Emociones para un nuevo mundo. Entrevista al autor Juan Carlos Pacheco Giraldo[1], con motivo del lanzamiento del libro en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (20 de abril de 2023)

 

Entrevista realizada por: Valeria Juliana Garzón y Laura Liliana Pachón[2]

 

Valeria Juliana Garzón (VJG): buenas tardes a todos, los saludo desde la feria del libro de parte de la Universidad Libre, hoy venimos a acompañar a nuestro profesor Juan Carlos Pacheco Giraldo que viene a presentar su libro. La entrevista la realizaremos mi compañera Laura Liliana Pachón y yo (Valeria Juliana Garzón).

 

Laura Liliana Pachón (LLP): Bueno, el profesor Pacheco es sociólogo de la Universidad Nacional de Colombia, con maestría en ciencias sociales, con énfasis en ciencias políticas de la FLACSO. Tiene también estudios de maestría en Filosofía del Derecho y Teoría Jurídica, de la Universidad Libre. Como investigador ha desarrollado numerosos trabajos en las áreas de educación, violencia, medios de comunicación, análisis regional, industria y gestión, aplicando análisis cuantitativos y cuantitativos de la investigación. Igualmente ha participado en el diseño, ejecución, seguimiento y evaluación de proyectos sociales, consultorías e investigaciones. Actualmente es docente de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Libre, en Bogotá.

 

Juan Carlos Pacheco (JCP): Muchas gracias, Valeria y Liliana. Quiero agradecer a la Universidad Libre por esta oportunidad para hablar de este texto y gracias a su apoyo pude hacer el libro, que para mí es muy interesante y maravilloso. Quiero invitarles a ustedes para que lo lean y en esta conversación voy a contarles algunos de los temas qué vamos a encontrar en este texto. Entonces, bueno, comencemos.

 

VJG: Ok, cabe aclarar que nosotras somos del grupo de investigación IDEUL, específicamente del campo de investigación y del semillero Otredad. Venimos a acompañar a nuestro profesor porque él quien está apoyándonos en nuestro proyecto de grado. Bueno, profe, queremos saber por qué quisiste llamar al libro[3] así, ¿por qué el título de este libro?

 

JCP: El título emociones por un nuevo mundo tiene una doble característica. La primera es porque estamos hablando de que el estudio de las emociones, el manejo de las emociones en este mundo, en la educación concretamente, está cambiando muy rápido. ¿Qué significa eso? Que cada vez estamos incorporando más en la educación el tema de las emociones. Cuando uno, por ejemplo, mira la bibliometría en Google académico, vemos muy los temas de las emociones y de la educación. Ya hablaré de eso en un momento, pero es que nuestros niños, los que están en las escuelas, tienen que empezar a ser mirados de manera intensa considerando sus emociones. Entonces, un primer elemento es que las nuevas emociones que se están trabajando en las escuelas hacen parte de cosas como, por ejemplo, la inteligencia emocional, tema del cual todos conocemos. Así, lo primero es que las Emociones por un nuevo mundo es un libro que tiene que ver con eso. Segundo, un nuevo mundo es nuestra América. Nuestro grupo de investigación hace parte de lo que es de colonialidad e interculturalidad y estamos mirando desde esta parte del mundo lo que serían las emociones. Entonces, decir por un nuevo mundo es hablar de nuestro entorno, de nuestro país y para nuestra niñez. El libro se titula así porque trabajé orientándome a la niñez y entonces, también para esas maestras, quienes seguramente van a tener que ver en las aulas con estos niños. Pero creo que va a un público más amplio.

 

LLP: Quisiéramos saber profesor, ¿cómo es que surge la idea del libro? es decir, ¿de dónde nace la idea de creación de este libro?

 

JCP: Sí, muchas gracias. Perfecto. Cuando yo estuve en la ciudad de Quito, eso fue a principios de los años 2000, estuve haciendo una investigación, una consultoría sobre el tema de la delincuencia callejera. Entonces, el tema de la delincuencia tenía un ingrediente que a mí me llamó mucho la atención y era el miedo, las fábricas del miedo. Entonces, ¿qué era lo que yo pensaba? Que cuando las personas están en la calle delinquiendo, son expertas en producir miedo sobre las víctimas. Tienen toda una tecnología, una técnica para producir miedo y hablamos de culturas criminales, llamémoslo así, de enseñanzas. Entonces, obviamente, cuando a usted lo van a robar, entonces ellos tienen armas bien visibles, tienen el elemento sorpresa, tienen las palabras precisas, someten a la víctima con la superioridad, pero sobre todo y es lo que yo capté en el estudio, para generar miedo. Cuando usted tiene miedo, entonces se arrodilla y entrega todo y disminuye el riesgo también para las personas que delinquen. Cuando yo me puse a ver eso, el miedo me llamó la atención porque realmente las relaciones sociales están teñidas de emociones de ese estilo, pero la fábrica del miedo no se quedaba ahí. Y es lo que me hizo a mí pensar, de que detrás había mucha economía, que estaba dirigida, por ejemplo, a guardias de seguridad, a policía, a alarmas, era toda una industria; es decir, la sociedad del miedo se estaba expandiendo, había alarmas comunitarias y todo se estaba manejando de esa forma. Posteriormente, lo que yo fui viendo es que efectivamente y sobre todo en nuestro mundo latino, es que las relaciones cotidianas están llenas de emociones, emocionalidad donde las relaciones sociales suponen un vínculo emocional.

