Revisión Analítica de Investigaciones sobre la Relación Literatura
Infantil y Género en Latinoamérica: aproximaciones al Lugar de la Mujer como
Personaje[1]
En el presente artículo se
realiza una revisión acerca del lugar de la mujer en la investigación sobre la literatura
infantil reciente, con el propósito de indagar las emergencias en torno a esta y
sus evidencias en la literatura en el marco de la tesis doctoral denominada Inocencia,
dependencia, fragilidad: hacia una hermenéutica reflexiva de los imaginarios
del cuerpo de la niña en la literatura infantil latinoamericana reciente. De
esta manera, se lleva a cabo el examen de corpus basado en investigaciones y
propuestas teóricas cuyo eje central es el análisis de narrativas, así como de
libros infantiles, por medio de lo cual se indaga principalmente por la
aparición de las mujeres como personajes. Con todo, la revisión está orientada
por tres ejes temáticos que corresponden a (1) la literatura infantil: análisis
de narrativas y libros infantiles, en el que se presentan propuestas para
la comprensión de dichas obras; (2) literatura y género, en donde se
quiere reconocer cómo se dan dichos análisis partiendo de los estudios del
género y, finalmente, (3) algunas experiencias centradas en la relación literatura
infantil-mujer. El objetivo general consiste entonces en identificar algunos
aspectos que no han sido tenidos en cuenta y que sugieren líneas de trabajo en
el marco de los Estudios Sociales y, por lo tanto, se enuncian como
conclusiones algunos elementos importantes para considerar la reflexión sobre
los imaginarios, a un tiempo que se introduce la pregunta por el lugar de las
niñas en la literatura y la vida social, interés principal este último de
abordaje en la tesis doctoral mencionada.
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Palabras
clave: literatura infantil, género,
narrativas, mujer, crítica, hermenéutica, lectura, imaginarios. |
An analytical review of investigations on the
relationship between children literature and gender in Latin America:
approximations to the role of women as literary characters
Abstract
This article describes the role of women in research
on child literature in recent times. The purpose is to inquire about the
emergencies related to them based on the evidence provided by the literature
review as part of the doctoral dissertation: Innocence, dependence,
fragility: towards a reflective hermeneutics on girls’ body imaginaries in
Latin-American recent child literature. To do it so, corpus on research,
theoretical proposals that aimed at analyzing narratives, and books for kids
were examined. The goal was to point out the emergence of women as characters.
The literature review was developed considering three main points: 1) child
literature: narrative analysis and child books. Its results are some proposals
to get to comprehend such literary works. 2) Gender and literature. The purpose
was to recognize how analysis, based on gender studies, takes place; and 3)
some experience in the relation child-women literature. The main objective is
to identify some key issues, ignored so far, which may establish working trends
in the field of social studies. Therefore, the conclusions are a set of
highlighted elements, relevant for the reflection on imaginaries to the time
the question about the role of girls in literature and social life is posed,
which is ultimately, the main aspect of the doctoral dissertation.
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Keywords: child literature, gender, narratives, women, critic,
hermeneutics, reading, imaginaries. |
Revisão analítica de pesquisas sobre a relação
da literatura infantil e de gênero na América Latina:
abordagens ao lugar da mulher como personagem
No presente artigo se realiza uma revisão do
lugar da mulher na investigação sobre a literatura infantil recente, com
o propósito de indagar as emergências em torno desta e suas evidências na
literatura no marco da tese doutoral denominada Inocência, dependência,
fragilidade: para uma hermenêutica reflexiva dos imaginários do corpo da
menina na literatura infantil latino-americana recente. Com este
propósito, realiza-se o exame de um corpus baseado em pesquisas e propostas
teóricas cujo eixo central é a análise de narrativas, bem como de livros
infantis, por meio do qual se indaga, principalmente, sobre a aparição das
mulheres como personagens. A revisão se foca em três eixos temáticos que
correspondem à (1) literatura infantil: análise de narrativas e livros
infantis, no qual se apresentam propostas para a compreensão dessas obras; (2) literatura
e gênero, onde se tenta reconhecer como se dão tais análises partindo dos
estudos do gênero e, finalmente, (3) algumas experiências centradas na relação
literatura infantil-mulher. O objetivo geral consiste, então, em identificar
alguns aspectos que não foram tidos em conta e que sugerem linhas de trabalho no
âmbito dos Estudos Sociais. Enunciam-se em conclusão alguns elementos
importantes para considerar a reflexão sobre os imaginários, ao mesmo tempo que
se introduz a pergunta sobre o lugar das meninas na literatura e na vida
social, interesse principal de abordagem da tese doutoral mencionada.
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Palabras Chaves: Literatura infantil, gênero,
narrativas, mulheres, crítica, hermenêutica,
leitura, imaginário |
Révision
Analytique des Recherches sur la Relation Littérature pour Enfants et Genre en Amérique
Latine : Approches de la Place de la Femme en tant que Personnage.
