Crisis
medioambiental y dependencia: extractivismo,
sacrificio y oportunidades en la Zona Quintero - Puchuncaví **
Diego Guerrero Soto*
Resumen
La zona de Quintero y Puchuncaví (Chile) ha estado
expuesta a episodios de contaminación durante más de 60 años debido a la
existencia del Parque Industrial Ventanas, ubicado en sus alrededores. Esto la
ha categorizado como zona de sacrificio. El objetivo de este trabajo es
reflexionar sobre cómo el modelo de producción extractivista ha provocado una
crisis medioambiental en la zona. Para ello, se revisa la Teoría de la Dependencia,
en la que se explica la relación entre neoliberalismo, ciencia y tecnología, y
la superexplotación del trabajo y de la naturaleza. Asimismo, se debate sobre
la idea de crisis para las ciudades y los seres humanos teniendo en cuenta la
categoría de sacrificio, el llamado Modo de vida Imperial y las oportunidades
de resistencia.
Palabras claves: crisis medioambiental,
dependencia, zona de Sacrificio, extractivismo – industria
Abstract
The Quintero and Puchuncaví area
(Chile) has been exposed to pollution episodes
for more than 60 years due to
the existence of the Ventanas Industrial Park, located in its surroundings. This has categorized it as a sacrifice zone. The objective of
this work is to reflect
on how the
extractivist production model has caused an environmental crisis in the area. To
this end, the Dependency Theory is reviewed,
explaining the relationship between neoliberalism, science and technology, and the overexploitation of labor and nature. Likewise, the idea of crisis for cities and human beings is debated,
taking into account the category
of sacrifice, the so-called Imperial Mode of Living, and the opportunities for resistance.
Key
Words: environmental crisis, dependence, sacrifice zone, extractivism, industry
Introducción
En nuestros días es fundamental comprender el modelo
económico que sustenta el diseño, ejecución y crecimiento de las llamadas Zonas
de Sacrificio como expresión de la crisis medioambiental presente en algunas
ciudades y localidades de Latinoamérica. Reflexionar sobre cómo el modelo de
producción extractivista ha provocado una crisis medioambiental en las ciudades
permitirá vincularlo con los procesos sociales que viven otros territorios en
latinoamericanas. En las líneas siguientes se construyen relaciones necesarias
entre los mecanismos económicos globales, las consecuencias que producen y los
patrones que la dependencia genera en la población. Esto es especialmente representativo
en la zona de Quintero - Puchuncaví que
ve cómo persiste un análisis, muchas veces pesimista, sobre su devenir.
El día 03 de agosto de 2024, el
Ministerio de Salud de Chile, a través de la Secretaría Regional Ministerial de
la Región de Valparaíso (SEREMI) “decretó Alerta Sanitaria para las comunas de
Concón, Quintero y Puchuncaví” (Vera y Peña, 2024, p.1) tras conocerse el
aumento en las consultas asociadas a sintomatologías por contaminación que
afectaron principalmente a niñas, niños y adolescentes en etapa escolar (Vera y Peña, 2024). Este no es un hecho
aislado. Representa una prevalencia en el sector dado los altos índices de
deterioro medioambiental que han afectado a estas comunas y sus habitantes por
más de 60 años.
Los efectos de la contaminación en
esta población demuestran que hoy se vive un momento de crisis medioambiental
generalizada que abarca diferentes sectores de la sociedad. Esta situación está
determinada, principalmente, por los efectos que el Complejo Industrial
Ventanas ha provocado en la vida de las ciudades adyacente. Estas últimas han
sido golpeadas por la problemática medioambiental si se piensa que son espacios
geográficos y simbólicos donde confluyen una serie de conflictos derivados de
las relaciones del poder económico que subyacen a su establecimiento,
crecimiento y desarrollo.
Los
conflictos medioambientales no aparecen de forma espontánea, puesto que son el
resultado de decisiones ejecutadas a partir de planes y políticas de crecimiento
económico nacidas al alero de la modernidad y su promesa de desarrollo. Para
entender este fenómeno es importante considerar su principal efecto que, según
Andrade y Sepúlveda (2020):
(…)
implicó un cambio en los requerimientos de bienes y servicios y, por ende, en
la extracción y uso de los recursos naturales, lo que conllevó a la degradación
de los suelos, agua, aire, contaminación ambiental, disminución y agotamiento
de los recursos naturales, pérdida de biodiversidad, extinción de especies,
calentamiento global (p. 71).
Los resultados del desarrollo económico
han dejado a las ciudades y sus habitantes en una situación compleja. La
promesa del crecimiento ha desembocado en la confluencia de factores que
provocan daño – muchas veces irreversibles - a la salud de las personas[1], a
su calidad de vida y a la naturaleza. La crisis actual, desatada por el sistema
capitalista en su fase neoliberal, ha moldeado un impacto negativo en los
territorios a través de la ejecución de un modelo extractivista (Almonacid,
2015; Katz, 2018; Svampa y Montovani,
2019). Este es el caso de las llamadas Zonas de Sacrificio.
La categoría de Zona de Sacrificio
fue elaborada a partir del análisis de la situación medioambiental y de vida de
las personas que habitan sus alrededores. En su definición se entiende como “un
sector geográfico de alta concentración industrial, en los que se ha priorizado
el establecimiento de polos industriales por sobre el bienestar de las personas
y el ambiente” (Fundación Terram, 2020, p.1). Fue
acuñada por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) en los
años ´80.
