejar pensamientos que surgieron tras otro. El software NVivo12 ayudó a analizar los hallazgos, reforzados con entrevistas al grupo focal.
Por otro lado, se profundizo en estos resultados de la investigación utilizando técnicas de triangulación de fuentes. Así, se compararon las perspectivas de diferentes actores sobre un tema dado: académicos y profesionales, expertos masculinos o femeninos en varios campos; además, se verificaron contra la conformidad de nuestro marco teórico revisado.
La investigación se desarrolló conforme a principios éticos de respeto, confidencialidad y consentimiento informado. Todos los participantes fueron informados de los objetivos del estudio y autorizaron su participación. Asimismo, se procuró mantener relaciones horizontales con las comunidades, basadas en reconocimiento mutuo y reciprocidad. Los resultados fueron socializados con las comunidades participantes como forma de devolución y validación colectiva.
La metodología implementada permitió examinar la innovación social desde una perspectiva integral, articulando dimensiones estructurales del desarrollo sostenible como las experiencias y prácticas cotidianas de personas a nivel de base en sus propias organizaciones y comunidades. Este enfoque reveló como las comunidades vulnerables en Bogotá reconfiguran su entorno mediante imaginación, cooperación y acción colectiva y reafirmó que la innovación social es esencialmente un proceso de aprendizaje, empoderamiento y transformación territorial.
4. Resultados
El análisis de la información recolectada permitió identificar una serie de tendencias, patrones y transformaciones sociales significativas derivadas de las prácticas de innovación social en las tres localidades de estudio: Ciudad Bolívar, Usme y San Cristóbal Sur. Los hallazgos evidencian que las iniciativas desarrolladas en estos territorios no solo promueven la generación de soluciones colectivas ante problemáticas estructurales, también fortalecen la participación, la equidad de género y la sostenibilidad ambiental como ejes articuladores del desarrollo comunitario.
Figura 1. Indicadores de Innovación Social en comunidades de Bogotá D.C.
Fuente: Propia del autor.
Uno de los hallazgos más relevantes fue el alto nivel de compromiso comunitario (85%) a través del diseño, implementación y gestión de iniciativas de innovación social. Las comunidades no solo son el objeto de ayuda y programas externos, sino que son protagonistas encargadas de planificar, organizar y evaluar iniciativas. Esta participación se articula fundamentalmente a través de asambleas locales, comités de trabajo, grupos juveniles, colectivos ambientales y organizaciones de mujeres donde se debaten las necesidades del territorio y se definen acciones conjuntas.
Los resultados de las entrevistas muestran un sentido de propiedad del proceso que hace que sean considerados "proyectos propios", pertenecientes a la historia, identidad y expectativas del barrio o comunidad. Además, la participación no solo es instrumental, sino que también implica aprendizaje social y empoderamiento político. Los procesos de formación y acompañamiento han permitido a los líderes locales desarrollar habilidades en gestión de proyectos, resolución de conflictos, liderazgo participativo y comunicación asertiva, fortaleciendo la gobernabilidad a nivel local y la capacidad de defensa de decisiones públicas.
La investigación encontró que el liderazgo femenino alcanza el (74%) en posiciones de gestión o coordinación en modelos de innovación social. En la gran mayoría de los casos, las mujeres han sido las agentes principales detrás de estos modelos (gestión de recursos, creación de redes y desarrollo de actividades).
Este resultado está en línea con la perspectiva latinoamericana reportada por la CEPAL (2021), que destaca a las mujeres como los principales actores en la construcción de comunidades sostenibles. En Bogotá, las lideresas están llevando a cabo iniciativas en economía solidaria, reciclaje, educación ambiental, gastronomía comunitaria y capacitación en habilidades que contribuyen a su autonomía económica y al reconocimiento social de las capacidades de sus miembros.