Résumé
Cet article présente une révision à propos de la place de
la femme dans la recherche sur la littérature pour enfants récente, dans le but
de renseigner sur ce qui en émerge et les évidences correspondantes dans le
cadre de la thèse doctorale intitulée Innocence,
dépendance, fragilité : vers une herméneutique réflexive des imaginaires
du corps de la fille dans la littérature pour enfants récente en Amérique
Latine. Dans ce sens, l’examen de corpus est effectué, sur la base des
recherches et propositions théoriques ayant comme axe central l’analyse des
textes narratifs et des livres pour enfants à partir desquels on enquête
principalement sur l’apparition des personnages féminins. En tout, la révision
est orientée par trois axes thématiques : (1) la littérature pour enfants : analyse des textes narratifs et des
livres pour enfants, où l’on présente des propositions pour la
compréhension de ces œuvres ; (2) littérature
et genre, où l’on cherche à reconnaître les caractéristiques de ces
analyses à partir des études de genre et, finalement, (3) quelques expériences
centrées sur la relation littérature pour enfants-femme. L’objectif général consiste alors à identifier quelques aspects
qui n’ont pas été considérés et qui suggèrent des perspectives de travail dans
le cadre des études sociales et, par conséquent, on envisage à manière de
conclusion quelques éléments importants pour considérer la réflexion sur les
imaginaires, alors qu’on introduit la question sur la place des filles dans la
littérature et la vie sociale, qui est le principal sujet d’intérêt abordé dans
la thèse doctorale mentionnée.
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Mots clé : littérature pour enfants, genre, textes
narratifs, femme, critique, herméneutique, lecture, imaginaires. |
Hablar
de mujeres hoy resulta un aspecto de relevancia tanto en los círculos académicos
como en la vida cotidiana. Tales enunciaciones se tejen en medio de tensiones
sociales latinoamericanas que giran en torno a lo que ellas han sido
históricamente, lo que deberían ser, las oportunidades cada vez más amplias y
equitativas que se les ofrecen, las múltiples violencias de las que son
víctimas, así como el bombardeo mediático por un aparente “otro modo” de ser
mujer con las expectativas y responsabilidades que esta nueva propuesta trae
para la construcción de la propia subjetividad.
Ahora
bien, la literatura, y específicamente la literatura infantil, se enmarca en
dichas tensiones y reproduce en términos ideológicos o utópicos, tales elementos. Precisamente, la presente revisión tiene como
objeto interrogar el lugar de la mujer en la literatura del siglo XXI escrita
para las infancias, con el fin de dar cuenta de las emergencias de lo femenino
y su presencia en tal universo literario. Así pues, se realiza el abordaje de
corpus utilizando investigaciones y propuestas teóricas cuyo eje central son
los libros infantiles o el análisis de narrativas, desde donde se indaga acerca
de la aparición de las mujeres como personajes; ello, con el ánimo de
introducir en el estudio de los imaginarios un camino nuevo de revisión de los
libros para niños y niñas, sostenido por la propuesta crítica de la
hermenéutica reflexiva.
Analizar
la literatura escrita para niños y niñas ha estado lejos del interés académico
de los literatos y otros investigadores de las Ciencias Humanas. Pensando en
llenar ese vacío, a lo largo de este apartado se relacionan ejercicios
prácticos de análisis literario como propuestas conceptuales para el mismo, a
partir de lo cual posteriormente se retoman aspectos que se consideran
fundamentales y de los que a su vez se establecen distancias conceptuales y metodológicas.
Inicialmente, se aborda Análisis de narrativas infantiles y juveniles (2003), trabajo en el
que Gemma Lluch (2003) presenta un modelo que se focaliza en los aspectos que
tienen una mayor relevancia en la literatura infantil, la cual define como un
sistema global, como un conjunto heterogéneo de parámetros con cuya ayuda los
seres humanos organizan sus vidas (2003, p. 25). Así pues, pensando en que el
método sea comprensible, se ha secuenciado el análisis usando su propuesta
inicial, pero identificando claramente los momentos que se requieren para un
estudio de este tipo. No se debe perder de vista que los primeros pasos del
análisis propuesto por Lluch (2003) consisten en elaborar una contextualización
que aporte datos sobre el momento en el que se creó la obra, sobre el circuito
literario en el que se dio a conocer y sobre las condiciones de recepción, lo
que implica
el
estudio sobre el lugar de la infancia en la época y cómo se dan esos procesos
de enseñanza para percatarse del papel que ejerce el libro en la sociedad: qué
importancia tiene, en qué edades está presente, qué función se le asigna y cuál
realmente realiza (2003, p. 26).
Como segundo momento se encuentra el examen
acerca del tipo de comunicación literaria establecida entre un autor adulto y
un lector niño/niña; por lo tanto, se trata de una interpretación respecto de la
comunicación literaria que de algún modo está mediatizada por la relación
social que históricamente ambos mantienen. Desde allí se identifican tres tipos
de autor, a saber: (1) el autor instructor, (2) el autor-política educativa y (3)
el autor global; asimismo, se encuentran dos tipos de mediador: (1) el mediador
institucional y (2) el mediador editorial; y, finalmente, tres tipos de receptor:
(1) el padre, (2) el maestro y (3) el/la niño, niña.