En términos generales, las Zonas de
Sacrificio, según la Fundación Terram (2020), son
consideradas como “territorios de bajos ingresos donde se instalaron
industrias, que prometieron desarrollo” (p.1), pero que, sin embargo, hoy ven
mermadas sus condiciones de vida dado el
efecto que la contaminación provoca tanto en las personas como en el medio
ambiente. Asimismo, en principio, se establecieron con la promesa de mejorar
las condiciones de trabajo de sus habitantes, sin embargo, ello no ha sucedido,
puesto que, por ejemplo, solo “el 6,6% de la población de Quintero declara
trabajar en el sector industrial” (Céspedes y Rueda, 2019, p. 22) mientras que
el resto lo hace en el sector servicios, tanto dentro como fuera de la ciudad.
En Chile existen cinco zonas con estas
características, a saber, “Coronel, Mejillones, Tocopilla, Huasco y Quintero –
Puchuncaví” (Vivanco, 2022, p.2), siendo esta última una de las más afectadas.
La Región de Valparaíso es la que presenta la mayor cantidad de conflictos
medioambientales (21) liderando estas cifras a nivel nacional, según el
Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) en su Mapa de Conflictos
Medioambientales en Chile (2024). Las comunas de Quintero y Puchuncaví
pertenecen a esta región. En este sector en particular se han provocado situaciones
críticas y permanentes, considerando que “los habitantes de la zona de
Puchuncaví y Quintero llevan décadas denunciando la contaminación generada por
el parque industrial instalado en la región mediante diferentes repertorios de
acción desde su origen” (Lara, 2020, p.480).
El problema medioambiental en la zona
está determinado por el modelo productivo que se estableció en América Latina
en la década de los ´80. Se puede definir en palabras de Espinoza Almonacid
(2016) como “un modelo económico y productivo marcado principalmente por la
desregulación, el ajuste fiscal, la política de privatizaciones (de los
servicios públicos, empresas e industrias estatales), y la introducción del
modelo de agronegocio en diversos países” (p.165). Tiene como sustento las
políticas neoliberales que, en la última década, potencian “una nueva fase del modelo
capitalista que presenta una exacerbación del modelo exportador extractivista”
(Espinoza Almonacid, 2016, p.165). Actualmente, este sistema productivo puede
ser explicado desde la Teoría de la Dependencia (Dos Santos, 1970; Frank, 1979;
Marini, 1979; Giller, 2020), puesto que, desde la
década de los ´80 “rige un patrón de especialización exportadora, que recrea la
antigua especialización de la región como proveedora de productos básicos”
(Katz, 2018, p. 1).
Entonces, cabe preguntarse ¿De qué
forma se explica el modelo de producción extractivista que afecta a la zona de
Quintero - Puchuncaví a través de la
Teoría de la Dependencia? y ¿Cómo la idea de sacrificio expresa las
consecuencias que la crisis medioambiental ha provocado en dicha zona?
Para responder a estas preguntas se
pondrá en discusión los principales postulados de la idea de crisis como telón
de fondo de los conflictos medioambientales en el caso de la zona Quintero - Puchuncaví en Chile y algunos de sus
efectos en la población. Para ello se
reflexiona a través de la Teoría de la Dependencia, considerando los aspectos
fundamentales del extractivismo aplicado a este
contexto. Por último, se considera el impacto de la relación ciencia - tecnología
al servicio del capital, y la noción de superexplotación del trabajo y de la naturaleza.
La crisis medioambiental y la ciudad
Si pensamos en la idea de crisis,
podemos establecer que se plantea como una ruptura compuesta por “un estado de
agonía de determinadas cosmovisiones estructurantes tanto de nuestras prácticas
teóricas, como de nuestras experiencias históricas” (Svampa,
2016, p.132). Sin embargo, también es importante considerar las oportunidades
que esta crisis puede generar para producir un cambio. Por un lado, la crisis
responde a múltiples factores que determinan la posibilidad de los cuestionamientos
a los paradigmas existentes por parte de la población. Por otro lado, emergen
oportunidades de resistencia ante esto que se ha denominado la crisis
civilizatoria del mundo moderno dado que se ha asumido que “la conciencia de
que estamos frente a una crisis ambiental es un tema globalizado” (Andrade y
Sepúlveda, 2020, p.70).
Siguiendo a Svampa
(2016) el término crisis “remite a una fractura entre lo que acontece en el
tiempo presente, los patrones precedentes y las posibilidades que arroja el
futuro cuando no cabe pensar en una continuidad” (p. 132). El conflicto
medioambiental en el presente está determinado por la historia en el diseño y
establecimiento de polos industriales en zonas que se ven afectadas
permanentemente por la contaminación. Sin embargo, se está frente a la
posibilidad de romper dicha continuidad a partir de las iniciativas que
respondan a la crisis medioambiental dado que “la presencia de una crisis ecosocial como un estadio contradictorio, representa un
desafío histórico y epistemológico de sobrevivencia” (Gómez, 2015, p. 256).
La crisis medioambiental permite comprender
el vínculo entre los diseños económicos institucionales del capitalismo mundial
y la fractura que acontece en el presente. Entre aquellos patrones y
antecedentes de la continuidad de la vida y las posibilidades que arroja el
futuro. Por lo tanto, la crisis también se plantea, desde un punto de vista
teórico, respecto de ciertos planteamientos del proyecto de la modernidad “poniendo
en cuestión la fe en la senda de progreso indefinido que nos había propuesto la
civilización industrial” (Naredo, 2000, p.85).
