Editorial: Contra el uso constante de las TIC en entornos educativos

 

Por Christian Torres

Editor Revista Arista-Crítica

Imagen creada con la plataforma OpenArt SDXL

 

Hace unas semanas realicé un experimento didáctico-pedagógico en uno de los cursos de escritura que imparto: durante las últimas seis sesiones del curso, los estudiantes tuvieron que recolectar, a mano y en hoja tamaño examen, fragmentos de lecturas realizadas durante todo el semestre y citas que les ayudaran a desarrollar su ensayo final. Para la escritura de este ensayo, durante dos sesiones de dos horas cada una, los chicos sólo contaban con dichas citas. Todo esto decidí aplicarlo debido a que un pequeño grupo de estudiantes acudió a ChatGPT y herramientas digitales para realizar el primer examen del curso. Evidentemente, en un curso de escritura académica, aun cuando el uso de la IA puede ser enriquecedor como ejercicio práctico, no lo es cuando la IA se encarga del objetivo central del mismo: el proceso para construir un texto ensayístico argumentativo.

 

Por esta razón decidí regresar al formato análogo y erradicar, al menos durante el momento de escritura, las tan ampliamente defendidas TIC del aula de clases. El resultado fue que ese mismo grupo de estudiantes buscó otras estrategias para hacer trampa o para evitar presentar la prueba escrita de manera análoga: uno de ellos acudió al acostumbrado argumento ad misericordiam mientras que los otros, más osados, decidieron aplicar la consagrada copia a través de papeles escondidos en las hojas examen que debían contener las citas o simplemente llegaron a la prueba con el ensayo previamente copiado a mano y terminado.

 

Este “experimento” me demostró varias cosas. La mayoría bastante obvias: que los estudiantes honestos, quienes emplean su inteligencia en resolver los ejercicios propuestos, aún son mayoría; que los deshonestos, quienes, por fortuna, son pocos, invierten toda su inteligencia – y sí que la tienen – en concebir la estrategia más adecuada para hacer trampa; es decir, su problema no es de índole cognitivo, es ético; y que los cursos de escritura, por sí mismos, plantean muchos retos para las instituciones educativas en esta era de las Redes Sociales y de la Inteligencia Articicial (IA). Es sobre esta última dificultad a la que quisiera referirme en este texto editorial.

 

Seguramente, dentro de diez años, o tal vez en menos tiempo, esta editorial será un recuerdo más, producto de una época confusa y oscura en la que los diferentes estamentos y sujetos implicados en la labor educativa permitimos, por pura ignorancia o ingenuidad, la presencia y el libre albedrío de grandes corporaciones en el salón de clases. Imagine el lector un aula en la cual un profesor compite por la atención de 20 o 40 estudiantes contra la máquina más poderosa y sofisticada que pueda haber inventado la humanidad. Imagine también que esa máquina ha sido diseñada sin ninguna contemplación ética más que la de robarse la atención de todo aquel que posea una pantalla “inteligente”. Imagine, incluso, que esa máquina ha sido programada por ingenieros que intentan, a través del estudio de la conducta humana y de enfermedades como la ludopatía, convertirnos en adictos a las redes sociales (véase a propósito de este tema el documental The social dilemma (2020)). Imagine, por último, el lector, que vivimos en una sociedad de ludópatas adictos a la endorfina, la dopamina, la oxitocina, la serotonina, entre otras sustancias segregadas por nuestros cuerpos a causa de las dinámicas de las Redes Sociales.

 

De acuerdo con el filósofo surcoreano Byung Chul-Han vivimos bajo el régimen de la información o lo que él mismo ha llamado infocracia. Este régimen no es otra cosa que una “forma de dominio en la que la información y su procesamiento mediante algoritmos e inteligencia artificial determinan de modo decisivo los procesos sociales económicos y políticos” (p. 9) En otras palabras, lo que vivenciamos actualmente, tanto maestros como estudiantes en nuestras aulas de clase es la presencia misma de una nueva forma de poder. Por eso, por ser esta una lucha dispar de David contra Goliat, no es extraño que haya en el mundo una epidemia de maestros que han decidido cambiar de profesión (Ruiz, 2023), agotados por el síndrome de burnout producido, a su vez, por una batalla contra un enemigo digital e invisible que, a diferencia nuestra, cuenta con un capital que sobrepasa los millones de dólares frente a la modesta – y muchas veces precaria – remuneración de la labor docente en el mundo entero.

 

Es decir, que si para Paulo Freyre nuestra tarea como maestros era la de contribuir a la liberación intelectual de los oprimidos en contra de una educación bancaria, la del docente actual es tal vez mucho más compleja: intentar poner límites y oponer resistencia contra corporaciones transnacionales que intentan – y que evidentemente logran – distraer, reducir y controlar la atención de todos nosotros a través de la información que voluntariamente les hemos entregado sobre nuestros gustos, intereses y pasiones por medio de algoritmos e inteligencia artificial. Es por este motivo que, al menos para quien escribe estas líneas, resulta necesaria y urgente una discusión amplia y crítica respecto al uso de las TIC en entornos educativos. Tal vez ya va siendo hora de revisar nuestras prácticas y dejar esa postura optimista e ingenua frente al uso de una tecnología acaparada por corporaciones sin principios y con intereses exclusivamente monetarios, pues, como lo ha dicho Han, es a través de ella – de la tecnología de las pantallas inteligentes y de los smartphones – que el capitalismo de la vigilancia tardomoderno, cual panóptico digital, pretende y logra controlarnos. No resulta extraño ni extravagante, en este sentido, que los mismos programadores de Google, Instagram y TikTok, entre otros, prefieran inscribir a sus hijos en escuelas libres de pantallas y de smartphones o que países como Suecia decidan regresar al libro físico como instrumento tecnológico por excelencia.  

 

 

Referencias bibliográficas

 

Freire, P. (2005). Pedagogia del oprimido. Siglo XXI Ediciones.

Han, B.-C. (2022). Infocracia: La digitalización y la crisis de la democracia / Infocracy: Digitali zation and the Crisis of Democracy. Penguin Random House Grupo Editorial.

Orlowski, J. (2020). The social dilemma. Netflix.

 

Ruiz, R. (2023, septiembre 16). How social media in the classroom is burning teachers out. Mashable. https://mashable.com/article/teacher-burnout-social-media-in-the-classroom