 

¿Qué fue lo que pasó? Yo regresé aquí a Colombia y comencé a trabajar precisamente un proyecto que me gustó muchísimo, que tenía que ver con el preescolar. ¿Qué fue lo que noté? Y eso lo trabajé en la Universidad de Antonio Nariño, algo que nosotros denominamos el control social de las emociones en el preescolar[4]. Como mi formación básica es de sociólogo, entonces mi enfoque fue ver cómo en las relaciones sociales se empiezan a generar una serie de elementos de control. ¿Qué significa el control? Significa que cuando estamos interactuando, entonces hay instituciones que generan y direccionan lo que serían las emociones. A las maestras en preescolar, que era el objetivo del estudio, en este caso las estaban también direccionando, como por ejemplo para no maltratar a los niños. Usted cuando está en el aula tiene que controlar sus emociones y ese control, que es social, no solo parte solamente de la maestra hacia los niños, están los padres de familia, están obviamente las directivas, están los colegas. Es así que, nosotros pensábamos en el estudio que estábamos haciendo, que ese control de las emociones se estratificaba socialmente. Son muy diferentes las instituciones de estratos altos que las instituciones de estratos bajos. En ese sentido, entonces empecé a examinar con el grupo de investigación cómo eso se jerarquizaba y qué mecanismos había. Pero más allá de eso, descubrí, y es lo que me hizo llegar a esta temática, que esas maestras habían tenido antecedentes personales significativos. Cuando, por ejemplo, yo hice el estudio en uno de los colegios, la maestra estaba solita en el aula y curiosamente en ese colegio, los únicos de primaria que allí estaban eran esos niños de preescolar. El resto era bachillerato y a ella no la controlaban, por lo que podía hacer muchas cosas e innovaciones en el aula y de pronto descubrí sus antecedentes. Y es que las maestras han tenido una biografía, que tiene que ver con el entorno familiar, social, etcétera. Pero sobre todo me hice una pregunta: ¿qué tenía que ver la universidad con eso?

 

Entonces fui avanzando y me encontré también con algo adicional y es que el control social de las emociones había tenido una expresión maravillosa en el teatro. Gracias a una colega, una compañera de investigaciones allá en Ecuador, Irina Verdesoto, descubrí a Konstantin Stanilavski, el director ruso de teatro[5]. Stanilavski hace una cosa, y es que busca lo que se llama la autenticidad en la expresión y la verdad teatral[6]. La verdad teatral que va a tener en consideración cómo el actor se expresa de la manera más legítima, más verdadera en una comunicación real con los espectadores. ¿Qué significa eso? Significa que para la época de Stanilavski el teatro ruso tenía un problema y es que está excesivamente acartonado, las formas se imponían sobre la expresión teatral. La escuela de Stanilavski, que después se trasladó a Estados Unidos, generó una técnica de actuación, que solucionaba problemas de actuación en donde, por ejemplo, usted todas las noches tiene que llorar como actor y entonces tiene llora genuinamente. y entonces él decía reviva experiencias dolorosas en su vida y cada noche ese actor tenía que revivirlas. Esa técnica de Stanilavski se expandió por muchas zonas, volvió digamos la actuación de otra manera y me sirvió para enfrentar otro estudio: La prostituta actriz[7], que es un título muy llamativo.

 

¿Qué fue lo que pasó? Me encontré con un texto de Claudia Minoliti, una autora argentina que escribió una novela titulada Diario de una prostituta argentina (2004). Ella trabajó en la zona roja de Frankfurt y tuvo mucho contacto con las prostitutas, las trabajadoras sexuales prostitutas. Ese contacto la llevó a ella a poder entender qué hacían ellas; y si uno considera la perspectiva de la actuación, puede entender a las prostitutas como actrices, que simulan placer, ternura, cosas como esas. En ese instante Minoliti empezó a decir que las mujeres que trabajan ahí muestran una cara frente al cliente cuando lo van a conseguir, cuando están precisamente ofreciendo sus servicios; pero en su vida real tienen otro rostro.