En el caso de las sociedades actuales
existe una crisis civilizatoria (Andrade y Sepúlveda, 2020) que está
determinada por el modelo económico y su matriz productiva que influye negativamente
en las posibilidades concretas de los ciudadanos de mejorar sus condiciones de
vida. Como ejemplo es importante considerar que, a escala planetaria:
El
aumento acelerado del uso de combustibles fósiles, y liberación de CO2, base
del desarrollo moderno, generó un aumento en la presencia de gases de efecto
invernadero en la atmósfera. Comienza a ser un tema de gran relevancia desde la
década de los ochenta y noventa y se refiere a un aumento muy significativo de
la temperatura media de la superficie de tierra en un período de tiempo de no
más de tres décadas (Andrade y Sepúlveda, 2020, p.70).
Este modelo económico capitalista ha
transformado la posibilidad de la reproducción de la vida en condiciones
materiales y simbólicas complejas, privilegiando la acumulación de capital a
escala mundial, dañando los ecosistemas y la biodiversidad. No obstante, es
importante señalar que esta crisis no se distribuye de la misma forma entre el
Norte y el Sur Global. El “modelo basado en la producción y el consumo en masa”
(Saito, 2022, p.22) permite cierta prosperidad a
aquella población que vive en los países desarrollados del Norte Global, dado
que “esto se sostiene sobre la existencia de una estructura de saqueo
sistemático de las regiones y los grupos sociales del sur global” (Saito, 2022, p. 22), dentro de los cuales se encuentra
Latinoamérica.
Un aspecto determinante que golpea a los
territorios es el consumo de energía. Sobre todo en el contexto actual dado que,
“esto convierte a las ciudades en el principal foco de recepción y emisión de
materia y energía a escala global” (Beñarán, 2022, p.
1). Paradójicamente, con la promesa del crecimiento económico se ha establecido
una forma de dependencia que a todas luces afecta negativamente las condiciones
de vida (humanas y no humanas) de las ciudades del Sur Global. Por lo tanto, el
modelo económico ha catalizado esta crisis donde las ciudades y sus poblaciones
se ven perjudicadas por los “sacrificios” que cargan en pos del desarrollo.
Es especialmente importante la
declaración de Joel Kotkin (2006) quien señala que “la
evolución de las ciudades encarna la historia de la humanidad” (p.19). Dicha
evolución encierra la forma en que la humanidad, capital y antropocéntricamente,
ha diseñado las ciudades y representa lo que Beñarán
(2022) denomina como el “modo en el que el ser humano se relaciona con la
naturaleza” (p.1) a través del desarrollo de sus espacios de (co) habitabilidad.
En particular, Chile representa un
ejemplo de esta relación ciudad - naturaleza dado lo que sucede en la zona
Quintero – Puchuncaví. La instalación de un parque industrial de alta
complejidad ha provocado a lo largo de su historia una serie de conflictos
medioambientales que persisten en la población y que determinan las formas en
que estas ciudades viven y conviven con estos vecinos.
Los episodios de contaminación
provocados por el parque industrial han modificado su cotidianidad influyendo
en la agenda - y agencia - de sus habitantes. Esto ha generado una crisis de la
ciudad en su quehacer desde la perspectiva de cómo se accede, se vive, y se
aborda la ciudad, dado que la población debe estar permanentemente preocupada
de protegerse. No obstante, también existen experiencias de oportunidades y
resistencia para responder a la caracterización de sacrificio y potenciar la
idea de lucha medioambiental. Este es el caso, por ejemplo, de la creación de
la agrupación de Mujeres de Zona de Sacrificio en Resistencia, en el año 2016,
quienes:
(…)
Intentan construir un espacio de resistencia y movilización en torno a las
intoxicaciones en niños y niñas ocurridas en la Escuela la Greda en 2012, y a
través de una progresiva apropiación del conocimiento científico y técnico
existente respecto a las afectaciones a la salud producidas por la contaminación
de metales pesados (especialmente en la gestación y en trastornos de
aprendizaje) (Bolados García y Sánchez Cuevas, 2017, p. 35).
Este caso demuestra el despliegue de
estrategias de resistencia de mujeres que estaban “cansadas de las agrupaciones
en que participaban fueran conducidas por hombres intentan organizarse y ganar protagonismo
en el espacio público” (Bolados García y Sánchez Cuevas, 2017, p. 35). Se
despliega una respuesta que destaca, entre otras acciones, la lucha por el bien
superior de las niñas, niños y adolescentes en etapa escolar. Por ende, la crisis
también permite el análisis de procesos sociales y el cuestionamiento
epistémico de ciertas categorías como el cuidado, la agencia o la etiqueta de
zona de sacrificio a través de las oportunidades que otorga la organización de
las comunidades.
Caracterización de la Zona Quintero - Puchuncaví
Esta zona se caracteriza por poseer 12
industrias principales de diversas ramas, dentro de las cuales actualmente se
cuenta la Refinería Codelco división Ventanas, AES Gener,
GNL Quintero SA, Puerto Ventanas, Planta Lubricantes COPEC, Planta de resinas Oxiquim (Almonacid, 2015), y que, actualmente, alberga más
de 17 empresas (Lara, 2020). Como dato, “en 1964 comenzó a funcionar la primera
fundición de refinería de cobre de la Empresa Nacional de Minería (ENAMI)”
(Lara, 2020, p. 480). Posteriormente, el complejo fue creciendo hasta llegar a
las cifras antes mencionadas.