Pero el valor de ese liderazgo femenino excede sus cifras, llevando a un profundo cambio simbólico en quebrar roles de género tradicionales e invertir en una cultura de equidad, cuidado y responsabilidad compartida. En grupos focales, numerosas personas comentaron que estas actividades les permitieron "recuperar su voz" y ser de valor para su comunidad, demostrando aún más el nexo entre innovación social y empoderamiento y desarrollo humano.
El ámbito ambiental-local se fortaleció como eje de las prácticas de innovación social, con una incidencia del 72% en aquellas acciones reivindicadas. Entre estos proyectos se encuentran huertos urbanos y comunitarios, iniciativas de reciclaje, procesos de reforestación, planes de gestión de residuos que contribuyen no solo a mejorar el entorno físico, sino también a generar conciencia ambiental colectiva.
En Usme y Ciudad Bolívar, los huertos comunitarios se han convertido en lugares de encuentro, aprendizaje y seguridad alimentaria que promueven el consumo responsable y la producción agroecológica. Sin embargo, en San Cristóbal Sur, la gestión de residuos reciclables emerge como una alternativa para la generación de ingresos y la reducción de efectos ambientales negativos.
Estas acciones no solo cuidan el medio ambiente, sino que también construyen cohesión social e identidad territorial recuperando espacios públicos abandonados en los que se crea cooperación y convivencia.
El empleo comunitario (68%) y las vías de educación alternativa (63%) parecen ser las dos fortalezas críticas para la sostenibilidad de los proyectos. Los proyectos estudiados han tenido éxito en la creación de microempresas productivas, programas de formación para los participantes y redes de apoyo que promueven la inclusión laboral de poblaciones históricamente excluidas como las mujeres lideres de hogar, jóvenes y ancianos.
A través de la economía solidaria, la autogestión y la constitución de cooperativas o asociaciones, las comunidades pudieron desarrollar mecanismos para generar ingresos sostenibles sobre la base del intercambio local entre bienes, servicios y conocimiento local.
Asimismo, espacios para la educación formal y no formal escuelas de liderazgo, talleres de emprendimiento, alfabetización digital y formación ambiental– son herramientas para empoderar la artesanía social a través de las cuales la autonomía de los participantes se fortalece. Estos resultados muestran que la innovación social no solo responde a necesidades inmediatas, sino que también construye capacidades colectivas y estimula el aprendizaje continuo como una palanca de transformación territorial.
Las tres áreas locales en la muestra son diferentes entre sí con respecto a organización, liderazgo e institucionalización a pesar de algunos avances generales. La localidad de Ciudad Bolívar es bien conocida en el país por su capacidad de autogestión y cohesión social, debido a una larga tradición de organización que ha llevado a redes comunitarias que son fuertes y sostenibles. Las experiencias de innovación social en este territorio son más diversificadas y el peso político es mayor.
Usme se destaca por el componente ambiental y educativo, a saber, iniciativas agroecológicas y educación cívica. Sin embargo, enfrenta desafíos con la recaudación de fondos y la construcción de alianzas con entidades públicas. San Cristóbal Sur presenta un dinamismo relativamente alto de iniciativas de reciclaje y emprendimiento social, pero con dinámicas frágiles que dependen mucho más del apoyo externo, limitando así la sostenibilidad a largo plazo.
Estas disparidades, a su vez, muestran la diversidad de los territorios y enfatizan la necesidad de calibrar estrategias de innovación social localmente, considerando especificidades culturales, económicas y organizacionales.
En general, los resultados corroboran que los procesos de innovación social analizados en Bogotá son espacios de aprendizaje, resistencia y transformación desde donde los ciudadanos asumen protagonismo en el desarrollo sostenible.
Los indicadores de disposición adquiridos fueron los siguientes: participación (85%), liderazgo femenino (74%), impacto ambiental (72%), empleo comunitario (68%) y educación alternativa (63%), reflejan pasos para lograr modelos de desarrollo más equitativos y sostenibles.
Figura 2. Comparativo de indicadores de Innovación Social por localidad.
Fuente: Propia del autor.