 

¿De dónde venía eso? Podíamos considerarlo desde una veta de la sociología, con Elvin Goffman, quien es uno de los pilares de la sociología. Él hablaba de que las relaciones sociales y las interacciones entre las personas tienen un frente y una atrás, un front y un back. La prostituta actriz es eso. ¿Sí me explico? ¿Qué significa? Que ella actúa frente a otros y detrás está viendo otras cosas desoladas, tristes, angustiadas, presionadas, pero frente al cliente ella es la maravilla. Minoliti narra cómo unos clientes llegaban buscando ternura, reconocimiento, cariño, cosas como esas y otros más bien buscando placer. Entonces “cliente satisfecho trae más clientes”. Esto que parece terrible, pero lo que estoy diciendo es que es en esas trabajadoras toda una técnica de actuación teatral.

 

La obra de Minoliti me llevó a pensar que los roles de actuación emocional se dan también en la escuela. ¿Por qué? Porque efectivamente la maestra de escolar tiene que regular sus emociones frente a los niños. No les puede dar rienda suelta y eso lo aplicaría yo a todos los docentes. No puede dar rienda suelta ¿a qué? A su ira. A los niños no se les puede expresar la ira. El maltrato en el aula está totalmente negado y en este caso la maestra tiene que autorregularse. Entonces ese control social de las emociones ya no solo partía de los padres, ya no solo era de la administración, sino que era de la propia maestra. ¿Cómo se logra eso? Así me pregunté si el quid del asunto estaba en la formación. Llegué a eso tratando de pensar cómo es la formación de las maestras, la universidad. Entonces diríamos que realmente nosotros no estamos comprendiendo que la formación emocional de las maestras es de alguna manera una clave para mejorar la situación de los niños en la escuela.

 

VJG: Bueno profe muchas gracias por contarnos eso. También queremos saber cómo organizaste el libro. Son varias cosas, como cuando hablas del tema del miedo, de no poder expresar la ira por parte de las maestras y en especial que tú dices que este libro fue hecho es para la niñez.

 

JCP: Perfecto. No sé si ahí se está viendo la carátula.

 

Interfaz de usuario gráfica, Aplicación

Descripción generada automáticamente

 

La carátula es muy linda porque está mostrando el mundo de los niños; en ellos el mundo es nuevo. Ciertamente la organización del libro, que se ve más detalladamente en el índice, es sencilla y yo podría pensar que sus partes se pueden leer de manera independiente, aunque es importante leer ese primer capítulo, pues allí se plantea el problema.

 

Mire lo que sucedió. Cuando me puse a examinar efectivamente cómo eran los programas de educación y de pedagogía infantil en el país, empecé a ver que en Colombia estamos teniendo alrededor de mínimo unos 33 mil o 35 mil egresados y egresadas en educación infantil. Es cierto, las universidades les están preparando y lo que yo me pregunté es si estas instituciones forman emocionalmente a esas mujeres y hombres que van a ser maestros. Me puse a ver los programas y la sorpresa mía fue que no había asignaturas destinadas a ello, con muy pocas excepciones. Es decir, no se preparan emocionalmente de forma explícita a las a las personas que están estudiando para ser docentes. Así, empecé a sentir una inquietud, porque los niños están siendo formados por profesores y profesoras que no han sido preparados en sus emociones para ejercer la docencia. ¡Obviamente había excepciones! En algunas universidades, como en la Javeriana, había alguna asignatura y también en la Pedagógica etcétera, pero realmente eso se daba en muy pocas.

 

Es que el problema es grande. Por ejemplo, frente a las maestras y maestros en EE.UU. se han sacado estadísticas: casi el 50% de quienes estudian para educación abandonan la carrera a los cinco años. En una sociedad de tal crisis, como es la de EE.UU., muchos están abandonando y entonces la profesión de maestro está siendo calificada como la tercera o cuarta profesión de mayor estrés emocional, al menos eso es lo que dicen algunos estudiosos en EE.UU.  O sea, que abandonan a pesar de toda la formación que han tenido. Sucede que cuando salen recién graduados y graduadas, las escuelas muchas veces acompañan al nuevo trabajador durante un año y tienen un tutor. Sin embargo, repito, a los cinco años están abandonando casi la mitad de las personas que han estudiado para educación. Entonces cuando uno empieza a ver lo anterior, se vuelve estratégico hablar de la emocionalidad en términos de formación, de afrontar una profesión que es la tercera o cuarta más estresante de las profesiones. Así, el afrontamiento, tal como lo diría Lazarus (1991), va a ser fundamental para que usted pueda resistir situaciones de mucha tensión.