En este territorio el modelo de producción
se ha expandido, provocando costos altísimos a la calidad de vida de las
personas. Existe una afectación a la salud debido a los variados episodios de
contaminación. Así lo demuestra el hecho de que “durante los años 2018, 2019,
2022 y 2023 se han reportado diversos incidentes y emergencias vinculadas a
contaminantes del aire que han generado preocupación en las autoridades
sanitarias y ambientales” (Vera y Peña, 2024 p.1). Otro ejemplo en palabras de
Lara (2020) es que “los niveles máximos de dióxido de azufre, trióxido de
azufre, arsénico, material particulado 2.5 y otros contaminantes son
sobrepasados de manera reiterada. Las consecuencias de los excesos de estos
químicos son conocidos por todos los habitantes de Puchuncaví y Quintero” (p. 481).
Estas situaciones han generado un importante debate en la opinión pública y una
fuerte resistencia de las comunidades que habitan estas comunas.
Desde el punto de vista geográfico,
ambas comunas están ubicadas en una zona costera de la Región de Valparaíso, en
el centro del país, a una distancia de entre 47 y 54 km de la capital regional
y 161 km de la capital nacional, Santiago. Es en la caleta de Ventanas,
perteneciente a la comuna de Puchuncaví, donde se emplaza el Complejo
Industrial Ventanas.
Quintero posee una población de 31.923
habitantes según el Censo de Población y Vivienda del 2021 y una proyección de
38.613 para el año 2024 y en el caso de Puchuncaví de 18.546 habitantes en el
año 2021 y 21.2021 en su proyección 2024 (Biblioteca del Congreso Nacional
[BCN], 2024). Respecto de la población por grupo de edad, los grupos
potencialmente más afectados por enfermedades respiratorias en Quintero, son el
grupo de entre 0 y 14 años que representa el 19,0 % y el grupo de 65 o más, con
el 16,2%. En el caso de Puchuncaví, el primer grupo representa el 18,3% y el
segundo, el 17,6%. Respecto de la Tasa de Pobreza por Ingresos, Quintero posee
un 7,7% y Puchuncaví, un 3,3% según la Encuesta Casen 2022 (BCN, 2024). Por su
parte, La pobreza multidimensional[2] ha
tenido variaciones en dicha zona si se comparan los datos de la Encuesta Casen
2017 y la de 2022, puesto que en Quintero ha disminuido de un 26,9% a un
23,4%; y en Puchuncaví aumentó de un
27,9% a un 31, 6% (BCN, 2024).
Es particularmente importante señalar
los datos relacionados con educación, dado que ambas comunas poseen 15
establecimientos, respectivamente, con una matrícula total de 10.060
estudiantes (BCN, 2024). Según el Censo del año 2017, el 95% de personas en esta
categoría asiste al sistema educativo (Instituto Nacional de Estadísticas
[INE], 2017). Los datos actualizados al año 2022 dan cuenta que 673 niñas y
niños asisten a la educación parvularia con una edad
comprendida de 0 a 4 años, a educación básica, 3.801, con edades entre los 5 a
14 años[3] y
a educación media 1.529 con un rango de edad comprendido entre los 15 a 19 años
(BCN, 2024).
El contexto escolar ha sufrido los
efectos de episodios de contaminación más informados. Ejemplo de ello es la
publicación de la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo de Desastres (UNAGRID) del
Ministerio de Educación, donde se señala que “el día 21 de agosto de 2018, fue
el primer evento en la zona, donde jóvenes presentaron síntomas de
desvanecimiento, náuseas e incluso vómitos. Ante ello se declara la evacuación
de tres colegios de la ciudad de Quintero” (UNAGRID, 2018).
La falacia del desarrollo: carga medioambiental
En la década de los 70, la discusión en
Ciencias Sociales definía a América Latina como “una región subdesarrollada en
la que el subdesarrollo se habría producido en la supervivencia de una sociedad
feudal y una economía exportadora y de monocultivo, cuyo desarrollo se produce
hacia el exterior” (Dos Santos, 1972, p. 9). A su vez, estaba caracterizada por
una situación económica compleja para la calidad de vida de sus países dado el “atraso
industrial, tecnológico e institucional que obligaba a sus economías a depender
del comercio exterior” (Dos Santos, 1972, p. 9).
Como forma de responder al modelo
exportador se postula que era necesaria una industrialización a través de un
desarrollo hacia el interior (Dos Santos, 1972). Surge, entonces, el modelo de
Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI) (Ossandón, 2020, Giller, 2020) que, en el caso de Chile, permitiera “dar al
Estado una mayor participación en la producción, y así disminuir la
dependencia” (Ossandón, 2020, p. 23). La premisa del ISI estaba fundamentada en
los postulados del llamado desarrollismo cepalino (Giller, 2020) que establecía que este sistema “es un
intento por construir un desarrollo nacional autónomo que quebrase el problema
del estrangulamiento del sector externo” (p. 37).
En Chile, un ejemplo necesario para
graficar esta premisa es que para optimizar de mejor forma la idea
desarrollista era necesario dotar de energía a la industria nacional. Es por
ello que en 1958 se instala en Ventanas la Industria de Generación Termoeléctrica
de Chilectra (Ossandón, 2020, p. 23). Luego, hacia la década de los ´60 se
produce la expansión del complejo industrial y, por ende, un aumento de la
productividad en dicho territorio.