El tercer momento corresponde, según la
catedrática catalana (2003), a la revisión de la ideología, la cual hace
referencia a las ideas, normas, valores, creencias, opiniones, prejuicios o
actitudes próximas a la emotividad y creadas a partir de los múltiples
mecanismos que permite una narración; de esta manera, se puede afirmar que todo
relato transmite una determinada visión ideológica. Con todo, de acuerdo a las conclusiones
presentadas en la obra, en la actualidad la ideología de los autores denota
actitud
pacifista, respeto con la diversidad,
lenguaje políticamente correcto, condena del abuso del alcohol, recuperación y
valoración de nuestro pasado histórico, valoración de la literatura como ayuda
para ser libres, superación de las contradicciones de la vida que aparecen
también en muchos libros o la valoración de la tradición oral como fuente del
saber (2003, p. 30).
Finalmente, Gemma Lluch (2003) propone un
análisis lingüístico de la obra, identificando principalmente:
a. la
estructura de la narración como la sucesión de acontecimientos cuyas
características principales se dan sobre un tiempo que avanza y que conserva
una unidad temática asociada a la transformación. Paralelamente, durante la
sucesión de acontecimientos, los estados cambian de la desgracia a la
felicidad, de la pobreza a la riqueza. De este modo, se constituyen tres
estados fundamentales de la situación: un estado inicial, un estado de
transformación y uno final.
b. un análisis
del narrador y de los personajes diferenciados en tres paradigmas: personaje
estático, el que mantiene sus pocos atributos constantes a los largo de la
trama; personaje dinámico, cuyos atributos experimentan cambios; personaje
plano construido en torno a una sola idea y paradigma de una virtud o un
defecto; personaje redondo, definido por la complejidad y la capacidad para
sorprender al lector continuamente; y, finalmente, el personaje individual y el
personaje colectivo. El primero es el más habitual, aunque también es posible
el segundo tipo en el que un grupo funciona como un solo personaje.
Este
tipo de interpretaciones sugieren un ejercicio metódico y riguroso de las
narrativas dedicadas a la infancia. Sin embargo, es necesario reconocer que, si
bien la literatura infantil responde a las temáticas que han sido recurrentes
en nuestra sociedad, y que por ello podrían poseer tales tipologías en su
estructura, existen también otras que van a cuestionar aquella secuencialidad
ceñida al mantenimiento de un hilo temático y temporal en el que, generalmente,
se produce un proceso de transformación final. Asimismo, es necesario reconocer
el lugar de la ilustración en la literatura infantil, identificando su papel en
el posicionamiento de formas de representar a las niñas y como estas sugieren
maneras de habitar el mundo que no son posibles de recoger en el texto escrito.
A
partir de esta valiosa propuesta, es necesario precisar cuál es el alcance del
presente estudio y cómo ayuda a construir una mirada crítica en torno de la
literatura infantil, de manera que se enriquezca con aspectos que permitan
problematizar lo que allí ocurre. Visto esto, la línea de análisis que este
artículo propone, y que responde a un ejercicio hermenéutico de las obras,
consta de un doble componente analítico: el primero centrado en el texto y el
segundo enfocado en la ilustración como propuesta de emergencias analíticas y
temáticas que requiere de una herramienta metodológica de abordaje.
Otro tema sobre el que interesa posar la
mirada, una vez analizada la propuesta de Lluch (2003), tiene que ver con lo
concerniente a la ideología, entendida como un conjunto de valores que se
transmiten en el texto y cuyo significado ha sido uno de los aspectos menos
estudiados en este campo (Lluch, 2003). Bajo este presupuesto, son innumerables
las propuestas educativas que se apoyan en el carácter “formador” del libro para
transmitir aprendizajes morales o que corresponden a lo que significa habitar
“bien” el mundo. De esta forma, si
entendemos el libro como objeto cultural, y sabemos que a través de él se
realiza una cierta imposición de la cultura, también reconocemos cómo él podría
materializar un ejercicio que llamaríamos de “resistencia” en el que el mundo
es representado de maneras alternas a las que frecuentemente se observan. Con
todo, es preciso reconocer que el libro así entendido construye una
representación del mundo y que dicha puesta en escena provoca “cosas” — reflexiones
estéticas, desconcierto, cuestionamientos acerca de la verdad— en los lectores
que varían en relación con las experiencias vitales de los mismos, con su
estado anímico, con el nivel de madurez cognitiva y con la recepción estética a
la que han estado expuestos en la cotidianidad; es decir, para que el libro se
viva como experiencia, no es suficiente la mediación de un adulto —incluso
puede ser innecesaria—, ni tampoco deben ser una condición asociada al
objeto-libro aquellos valores que se consideran socialmente útiles, buenos,
ejemplificantes y demás.
Ahora bien, a propósito de esto, Marín y Sánchez
(2015) comparten que gracias a su investigación
comprobamos que los valores que más presencia
tienen en los cuentos son 1): ayuda (39,67%), responsabilidad (23,27%),
justicia (21,64%), cooperación (22,56%) y respeto mutuo (20,04%). En el otro
extremo encontramos la paz (6,06%) y la igualdad (6,46%). El resto de los
valores tiene una presencia media en todos los cuentos (2015; p. 1102).