A pesar de los avances identificados, los resultados también evidencian desafíos persistentes que limitan el alcance y la sostenibilidad de las iniciativas. Entre ellos destacan la dependencia de recursos externos, la insuficiente articulación con políticas públicas distritales, la ausencia de mecanismos sistemáticos de evaluación de impacto y la debilidad institucional para acompañar, financiar y escalar los procesos de innovación social. Estas limitaciones muestran que, aunque las comunidades poseen capacidades organizativas sólidas, requieren de un entorno institucional que respalde la continuidad de sus esfuerzos y garantice que los proyectos no queden sujetos únicamente a dinámicas voluntarias o coyunturales.
En síntesis, los resultados del estudio demuestran que la innovación social —cuando surge desde la base comunitaria y se acompaña de procesos educativos, participativos y organizativos— se configura como una vía efectiva para fortalecer el tejido social, reducir desigualdades estructurales y promover una cultura de sostenibilidad integral en las comunidades vulnerables de Bogotá D.C. Esta evidencia reafirma el potencial transformador de la innovación social como estrategia para impulsar modelos de desarrollo inclusivos, resilientes y territorialmente pertinentes.
5. Discusión
Los resultados obtenidos demuestran que la innovación social constituye un estímulo clave para el desarrollo territorial y comunal de los actores de estas zonas vulnerables. Las experiencias documentadas en Ciudad Bolívar, Usme y San Cristóbal Sur evidencian que, cuando se generan espacios de participación y apoyo organizativo, los ciudadanos son capaces de crear respuestas activas, cooperativas y solidarias frente a problemáticas estructurales. Estas prácticas colectivas logran transformar condiciones de desigualdad arraigada y contribuyen a reconstruir el tejido social desde las bases.
Desde una perspectiva teórica, los hallazgos ofrecen un respaldo empírico significativo a diversas propuestas académicas. En primer lugar, coinciden con el planteamiento de Cajaiba-Santana (2014), quien argumenta que la innovación social puede entenderse como un proceso de cambio institucional y cultural. Esta es una forma para que los actores sociales reinterpreten su entorno, redefinan sus valores y creen nuevas normas de interacción colectiva creando una atmosfera de resiliencia social.
Esto se puede ver en los proyectos comunitarios que identificamos: su capacidad para reformar las estructuras sociales a través del aprendizaje, la cooperación y la acción conjunta, convirtiendo las relaciones basadas en la dependencia en relaciones de corresponsabilidad y liderazgo ciudadano.
Asimismo, los resultados respaldan lo señalado por Moulaert, MacCallum y Hillier (2005) sobre el papel del territorio como espacio socialmente construido para la transformación. La evidencia recopilada confirma que la innovación social no fluye de políticas impuestas “desde arriba”, sino que emerge de procesos comunitarios que articulan saberes locales, redes de apoyo y modos de solidaridad. Estos elementos se consolidan en formas de gobernanza local donde líderes, organizaciones y especialmente mujeres jóvenes desarrollan capacidades para incidir en su entorno y promover prácticas sostenibles.
Un hallazgo central relacionado con lo anterior es la alta presencia del liderazgo femenino (74%), lo cual coincide con la perspectiva de CEPAL (2021) respecto al papel esencial de las mujeres en la construcción de comunidades sostenibles en América Latina. Las lideresas no solo gestionan proyectos educativos, ambientales y productivos, sino que provocan transformaciones culturales profundas, impulsan valores de equidad y fomentan la corresponsabilidad en sus comunidades. En este sentido, la innovación social se entrelaza con procesos de empoderamiento y cambio generacional, permitiendo que más mujeres recuperen su voz, agencia y reconocimiento social.
Los resultados también dialogan con el enfoque de Westley y Antadze (2014), quienes describen la innovación social es un proceso de cambio resiliente de naturaleza sistémica: las comunidades se adaptan a los desafíos contextuales en todo el mundo hoy con creatividad y cooperación. En Bogotá, por ejemplo, las iniciativas observadas reflejan cómo las comunidades innovan independientemente de las limitaciones estructurales; desarrollan estrategias innovadoras, como jardines urbanos, empresas basadas en la solidaridad o educación popular, que no solo atienden necesidades inmediatas ahora, sino que también aumentan su capacidad de respuesta cuando aparecen más dificultades sociales y económicas.