En el contexto de los países que
implementaron la ISI, sin embargo, la premisa comenzó a resquebrajarse puesto
que en los años sucesivos primó un pesimismo “caracterizado por el estancamiento económico
y el fracaso de las políticas de desarrollo” (Dos Santos, 1972, p. 13). Esto repercutió
en un crecimiento económico muy bajo para estas naciones en vías de desarrollo.
En contraste, aquellas desarrolladas aumentaron sus riquezas en un 50% (Dos
Santos, 1972, p. 13). Este fenómeno puede ser explicado en términos de una
dependencia entre naciones, puesto que, en palabras de Almonacid (2015):
(…)
El desarrollo de las economías latinoamericanas ha estado enormemente
condicionado por la colonización del continente y la consecuente condición de colonialidad que yace sobre la región, que desde sus
principios se ha visto sometida y dominada por los requerimientos de las
economías desarrolladas (p. 246).
En Latinoamérica las industrias
quedan instaladas en los territorios y profundizan el extractivismo
con los años. Este modelo, y su crecimiento posterior, producen efectos nocivos
en la población del continente. La crisis generada en este escenario es
explicada por Dussel (1994) quien acuña
el término de la falacia del desarrollo, señalando que:
(…)
Las sociedades latinoamericanas deben transitar el recorrido histórico de las
sociedades desarrolladas, en una visión unilineal de la historia que permitirá
a través del crecimiento económico llegar a ser en algún momento una sociedad
desarrollada acorde a su par occidental, sin importar los sacrificios y
esfuerzos con tal de llegar a esta meta (Alomacid,
2015, p. 246-247).
Como se ha señalado, el llamado desarrollo
ha provocado efectos adversos sobre la población, puesto que, en palabras de Svampa y Teran Montovani (2019) “existe un consenso acerca de las
consecuencias que estos modelos económicos conllevan, en relación con la
profundización de la dependencia y sus condiciones desventajosas en el mercado
mundial” (p.171). Dichas consecuencias se ven reforzadas por ambos autores ya
que señalan que, “esto tiene secuelas negativas respecto a la pobreza social y
a las relaciones desiguales de poder a escala internacional” (Svampa y Teran Montovani, 2019, p.171).
El desarrollo, tal y como se ha
explicado hasta aquí, no es en ningún caso beneficioso para todos los países por igual. Kohen Saito (2022) incorpora,
citando a Ulrich Brand y Markus Wissen (2017), el
concepto de “modo de vida imperial”, el que estaría basado en el sacrificio (p.
22). Es más, refuerza esta idea de la dependencia actual considerando que “lo
trágico es que incluso el Sur Global, que depende de la producción y el consumo
de vida imperial, se ve obligado a mantener esta situación de dependencia por
razones estructurales impuesta por el capitalismo global” (Saito,
2022, p. 23). La fórmula entre capitalismo global, modo de vida imperial,
dependencia y extractivismo, arroja como resultado
que la naturaleza es también un simple objeto de saqueo (Saito,
2022). Los efectos de dicho saqueo en el medio ambiente afectan de forma
desigual a los países de Latinoamérica.
La Teoría de la
Dependencia y la Crisis Medioambiental
Tal y como se ha señalado, uno de los
primeros énfasis que hay que establecer en la comprensión de la Teoría de la Dependencia
está dada por su antecesora, la Teoría Desarrollista (1949). Esta última fue
formulada por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL, 1948).
Postulaba que existían ciertas condiciones para que todos los países
considerados en la periferia del mundo capitalista alcanzaran el desarrollo
mediante la ISI. Para ello, debían acceder en sus territorios a la
retroalimentación entre el campo y la ciudad, mejorar la inversión en
tecnología para aumentar la productividad, y dotar de un rol preponderante a “las
burguesías nacionales como dirigentes del proceso de industrialización” (Giller, 2020, p.36).
La premisa cepalina,
como predecesora, permite comprender, desde un punto de vista político –
económico, cómo “las diferentes economías están coimplicadas
en el interior de un sistema mundial que es estructuralmente heterogéneo, el
cual, antes que ventajas comparativas produce en los países más débiles un
deterioro en los términos de intercambio” (Giller,
2020, p.37). Sin embargo, esto debía producirse bajo las condiciones antes
mencionadas para cumplir con el potencial de crecer para alcanzar el
desarrollo, algo que no ha sucedido de manera igualitaria hasta nuestros días.
Como teoría, algunos de sus
planteamientos consideran que existen países centrales y países periféricos (Giller, 2020, p.37) donde los primeros “podían desarrollar
la producción de tecnologías capaces de elevar la productividad del trabajo
mientras que los países periféricos quedaban reducidos a ser productores de
materias primas exportables” (p. 37). El mismo autor, citando a Ruy Mauro
Marini (1969; 1973), teórico de la dependencia, señala que “América Latina
surgió como tal al incorporarse al sistema capitalista mundial que se empezaba
a constituir en el Siglo XVI” (Giller, 2014, p. 6).