No
obstante, a pesar de que la investigación es muy rigurosa en lo concerniente a
la experiencia y la recolección de información, así como en términos de su
capacidad de recepción y la mediación del adulto, hay aspectos allí que son de necesaria
problematización y reconocimiento. El primero, ya mencionado anteriormente,
está vinculado a los valores establecidos como “necesarios” en los libros para
niños y niñas, pues dicha caracterización deja por fuera las emergencias
literarias de este siglo en las que se rompen los límites temáticos y de
sentido habituales, para proponer a los niños y las niñas otras posibilidades
de resolver los problemas, las dudas y los interrogantes acerca el mundo desde
otros lugares. Después de todo, aunque estas emergencias son escasas, es
importante consolidar la posibilidad de libros que vayan más allá de la
enseñanza moral para pasar al abordaje del componente meramente estético, con
la consecuente transgresión de lo comúnmente referenciado en aquella. Adicional a esto, es necesario llevar a cabo
una nueva revisión sobre la imperiosa necesidad de un adulto que sea capaz de
traducir al lenguaje infantil lo que ya existe en sí mismo, pensado como un
producto para esta etapa de la vida.
Un
punto de reflexión adicional en esta categoría ha sido que la mayoría de las
investigaciones encontradas se relacionan con el triángulo epistemológico “literatura,
pedagogía y escuela”, segmentación que exige al investigador estudiar la
literatura infantil desde lo que enseña y no necesariamente desde lo que dice o
lo que es en sí. En este caso, la preocupación, no menos válida, se concentra
en la recepción, pero desconoce el análisis del texto; dicho ejercicio aún no
cuenta con soportes sólidos para ser construido y, en consecuencia, constituye
un derrotero inexplorado para su investigación.
En
este apartado se referencian estudios en dos líneas distintas: la primera,
centrada en los trabajos que definen el libro como un objeto para la enseñanza
y, por tanto, para la construcción de la subjetividad; la segunda, enfocada en
mostrar aquellos que han abordado el tema general de la literatura infantil y
el género a partir de ejercicios de crítica o de análisis de los personajes.
Cuando
se indaga sobre las propuestas para el análisis de libros infantiles en Latinoamérica
se parte principalmente de su no existencia sistemática y de que los intentos
identificados sugieren la didactización del objeto libro como elemento para la
formación de los niños y las niñas. Esto se hace evidente en investigaciones
como la de Marín y Sánchez (2015), en la que se afirma que existe una
metodología de los cuentos tradicionales como forma de enseñanza-aprendizaje, para
luego exponer los primeros resultados de un estudio no experimental con el
objetivo general de conocer cuáles son los valores que los maestros creen que
transmiten los cuentos infantiles. Con todo, como resultado se concluye que la
narración tradicional comunica diferentes juicios valorativos en función de la
etapa educativa en que se empleen, así como de la experiencia profesional de
los sujetos docentes. De este modo, la educación en valores a través de los
cuentos tradicionales en la etapa de Educación Infantil es una metodología
válida para la socialización de los niños y las niñas (Díaz y Sánchez, 2015, p.
1093). Tal perspectiva de análisis de las obras representa una situación
problémica a la hora de pensar el lugar de las mujeres, entendidas como
personajes, en los libros infantiles y, asimismo, la participación de estas
narrativas en la forma en la que las niñas construyen su subjetividad; es decir:
si los libros para niños y niñas representan una lección que debe aprenderse,
los personajes femeninos que aparecen en ellos corresponden a las formas cómo
debería configurarse lo femenino en términos de comportamiento, ocupación
social, participación y construcción de la configuración del cuerpo.
Ahora bien, en lo que respecta a la relación
literatura infantil y género el texto de Ricalde (2012) resulta de suma
importancia, pues en él se explora de qué manera la crítica literaria de las
décadas recientes, desde un enfoque de género, establece un diálogo con
fenómenos sociales más amplios, debido a que
existe un marcado interés por generar textos
que abordan tanto los productos literarios escritos por mujeres, así como, la
identificación de marcas de género en la configuración de personajes masculinos
o femeninos. Comienza a manifestarse una mirada más amplia y general en torno
del concepto “género”, pero aún no se transparentan las consecuencias del
trabajo interdisciplinario ni los cruces metodológicos, propios de los estudios
culturales (2012, p. 9).
A dicha falencia analítica y metodológica se
suma la aplicación de análisis en los que se hace evidente cómo el poder se
transmite en lo literario, representado allí la superioridad masculina, los
estereotipos de hombre y mujer y los imaginarios en los roles sociales que
ellos representan. Sin embargo, se carece de estudios que puedan salir de la
dicotomía binaria propuesta a una que se enuncia en dos vertientes
fundamentales: la primera relacionada con las emergencias del género visibles
en la literatura y la segunda con aquellas apuestas estéticas en las que se
rompe el concepto de género para explorar otras maneras de representar lo
humano en las obras para niños y niñas. En consecuencia, si bien estas últimas
son pocas, ello indica también una deuda de los escritores, ilustradores y
editores de estos textos, todo lo cual representa un atraso considerable en lo
que respecta a la crítica literaria y a los Estudios Sociales. Así lo
ejemplifica de Ricalde (2012) ilustrando el caso de México:
La publicación de investigaciones con los
enfoques más conocidos de los estudios culturales en México ha sido escasa en
la mayoría de los campos del conocimiento; si su desarrollo ha sido lento, y el
interés sobre los mismos, más o menos creciente, estas características se
agudizan al hablar de los trabajos que intentan interceptar los estudios
culturales con los de género (p. 13).