La literatura contemporánea (Murray et al., 2010; Mulgan, 2019) también plantea que la innovación social es un instrumento para la gobernanza democrática cuando crea corresponsabilidad entre los actores públicos, privados y comunitarios. Sin embargo, los hallazgos de este estudio revelan que este tipo de gobernanza cooperativa enfrenta obstáculos estructurales. La falta de financiamiento, la debilidad institucional y la ausencia de políticas públicas de mediano y largo plazo limitan la escalabilidad de las experiencias locales.
Este aspecto coincide con las advertencias de CEPAL (2021) y el Banco Interamericano de Desarrollo BID (2020), quienes señalan que, sin un marco institucional que apoye las acciones cívicas, la innovación social corre el riesgo de convertirse en experiencias aisladas, sin posibilidad de tener impacto a escala urbana o regional. De hecho, los resultados de este estudio confirman que las áreas tienen una gran capacidad para innovar, pero carecen de los medios técnicos, financieros, políticos necesarios para consolidar estos proyectos. Otro punto importante para discutir es cómo alinear la innovación social con las políticas de desarrollo sostenible y una economía de sinergia.
Como han señalado Elkington (2018) y Tello (2020), el desarrollo sostenible requiere no solo avances tecnológicos y económicos, sino también innovaciones sociales que cambien valores, métodos de producción y estilos de vida de las personas. En el caso de Bogotá, las experiencias están demostrando que la sostenibilidad es posible cuando se integra el respeto por el medio ambiente con la inclusión social, la igualdad de género y la participación ciudadana.
Otro aspecto relevante es la pertinencia de la capacidad social como lo señala Putnam (2000). Las redes de confianza y camaradería, el espíritu territorial que se observaen las comunidades estudiadas, determinan decisivamente la dirección de nuestros intentos de iniciativas independientes. Fortalecer la capacidad social es tanto un resultado como una condición para el desarrollo sostenible.
También se concluye que, en situaciones de contexto de riesgo urbano, la innovación social debe entenderse como un proceso continuo de aprendizaje colectivo más que una serie de proyectos aislados. Cada experiencia comunitaria, cada red de mujeres o grupo juvenil es una escuela de ciudadanía y corresponsabilidad, donde se establecen nuevos modelos de coexistencia y desarrollo local. Así pues, no se puede dejar de decir que la discusión nos permite afirmar: el desarrollo social en Bogotá D.C. se convierte en un catalizador de transformaciones estructurales, gracias a lo cual se fortalece la asociación de personas a nivel local, los rezagados tradicionales obtienen más derechos, y todo esto, el motor del desarrollo sostenible exitoso se convierte en una garantía de justicia humanista.
Es decir, para que estos métodos realmente sean sistémicos, es necesario incluir el desarrollo social en el mecanismo de planificación urbana; crear mecanismos para un avance popular crediticio; y establecer alianzas a largo plazo que asegurarán la sostenibilidad en el cumplimiento de los compromisos de la ciudad.
6. Conclusiones
Los hallazgos de este estudio arrojan que la innovación social se ha consolidado como un instrumento significativo para reconfigurar la sociedad y alinear nuevamente los cambios sociales, ambientales y económicos. Las ciudades marcadas por la desigualdad y particularmente vulnerables en sí mismas ofrecieron los lugares para el estudio de experiencias locales. Con este enfoque, a través del análisis de experiencias comunitarias en las localidades de Ciudad Bolívar, Usme y San Cristóbal Sur se identificaron múltiples procesos de empoderamiento ciudadano, liderazgo inclusivo y sostenibilidad local que han dado un desarrollo territorial local y participativo de manera gradual.