Asimismo, sobre esta idea, establece algunas características que es importante
considerar:
a. El
Subdesarrollo latinoamericano era producto del desarrollo capitalista,
b. el
capitalismo latinoamericano habría reproducido las leyes generales que rigen al
sistema en su conjunto,
c. pero
al modo de un capitalismo dependiente,
d. La
singularidad radicaría en que el “desarrollo” de la producción se despliega
fundamentalmente a través de la superexplotación del trabajo,
e. Dado
que, es el modo que encuentra nuestro capitalismo para compensar la pérdida de
ingresos generados por el comercio internacional (Marini, 1969; 1973, como se
citó en Giller, 2014, p. 6).
Como síntesis de estas
características, la superexplotación del trabajo se presenta como la
contradicción principal del capitalismo dependiente (Giller,
2014, p. 6). La dependencia genera un intercambio desigual en las relaciones de
mercado entre el centro y la periferia, y para ello, según Giller
(2014) “la economía dependiente reacciona al nivel de las relaciones de
producción, ya no a través del incremento de su capacidad productiva sino a
partir de una mayor explotación del trabajador (p. 6). A su vez, dada la discusión
establecida precedentemente, en el caso de Latinoamérica se suma como patrón de
acumulación la “superexplotación de la naturaleza” (Féliz
y Haro, 2019, p. 45).
Modelo extractivista: Cadenas y chimeneas en América
Latina
El modelo extractivista puede ser
considerado como expresión de una nueva fase del capitalismo mundial: el Neoliberalismo.
En palabras de Gudynas (2022) el extractivismo se
puede definir como “la apropiación de recursos naturales en grandes volúmenes
y/o alta intensidad, y que son exportados como materias primas o commodities” (p.
26). Este sistema ha permeado las estructuras de gobernabilidad en Chile, donde
el Estado y sus instituciones han tenido un rol preponderante en profundizarlo.
Por ejemplo, en Quintero, en el año 1987 “la modificación del plan regulador
intercomunal terminó por ratificar la condición de sacrificio que cierne sobre
estas comunas, incluyendo nuevos proyectos industriales a una zona que
presentaba serios problemas ambientales” (Espinoza Almonacid, 2016, p. 170).
Respecto de la gobernabilidad, Svampa y Teran Montovani (2019), señalan que incluso en los periodos de
gobiernos progresistas de Latinoamérica “las fronteras de la extracción
continuaron ampliándose aceleradamente y, con ello, sus consecuencias
socioambientales, económicas, culturales y políticas, lo que creó o intensificó
múltiples conflictos sociales de diversos grados de intensidad” (p.172). Esto
se ve graficado en la serie de episodios de contaminación sufridos por niñas,
niños y adolescentes que habitan el eje Quintero - Puchuncaví, dado que, según
la ONG Defensoría Ambiental (2021):
“Entre
2008 a junio de 2018 hubo 10 situaciones de intoxicaciones en establecimientos
educacionales y/o suspensión de clases por la mala calidad del aire, además
esto se repitió el 21 y 22 de agosto y el 4 y el 24 de septiembre de ese mismo
año. Casos que, dejando de ser aislados, evidencian lo peligrosamente cerca que
están los niños y adolescentes de las principales fuentes de contaminación”
(p.1).
En las últimas décadas la zona se ha
visto afectada por esta cadena de episodios, que a todas luces, demuestra la
premisa de “a mayores sacrificios, mayores beneficios para las grandes
compañías” (Saito, 2022, p. 24). Se considera un
escenario pesimista para el medioambiente, dado que “no hay certeza de cuántos
años o décadas tardarán en revertirse los altos niveles de contaminación en el
aire, suelos y aguas de estas denominadas zonas de sacrificio” (Defensoría
Ambiental, 2021, p.1).
Los mayores beneficios para las
grandes compañías y los mecanismos que el sistema les otorga para su extracción/reproducción
bien pueden ser explicados por la Teoría de la Dependencia dado que:
“La
dependencia involucra una forma histórica de inserción desde el lugar de
proveedores de materias primas (Marini, 2015b) y permite entender la forma que
asume allí el ciclo del capital (Marini, 1979, 2015b), las modalidades del desarrollo
capitalista en cada territorio y la configuración de los patrones de
acumulación de capital (Osorio, 2005)” (Féliz y Haro,
2019, p. 51).
Ahora bien, no se podría pensar en el
extractivismo sin considerar un aspecto fundamental que
subyace a su producción y reproducción, pues la tecnología juega un rol preponderante
en esta materia. En palabras de Dos Santos (1987) “las tendencias generales que
sigue históricamente la tecnología en el cuadro de un modo de producción
responden a dos determinantes fundamentales: el dominio del hombre sobre la
naturaleza y el dominio del hombre sobre el hombre para alcanzar este
resultado” (p. 4).
En el análisis que aquí se presenta
se entiende que “las formas de la superexplotación de la fuerza de trabajo se
articulan con modalidades de superexplotación de la naturaleza, que operan bajo
la forma del extractivismo y estrategias neoextractivistas del gran capital en su era transnacional”
(Féliz y Haro, 2019, p. 51). La tecnología también es
base para comprender la dependencia, puesto que en el caso de la zona Quintero
- Puchuncaví en su mayoría las industrias están clasificadas como de “descarga,
almacenaje y traslado”, y en menor medida, de refinería y producción de energía
(Céspedes y Rueda, 2019, p. 23). La tecnología del capital está al servicio
casi exclusivamente de la acumulación y en ella opera una organización
integrada tanto por la invasiva logística exportadora como por la producción de
residuos contaminantes.