Esta situación no es diferente en Colombia,
en donde la mayoría de las experiencias se centran en el uso de los libros y no
en el análisis propio de su contenido. Cuando esto se da, como ya se ha dicho,
suele mantenerse en el plano pedagógico y no en el estético, el cual es el
escenario desde donde se invita en este artículo a la revisión de tal
literatura. Al respecto, la autora plantea que
es importante tener en cuenta que no existe
un vínculo indisoluble entre el género y el sexo femeninos, como tampoco existe
una correspondencia necesaria entre el género y el sexo masculinos. Las formas
y las prácticas culturales contribuyen a normalizar esta oposición binaria: a
estabilizar los repertorios y los roles, así como su jerarquización. Pero si el
género es el resultado de procesos permanentes de producción lingüística y
cultural (Carter, 2002: 352), es históricamente inestable y está sujeto al
cambio.
Partiendo de esta apreciación aparece otro
aspecto interesante encontrado en el trabajo de Ricalde (2012), el cual está
dado por el abordaje de la literatura: en primer lugar, en lo que refiere al
qué y al cómo escriben las mujeres y, en segundo lugar, al cómo se configuran
los personajes femeninos. Ricalde afirma que
aunque entraña una complejidad y una riqueza
mucho mayores, se toma como punto de partida a “género” como un concepto que
revela cómo se construyen culturalmente características específicas atribuibles
a la masculinidad y a la feminidad, en virtud de una supuesta correspondencia
con sus rasgos biológicos (2012).
Lo
anterior se materializa en la conclusión que presenta en la que se muestra cómo
todavía prevalece en las publicaciones el peso de un pensamiento
compulsivamente heterosexual y, hasta cierto punto, esencialista, al
identificar las identidades femeninas con una situación determinada pese a que
desde hace más de una década Aralia López González advertía acerca de “la
necesidad de confrontar la narrativa femenina mexicana como objeto específico,
en correspondencia histórica con la producción masculina” (1995, p. 48). Por
ello, es compatible con Ricalde (2012) la apreciación de que los estudios que
adoptan este tema no han visto en él una oportunidad de originar, reorientar o
enriquecer las técnicas de aproximación a las obras ni de cuestionar las
metodologías de análisis más utilizadas.
De hecho, la totalidad de las experiencias recolectadas presentan
análisis estructuralistas de la narrativa y eliminan la pregunta por el
contenido estético de las mismas, sin pasar por la reflexión hermenéutica en la
que cada libro le dice “algo” a cada lector.
Por cierto, en la categoría anterior se
presenta una estructura analítica para las narrativas infantiles. Al respecto, Ricalde
(2012) afirma que es notorio el desplazamiento en la crítica literaria de un
tipo de análisis que se centra en la biografía y su relación con la producción
de sus autores o autoras a uno de índole meramente textual, o bien a una
combinación de ambos. En este sentido, se reconoce que se ha dejado de lado el
enfoque estructuralista que estuvo muy fuerte en los años ochenta para pasar a
uno de tipo estilístico e, incluso, narratológico. Ahora bien, hay una
problemática fundamental que dificulta el análisis de este cambio, dado que
suele
omitirse tanto la explicación sobre a qué metodología se adscribe el trabajo
como a la especificación de las herramientas empleadas para aproximarse a las
obras de ficción. Es decir, se obvia la inclusión de un apartado metodológico,
no así el de orden teórico (Ricalde, 2012, p. 21).
Aquí
se presentan trabajos en los que se aborda particularmente el lugar de la mujer
en la literatura infantil, con el propósito de identificar las líneas
analíticas en las que se mueven y tener una idea sobre cuáles son los abordajes
que se ofrecen frecuentemente en este tema.
El primer texto abordado en esta categoría
corresponde al trabajo de Concha (2004), en donde realiza una interesante
revisión de obras relacionadas con el lugar de la mujer en la literatura
infantil y juvenil, así como el papel de la crítica literaria. Para ella, en
general no existe una crítica que cuestione la literatura infantil y, en ese
sentido, cualquier persona, sin la formación suficiente, puede escribir y
publicar, puesto que
Se permite que cualquiera, sin genuina intención,
sin una sólida formación, escriba y publique
literatura infantil y juvenil - LIJ, pues no hay una crítica que cuestione
su estética esquematizada, su imaginario limitado a ciertos temas, enfoques y
roles calcados de vivencias primarias o de estereotipos sociales, lo cual
implica que nuestros niños lean producciones de baja calidad, ya que son pocos
los trabajos críticos que existen sobre el tema, sin embargo, en los pocos que
conozco se enuncian varios problemas de la LIJ. (2004, s. pág.)
Concha
(2004) menciona tres aspectos negativos de la Literatura Infantil y Juvenil
ofrecida en su país: el primero corresponde a la monotonía o falta de singularidad,
dado que no indaga en la diferencia, no la asume ni en la obra, ni en el lector;
en segundo lugar, afirma que es una literatura clónica, monótona y predecible
que finaliza con la ausencia de experiencia interior; finalmente, para él la
literatura es una creación que se hace desde dentro y se manifiesta en una
síntesis de lengua y experiencia, la cual necesita gestación interior, pues si
no es dictado, copia, repetición.