Las comunidades vulnerables son motores de cambio social, la evidencia reunida demuestra que las comunidades tienen capacidades organizativas, conocimiento indígena y redes de apoyo que, incluso en condiciones de adversidad, pueden generar soluciones innovadoras a sus propios problemas. Lo anterior es una representación importante y demostrativa de los enfoques tradicionales hacia el bienestar y denota una oportunidad de mejora, apoyo y autonomía en la comunidad como dos fases fundamentales del desarrollo sostenible. Los casos analizados muestran que la innovación social surge "desde abajo". Es un producto de ciudadanos que buscan cambiar sus destinos a través de la cooperación, la autogestión y la solidaridad.
Asimismo, los resultados evidencian que la innovación social fortalece la cohesión comunitaria, la equidad de género y la sostenibilidad ecológica. La investigación verifica que la innovación social tiene impactos no solo económicos o productivos, sino que también afectan las dimensiones simbólicas y culturales de las comunidades. Prácticas como el liderazgo femenino, la educación ambiental para todas las edades, los huertos urbanos y las redes de solidaridad han contribuido a reconstruir la confianza, cultivar de nuevo el espíritu de pertenencia e incrementar el consenso popular. Además, la participación activa de las mujeres en el 74% de los proyectos demuestra su papel predominante en la gestión del cambio y sugiere que una cultura de equidad y cuidado ambiental es inherente a la naturaleza humana. En este sentido, la innovación social se convierte en un espacio de liberación y justicia social, permitiéndonos repensar los modos de desarrollo desde una perspectiva que combina ética con cuidado y sostenibilidad global.
Convertir la innovación social en parte integral de la política pública. Políticas públicas flexibles, inclusivas y ecológicamente sostenibles hacen necesario institucionalizar la innovación social. Si bien las iniciativas comunitarias tienen efectos positivos en el área local, su sostenibilidad en el tiempo depende de un marco institucional de apoyo y financiamiento. Sin una política pública robusta como marco, no hay posibilidad de escalar experiencias y replicarlas en otros entornos urbanos. Por tanto, es necesario que los departamentos gubernamentales, especialmente a nivel distrital, identifiquen la innovación social como un medio clave para el desarrollo urbano sostenible e introduzcan métodos para cubrir sus costos, proporcionar orientación técnica, equipar a los cuadros que la controlan y monitorear de manera participativa.
Otro factor importante, es crear alianzas más estrechas entre el gobierno, los entes educativos, las empresas y las ONG. Esto debido a que el potencial trasformador de la innovación social se multiplica cuando se fomentan las alianzas entre sectores estables, permitiendo que se creen nuevos sistemas de innovación. Apoyadas en soluciones colectivas y escalables para problemas urbanos, permitiendo que la comunidad tenga mayor confianza en actores gubernamentales, para empezar a reconocer la responsabilidad compartida en la gestión territorial. Es importante también sistematizar, hacer puntos de difusión y evaluar dichas experiencias para compartir las evidencias y todas las decisiones en el diseño de las políticas públicas de estas comunidades.
Bogotá al ser una metrópoli con un espacio ‘’privilegiado’’ en el espacio colectivo permite visualizar experiencias previamente analizadas, como capital, emerge con un gran potencial en el bienestar colectivo en el cual los modelos de innovación social pueden ser probados, presentados y escalados. Gracias a la diversidad culturar de la ciudad capital, es posible tener un potencial alto en organización comunitaria y redes de economía solidaria para construir un mejor ecosistema urbano, fortaleciendo así la participación ciudadana que podrían incluso ser ejemplo para otros países de Latinoamérica.
En última instancia se concluye que estas poblaciones vulnerables de Bogotá demuestran que la innovación social es algo mucho más que una teoría abstracta: constituye una práctica viva de transformación, un compromiso ético con la dignidad humana, la justicia social y la sostenibilidad. En este sentido, instituciones públicas, entidades académicas y la sociedad en su conjunto deben reconocer, apoyar y fortalecer estos esfuerzos comunitarios, asegurando su continuidad y expansión como parte integral del desarrollo urbano sostenible.
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