El rol de la tecnología al servicio
del capital global se puede explicar de acuerdo a que “ni el dinero ni la
mercancía son de por sí capital, como no lo son tampoco los medios de
producción ni los artículos de consumo. Hay que convertirlos en capital” (Marx,
1973, p. 102). Para ello, tanto la fuerza productiva como las relaciones de
producción, mediadas por el capitalismo, permiten que las primeras queden
subordinadas a aquello que son “propietarios del dinero, de los medios de
producción y artículos de consumo” (Marx, 1973, p. 102), dentro de los cuales
se puede mencionar al Estado, o a quien este derive la propiedad, para lo cual
utilizarán a las/os “vendedores de su propia fuerza de trabajo y, por tanto, de
su trabajo” (p. 102) que nos son otros que los propios trabajadores.
La tecnología, como efecto de desarrollo
de un tipo de ciencia, juega un papel central en este entramado. El proceso de
desarrollo de las industrias que se asientan entre Quintero y Puchuncaví ha
permitido el traslado de la extracción desmedida de los medios naturales. Esto
puede ser explicado en razón de que cierto tipo de tecnología permite la
superexplotación de la naturaleza sin importar los efectos de su uso. Se
refuerza un vínculo entre ciencia, tecnología y superexplotación del trabajo y
la naturaleza, puesto que:
(…)
la capacidad productiva del trabajo, depende de una serie de factores, entre
los cuales se cuentan, el grado medio de destrezas del obrero, el nivel de
progreso de la ciencia y de sus aplicaciones, la organización social del
proceso de producción y la condiciones naturales (Marx, 2023, p.4).
La ciencia y la tecnología al
servicio del capital han producido avances para hacer más eficiente la
acumulación, dado que el surgimiento de la división técnica del trabajo se
configura como un paso histórico que “fue fundamental para permitir la
evolución de la manufactura hacia la industria moderna” (Dos Santos, 1987, p.
8). A su vez, es importante reforzar el papel que la ciencia ocupa en este
escenario puesto que:
Mientras
el capital domine el proceso productivo, la ciencia y la tecnología estarán
sometidas al principio de la explotación del trabajo del incremento de la
plusvalía y de la tasa de ganancia. En este sentido no se puede hablar de un
desarrollo “neutral” de la ciencia. Sin embargo, el proceso del conocimiento y
de la apropiación de la naturaleza rebasa los límites estrechos de la lógica
del modo de producción capitalista y pone bajo el dominio del hombre fuerzas
productivas que el capitalismo no puede aplastar totalmente y que producen
consecuencias sociales y políticas que él no puede determinar (Dos Santos,
1987, p. 6).
La permanencia de la Zona de Sacrificio
ha sido posible porque existe un modelo extractivista de apropiación y
acumulación, como un primer eslabón, “entre varios diferentes modos de
apropiación de recursos naturales” (Gudynas, 2022, p. 26). Sin embargo, el
Complejo Industrial Ventanas representa un segundo eslabón de la cadena extractiva
en “una secuencia que tiene sus siguientes pasos en otros países” (p.27). Es
decir, además de producir altos contaminantes en sus refinerías, integran la
cadena de traslado de las materias primas hacia los países centrales.
Es importante señalar que si bien es
cierto “los extractivismos no son una industria, ya
que lo que se comercializa son materias primas y no productos manufacturados
que pasan por una cadena de industrialización” (Gudynas, 2022, p. 27) en la
zona analizada coexisten ramas que producen, refinan y comercializan materias
primas, ampliándose y complejizándose la estructura del modelo de dependencia. Por
ejemplo, Aes Gener pertenece al Aes Corporation de Estados Unidos, GNL Quintero SA, es una
empresa donde ENAP controla el 20% y el restante 80% perteneces al grupo EIG y Fluxys, con filial en Estados Unidos y Bélgica.
El extractivismo
como modelo de acumulación posee raíces históricas en el caso de nuestro
territorio, puesto que es “una modalidad de acumulación que comenzó a fraguarse
masivamente hace 500 años y está determinada desde entonces por las demandas de
los centros metropolitanos del capitalismo naciente” (Svampa
y Teran Montovani, 2019,
p.173). La relación entre el Norte y el Sur Global ha sido una relación
histórica de dependencia, donde el segundo ve con alarma las formas en que sus
territorios son saqueados y sus comunidades arrojadas al sacrificio en pos del desarrollo del primero.
Por otra parte, una forma de
comprender el impacto de la relación de dependencia histórica en América Latina
es la llamada acumulación originaria (Marx, 1973, p. 101). Como proceso
histórico, ha traído como consecuencia que los “hombres son despojados repentina
y violentamente de sus medios de subsistencia y lanzadas al mercado de trabajo
como proletarios libres y desheredados. Sirve de base a este proceso la
expropiación que priva de su tierra al productor rural, al campesino” (Marx,
1973, p. 104).
Desde el punto de vista de las ciudades
actuales se puede representar, por ejemplo, en el cambio que la comuna de
Puchuncaví ha vivido a partir de la evolución del Parque Industrial Ventanas. El
escesario se comprende en razón de que “su pasado
histórico como zona agrícola, ganadera, balnearia y pesquera se desvanece ante
el desarrollo de una zona industrial dirigida centralmente por el Estado de
Chile” (Badal, 2014). De los muchos efectos, lamentablemente, el más
característico es aquel donde sufre los embates de ser parte de una Zona de
Sacrificio, modificando radicalmente las condiciones de vida de sus habitantes,
entre ellas las del mundo del trabajo. Esto no quiere decir que la zona no se
haya explotado en el pasado de forma no capitalista, sino más bien, que la
fuerza de trabajo ha sido privada de su tierra y con ello ha sido despojada de
unas condiciones de vida distintas. Dentro de estas condiciones se puede contar
la afectación sobre el suelo, el mar, las aguas y el aire, lo que ha impactado
en las formas de habitar los territorios, desde lo rural a lo urbano.