Por
su parte, Lidia Díaz (2005) reconoce que la literatura para niñas escrita en
castellano adolece de una histórica subestimación en cuanto a estudios críticos
que aporten significativamente a su consideración y examen. Quizá sea también
demasiado obvio remarcar que la revisión estimada por la Literatura Infantil y Juvenil
hasta hace poco tiempo —y en muchos aspectos aún vigente— la condenaba a ser un
mero subproducto cultural edulcorado y jibarizante, o a funcionar como un
limitado instrumento del didactismo. Tal afirmación recoge varios de los
aspectos que ya se han abordado en el presente artículo. Así pues, si bien se
reconocen propuestas para el análisis literario, ya sea para el reconocimiento
de su estructura narrativa o para identificar los contenidos morales de los
mismos, así como su potencial como elementos didácticos, la crítica —por lo
menos en el campo del género— se ha centrado en la identificación de algunos
rasgos obvios en ella, que corresponden a la construcción de estereotipos
sociales aferrados a los cánones de belleza de Occidente, a la transmisión de
relaciones de poder, entre otros. Sin embargo, no se han ocupado de aquellas
nuevas manifestaciones del género, la construcción posibles de nuevas
subjetividades, el reconocimiento real de la propia posibilidad de construcción
del sí mismo y la ruptura de lo considerado como propio de la literatura
infantil, tanto en las narrativas como en la ilustración, que en este caso no
ha sido reconocida, ni valorada en trabajos con perspectiva de crítica
literaria.
Al
respecto, en Política sexual Millet
(2017) menciona que la crítica literaria es una aventura que no debe
restringirse a un deferente testimonio de adulación sino que, por el contrario,
tiene el objeto de captar los nítidos reflejos que la literatura ofrece de esa
vida que describe, interpreta e incluso deforma. Entender la crítica literaria
como algo que se adentra en la forma del discurso para descubrir lo que hay en
él de cultural y hacer entonces también una crítica de la cultura. Por todo
ello, no puede considerarse suficiente un análisis estructural del relato que,
si bien corresponde a una parte importante de la comprensión de este, aportará
básicamente elementos correspondientes al aspecto de la explicación, pero que
para ser interpretado debe transitar por un análisis que recurre a la recepción
estética como posibilidad crítica.
Por otro lado, es interesante encontrar aquí
un aspecto que a lo largo de la indagación se ha constituido como recurrente y
que se considera necesario reconocer. Sin duda, en palabras de Millet (1995)
“el personaje femenino y las características que se le otorgan parecen estar
condenadas a perpetuarse en los márgenes y en los estereotipos dictados desde
fuera del mundo representado ” (p.12). Además, continúa acotando que los
estudios hechos por mujeres en Europa
evidencian que, en los textos infantiles y
juveniles se representa un personaje femenino que se limita a roles rígidos y
esquemáticos de dudoso protagonismo, reforzando convenciones que son producto
de un sexismo doblemente peligroso, cuando el receptor es un niño. Desde una
perspectiva de género, los mensajes inscritos en el discurso tradicional del
modelo hegemónico cultural permean en la narrativa infantil, a través de una
compleja red de relaciones de familia, costumbres y códigos de conducta que se
integran en el tejido textual. Así cuento tras cuento, se han ido transmitiendo
y preservando moralejas que han resultado ser funcionales para el operativo de
inculcar aquellos valores, que el sistema considera convenientes como reflejo
del «deber ser», y donde se suele proponer como natural una imagen de
niña-mujer bonita, pasiva, sumisa, complaciente y en lo posible no-pensante.
Este aspecto es considerado también por
Pastor (2010), quien alude a que las mujeres en la literatura ocupan, en términos
generales, los siguientes roles: la princesa —idealización de la belleza y el culto al
cuerpo—, la
reina —progenitora—, la malvada —bruja, madrastra, hermanastra— a quien se contrapone la buena —el hada. Sin embargo, como consideración
inicial es importante anotar que dicha clasificación no representa de manera
exacta lo que sucede en la literatura infantil del siglo XXI, en la cual se
evidencia un claro cambio en estos roles desde los cuales sería interesante
hacer evidente ese nuevo ideal de lo femenino. Puntualmente, los
estudios concluyen diciendo que estos textos reproducen el malestar social con
respecto a las mujeres: las niñas y las mujeres que los leen interiorizan una
representación del mundo del cual ellas están casi excluidas como protagonistas
o como heroínas. Este aspecto sugiere entonces una línea posible de trabajo que
correspondería a esta relación entre la literatura y la construcción de la
subjetividad femenina.
Otro
de los trabajos interesantes al respecto, dado que se ubica en el marco
propuesto para esta revisión, corresponde al realizado por Torres y Palomo
(2016), puesto que permite examinar la propuesta de análisis de las narrativas
y posteriormente sobre la relación literatura-mujer. De esta manera, para
llevar a cabo tal panorámica de la evolución de las princesas en los cuentos
infantiles las autoras analizan un corpus bibliográfico en el que se destacan
las obras que han marcado una diferencia respecto a las versiones clásicas.
Para establecer la evolución que han sufrido las princesas desde los cuentos
tradicionales hasta los actuales basan su trabajo en la tipología del cuento trabajada
por Vladimir Propp (1985), en la que todos los relatos ejercen idénticas
funciones y sus variantes están más dadas por los nombres y atributos de los
personajes que llevan a cabo esas acciones. Propp referencia en su análisis 31
funciones y 7 esferas de acción que son llevadas a cabo por los distintos
personajes en la narración (Torres y Palomo, 2016). Con todo, dentro de las
conclusiones más interesantes las autoras destacan que, a la luz de las 31
funciones de Propp, la mayoría de estas reglas siguen siendo aplicables a los
cuentos actuales de princesas. En cuanto
a los personajes que actúan en cada una de las 7 esferas de acción señaladas
por el autor ruso, las autoras comentan que “asistimos a un cambio de paradigma
comprobable sobre todo en el cambio de rol en las esferas de la princesa y del
héroe” (2016, p. 303). Este descubrimiento pone en evidencia lo que ha sido una
insinuación en el presente artículo: que dicho asunto corresponde a la
emergencia de lo femenino, así como a emergencias del género, a través de
algunos esfuerzos editoriales; tal es el potencial fundamental de la nueva
literatura infantil de este siglo.
Inicialmente,
se reconoce que existe una ausencia en los estudios relacionados con el género
y los estudios sociales asociada a la carencia de trabajos de análisis y
evaluación de obras literarias, así como sus autores y autoras, en relación con
la crítica y la historia literaria; pero sobre todo que se centren en la
identificación de imaginarios sociales, comprendiendo el papel del libro en la
construcción de la subjetividad. Asimismo, se evidencia el lugar “menor” que
han ocupado tanto la literatura infantil, como las niñas en los Estudios
Sociales centrados en el análisis de literatura y, por ende, no se tienen
herramientas de análisis crítico que den luces a los investigadores sobre las
formas posibles de abordar dichos corpus literarios.
Una línea de investigación que se hace
recurrente es aquella en la que los trabajos se estudian en el proceso de
recepción y consumo de los textos únicamente en su potencial pedagógico y en su
posible uso en la formación. No obstante, estudiarlos en sí mismos como objetos
producto de la cultura permitiría saber sobre quienes hablan, desde dónde,
sobre qué y con qué impacto. Y en palabras de Ricalde (2012)
visibilizaría cuáles son los márgenes
culturales que persisten, cómo y de qué manera se han ampliado. Permitiría
responder para quiénes se escribe e interrogarse si las presencias de algunas
manifestaciones populares invitan a leer el mundo textual de otra manera o se
han convertido en meras estrategias de inteligibilidad para los receptores.
Ahora bien, se reconoce que encontrar la
forma precisa para realizar la interpretación de un libro infantil corresponde
en sí mismo un ejercicio experimental, el cual presenta unas múltiples
complejidades que van desde el análisis estructural de las obras, pasando por
la imagen como complemento o como elemento inversor del discurso, pero también
encontrando la propia dificultad metodológica de asir en el papel y en el
trabajo analítico, la recepción estética de las mismas y las posibilidades
otras que se dan en el encuentro entre esa obra y un cuerpo que la recibe.
Luego de analizados los materiales propuestos
en este artículo, y con la intención de abrir el camino hacia el
posicionamiento del análisis del libro infantil y la visibilización de los
imaginarios sobre las niñas que ellos poseen, se postula la pregunta acerca de
cómo construir un ejercicio experimental para analizar las implicaciones de
género en los libros infantiles, a partir de los conceptos
explicación/comprensión propuestos por Ricoeur y como asir la percepción
estética de las mismas; es decir: qué aspectos legitiman la interpretación del
investigador como relevante, precisa y con un punto de objetividad para decir
que ella recoge la manera como los lectores reciben o podrían recibir cierta
obra literaria.
Es necesario aclarar que, en el marco del
proyecto doctoral, se entiende la experimentación como la oportunidad de hacer
práctico el ejercicio ficcional; en ese sentido, se asocia con la metáfora del
camino o, más precisamente, con la acción de caminar la cual se reconoce como
un intento de desujeción, en el que el sujeto pone en cuestión a la verdad para
encontrar quizás otras posibles explicaciones, otros caminos y otras rutas para
comprender y construirse a sí mismo. Por ello, el ejercicio de experimentación
recoge la posibilidad de reconocer nuevas maneras de comprensión del mundo a partir
de la transgresión de lo establecido, no como rompimientos de resistencia sin
fundamento, sino como experiencias de construcción a partir del traspaso del límite,
de su puesta entre paréntesis, lo cual no representa que se deben dar un millar
de pasos, sino que basta a veces con dos o tres para movilizar nuevas maneras
de interpretar el mundo de la vida.
Ahora bien, dicha experimentación puede darse
también desde la epistemología que, para este caso, pretende conciliar lo
construido por los trabajos sobre literatura y género, con una posibilidad
metodológica hermenéutica. Siendo así, se propone como primer juego experimental
la comprensión del texto como acontecimiento y el encuentro con el texto como
experiencia. Para explicar en detalle este punto, se propone el abordaje del
concepto de experiencia, particularmente la experiencia estética de la lectura
como una actividad en la que se ponen en juego las propias precompresiones del
mundo y se trasforma por ende la vivencia humana.