El efecto de este devenir histórico
en las ciudades perjudicadas por conflictos medioambientales ha impactado en
las formas en que se reproduce la vida. Cómo se ha señalado anteriormente, en los
mecanismos con los cuales el ser humano se vincula con la naturaleza. Para el
modelo de acumulación capitalista, trabajadoras/es y medioambiente - y sus
efectos sobre las ciudades del Sur Global - son el necesario sacrificio en el
espacio del llamado modo de vida imperial. Sin embargo, es un desafío cada vez
mayor para la ciudadanía diseñar estrategias de resistencia que rompan las
cadenas del devenir de la acumulación originaria, del extractivismo
y de la dependencia. Las chimeneas también se apagan.
Conclusiones
El modelo de producción extractivita
representa una fase en el desarrollo de las economías del capitalismo
dependiente en Latinoamérica que se ha profundizado en las últimas décadas,
producto de la ampliación del mercado global que demanda contar con mayores
centros de apropiación y traslado de materias primas. Esto impacta
negativamente en las ciudades, que se ven afectadas por situaciones de crisis medioambiental
producida por la dependencia entre el Norte y el Sur Global.
El caso de la zona de Quintero
- Puchuncaví es una expresión más de las formas en que el capital genera
acumulación, sacrificando la vida de las personas y superxplotando
a las/os trabajadoras/es y a la naturaleza. Esta zona responde al modelo de
producción extractivista y es fundamental para comprender la vigencia de la
Teoría de la Dependencia, puesto que el Parque Industrial Ventanas sirve como
medio para el traslado de materias primas hacia otros países, aquellos que
representan la metrópoli de acumulación, dejando además, a los territorios
periféricos en situaciones críticas respecto de sus condiciones de vida.
La forma en que los países
capitalistas de la periferia resuelven la contradicción esencial del
capitalismo dependiente es la superxplotación del
trabajo y de la naturaleza, mas no invirtiendo en nueva capacidad productiva, quedando
en desventaja sistemática el potencial crecimiento económico, sobre todo en
decisiones institucionales que protejan el medio ambiente. Esto se ve
representado por el modelo productivo dominante en la zona analizada afectando
la sostenibilidad de la vida en Quintero y Puchuncaví. Los efectos que la alta
contaminación provoca en sus territorios, en sus cotidianidades y en los grupos
humanos, como es el caso del mundo escolar, es importante observarlos para el
análisis de otros procesos sociales en Latinoamérica.
Por otra parte, las consecuencias
sociales y políticas de este modelo tiene como uno de sus efectos esperanzadores
el que “el discurso crítico del extractivismo ha
logrado nuclear diversas corrientes de pensamiento y luchas políticas” (Svampa y Teran Montovani, 2019, p.173) lo que ha derivado en diversas estrategias
para sostener la vida, incluyendo las estrategias de agencia de agrupaciones
como las Mujeres de Zona de Sacrificio en Resistencia. Ante este escenario de
oportunidades cabe preguntarse ¿Qué otras estrategias de resistencia se han
elaborado para enfrentar el embate del modelo extractivista en las ciudades
chilenas y latinoamericanas afectadas por conflictos medioambientales? ¿De qué
manera las corrientes de pensamiento que luchan por la protección de la vida,
reflexionan respecto de la categoría pesimista de sacrificio y propugnan por
categorías esperanzadoras de resistencia/persistencia y cambio?
Algo que resulta desafiante, en este
sentido, es la forma en que la sociedad puede generar medios de resistencia cotidianos,
individuales y colectivos, para ejercer su derecho a la ciudad y los
territorios ante la crisis medioambiental desatada por el dominio capitalista
de las personas y la naturaleza. Asimismo, es importante también conocer cómo
las crisis generan oportunidades, por ejemplo, para explorar subjetividades
respecto al vínculo entre las/os ciudadanos y la biodiversidad, en claves
intergeneracionales. Desafíos que es importante explorar desde el presente al
futuro.
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* * Artículo de Reflexión
* Doctorando,
Doctorado en Ciencias Sociales, Universidad de Playa Ancha, Valparaíso, Chile.
Trabajo presentado en el Electivo 1: Aproximaciones a la Crítica
Latinoamericana de la Economía Política en agosto de 2023. Editado con recursos
de Ayudantía de Investigación de la Dirección de Postgrado, Convenio UPA
23991/Decreto Exento 0911/2024 en septiembre de 2024. Área de conocimiento:
Ciencias Sociales. Sub-área: Economía Política y territorios. Orcid: https://orcid.org/0009-0009-6907-4546
Correo: dguerrero@alumnos.upla.cl
Fecha de recibo: 15 de septiembre
de 2024
Fecha de aceptación: 26 de
noviembre de 2025
Fecha de publicación: 18 de febrero de 2025
[1] Ver caso de “Hombres verdes” en https://radio.uchile.cl/2018/08/28/familiares-de-hombres-verdes-exigen-justicia-para-los-trabajadores-de-puchuncavi/
[3] No se incluye en este
dato la educación de adultos.