Para abordar esto se retomará la propuesta de
Larrosa (2003), quien denomina principios de cualquier experiencia a (1) la
exterioridad, la alteridad y a alineación; la (2) subjetividad, la reflexividad
y la transformación; la (3) singularidad, la irrepetibilidad y la pluralidad; el
(4) pasaje y la pasión; (5) la incertidumbre y la libertad; y, finalmente, la (5)
la afinitud, el cuerpo y la vida. Además, para él la experiencia supone, en
primer lugar, un acontecimiento o, dicho de otro modo, el pasar de algo que no
soy yo; dice entonces "que no soy yo" significa que es "otra
cosa que yo", otra cosa que no es que yo digo, que yo sé́, que yo siento,
que yo pienso, que yo anticipo, que yo puedo, que yo quiero; a este aspecto lo
considera el “principio de exterioridad”. La experiencia no reduce el acontecimiento,
sino que sostiene como irreductible a mis palabras, a mis ideas, a mis sentimientos,
a mi saber, a mi poder, a mi voluntad. Y
luego aclara, en segundo lugar, que algo me pasa a mí: no que pasa ante mí, o
frente a mí, sino a mí, es decir, en mí. La experiencia supone, un
acontecimiento exterior a mí, pero el lugar de la experiencia soy yo (Larrosa,
2003). A este lo denomina "principio de subjetividad" y, en este
sentido, la experiencia no se hace, sino que se padece. A este segundo sentido
del verbo pasar de "eso que me pasa" podríamos llamar “principio de pasión”. Ahora bien, si se asegura que el texto
funciona como acontecimiento porque hace referencia a eso que “me pasa” el
texto tiene también que ser otra cosa distinta de lo que “ya sé”. El texto debe
tener algo de incomprensible para mí, algo de ilegible. (Larrosa, 2003).
En el sentido de lo
anterior, Franz Kafka escribió a Oskar Pollaken en 1904:
Si el libro que leemos no nos despierta como un
puño que nos golpea en el cráneo, ¿para qué lo leemos? ¿para qué nos haga felices? Dios
mío, también seríamos felices si no tuviéramos libros, y podríamos, si fuera
necesario, escribir nosotros mismos 10 libros que nos hagan felices. Pero lo
que debemos tener son esos libros que se precipitan sobre nosotros como la mala
suerte y que nos perturban profundamente, como la muerte de alguien a quien
amamos más que a nosotros mismos, como el suicidio. Un libro debe ser como un
pico de hielo que rompa el mar congelado que tenemos dentro.
Poniendo entonces en juego esta comprensión
sobre la experimentación en el marco del proyecto doctoral, se ha trabajado en
la construcción de una teorización inicial para el análisis de los libros
infantiles seleccionados, la cual se propone como la posibilidad de construir,
a partir de una teoría existente, un
método para el análisis literario que aporte a la crítica en literatura
infantil del siglo XXI y que permita hacer evidente aquello que emerge en estos
libros, que como se evidenció en la revisión, no se ha consolidado realmente
con fuerza argumental, teórica y práctica.
Se propone, además, la perspectiva crítica
hermenéutica —en el marco de una filosofía de la cultura— como un camino para
entender el libro como objeto del mundo de la vida y su potencialidad como
transmisor y creador de horizontes de sentido, así como para hallar en la
experiencia estética una fuente de análisis enriquecida. Se invita también a
que los investigadores sociales profundicen en el libro como objeto cultural y
estético para reconocer una incipiente apuesta metodológica alrededor del mismo
a partir de tener por supuesto que comprender e interpretar textos no es sólo
una instancia científica, sino que pertenece con toda evidencia a la
experiencia humana en el mundo (Gadamer, 1998, p. 23). El libro representa el
mundo y a través de la imagen y su complementariedad en el texto, o viceversa,
constituye una consistencia de lo real que, a partir de sentencias
contradictorias, retadoras, ponen en juego el ejercicio de comprensión para
transgredir los preconceptos del lector. Este es entonces el poder de la
ficción para reescribir la realidad.
La
hermenéutica también sugiere y, sin duda, antes que toda otra consideración, un
posicionamiento distinto con respecto a la realidad: aquel de las
significaciones latentes. Se trata de adoptar una actitud distinta, de empatía
profunda con el texto, con lo que allí se ha expresado a través del lenguaje.
No se trata de suprimir o de intentar inhibir su propia subjetividad —con sus
implícitos prejuicios—, sino de asumirla. En otras palabras, la búsqueda de
sentido en los documentos sometidos a análisis se ve afectada por un doble
coeficiente de incertidumbre: la interpretación es relativa al investigador,
así como al autor de los textos en cuestión. En palabras de Echeverría (1997)
el
verdadero punto de partida de la hermenéutica, según Schleirmacher, arranca de
la pregunta ¿cómo una expresión, sea está escrita o hablada, es entendida? La
situación propia del entendimiento es la de una relación dialogal, donde hay
alguien que habla, que construye una frase para expresar un sentido, y donde
hay alguien que escucha. Este último recibe un conjunto de palabras para,
súbitamente, a través de un misterioso proceso, adivinar su sentido (p. 219).
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[1] El presente articulo hace parte del proyecto de tesis Doctoral titulado:
Inocencia, dependencia, fragilidad; una mirada a los imaginarios del cuerpo de
la niña en la literatura infantil latinoamericana desde la hermenéutica
reflexiva.
[2] Licenciada
en pedagogía Infantil, Master en pedagogía de la lengua Materna y Candidata a
Doctora en Estudios Sociales de la Universidad Distrital Francisco José de
Caldas. Contacto: johannahernandez500@gmail.com
Fecha de recepción: 29/04/2021
Fecha de aceptación: 1/06/2021