 

Después el libro, en el segundo capítulo, entra a la discusión actual sobre emociones, ya que el estudio de las emociones ha cambiado de una manera rapidísima en los últimos 20 años. Porque es diferente la folk psychology, como dicen los gringos, la psicología popular, a lo que está encontrando la ciencia de las emociones en la actualidad. Cuando uno empieza a examinar la literatura ve que hay un altísimo volumen de investigación en literatura anglosajona.

 

Encontré que, la discusión sobre todo desde la perspectiva decolonial de América Latina, la cosa es más precaria. No es que no se estén haciendo cosas, sino que no hay una literatura organizada al respecto. Entonces a mí me interesó y trabajé, en el tercer capítulo, algunos ejemplos sobre la perspectiva decolonial e intercultural de las emociones.

 

La segunda parte del libro se orientó al nudo de la investigación, cuál era ver si en nuestra universidad, allá en la facultad, como un ejemplo estaba formando emocionalmente a las personas, a las a las futuras maestras, porque son mujeres preferentemente. Para ello entonces comencé, y hay todo un capítulo que es el estado del arte sobre lo que se ha realizado en cuanto a la formación emocional a docentes de preescolar. Y lo que descubrí de una manera sorprendente, les invito a que miren el libro, es que a nivel mundial no hay una literatura muy desarrollada. Es decir, apenas se está afrontando de cómo debemos formar a las maestras y no hay programas en concreto a nivel internacional. Sí hay una discusión sobre las emociones de los maestros en general, pero no es tan abundante cuando se habla sobre las emociones en los maestros y maestras de preescolar.

 

En otro capítulo ingresé de lleno a lo que me parece muy interesante y muy debatible: la inteligencia emocional. Reconozco que allí el análisis es muy polémico, porque en el libro se plantea problemáticamente lo que es la inteligencia emocional.

 

Más adelante hice el examen in situ, es decir, en donde está la acción, que corresponde a lo que estaban haciendo en el aula las maestras universitarias que educan a las futuras docentes. Para ello tomé una muestra de asignaturas, hice entrevistas, examiné los microcurrículos, etcétera, Y allí, en la práctica las cosas son totalmente diferentes. Descubrí que a pesar de que no hay una formación explícita en emociones en el aula, ella sí se da de manera diferencial. Creo que hay unos buenos descubrimientos al respecto que podrían orientar digamos hacia el futuro las cosas.

 

LLP: Muchas gracias, profesor por contestarnos. Con base en lo anterior nos gustaría que nos profundice un poco más en el tema. Quisiéramos saber ¿qué son las emociones para el profesor Juan Carlos Pacheco? y por supuesto ¿qué perspectiva tiene sobre ellas?

 

JCP: Perfecto. Hace poco escribí un capítulo (que no ha salido a la luz) cuyo título creo que es magnífico: Las emociones no existen o eso parece. Por esa vía quiero arribar al nuevo construccionismo social y psicológico de las emociones, lo que está rompiendo el paradigma biologista y psicologista tradicional. En ellos se afirma todo el tiempo que las emociones están arraigadas en el cuerpo, cosa que yo no discuto. Pero el tema es que las emociones en sí mismas no están en el cuerpo, pero lo voy a decir de otra manera: no es que la alegría esté una parte del cerebro, no es que el odio esté en otra parte del cerebro, no es que el miedo esté en otra parte del cerebro o del cuerpo. Entonces empieza es polémico frente a la tradición.

 

En el capítulo que escribí hice un análisis del lenguaje en el sentido de la nominalización de las emociones, lo que significa que las emociones, presentes en formas como adjetivos o verbos o adverbios, son trasladadas a la nominalización del sustantivo. Por ejemplo, cuando yo hablo la pelota roja muchas veces digo “la pelota es roja” y traslado rojo al sustantivo. Así digo que el rojo es un color y miren la estructura de nuestro lenguaje occidental, el cual convierte al rojo en un ente. Pero el rojo, aunque nosotros no lo vemos como un ente, en el lenguaje y su praxis parece que existe en sí mismo. Algo similar pasa cuando yo hablo de las emociones: la alegría no existe en sí misma, ni el odio, ni la tristeza, ni la esperanza… nada de eso existe en la realidad, son usos lingüísticos. Usted está tomando por sujeto algo que no es real y es parte de la psicología popular. Pero lo que yo empiezo a ver es que mucha de la literatura psicológica, biológica e incluso social está trabajando como si las emociones existieran en ese sentido; es decir, el lenguaje popular impregnó la investigación científica de las emociones. La folk psychology se convirtió en la fuente de la investigación de las emociones, pero las emociones no están ahí. Es diferente decir que la alegría es buena a decir que estoy “alegrado” y me siento bien. Si uno rompe con esa perspectiva uno empieza a entender algo.

 

Me parece que esa nominalización hace que fracasen los estudios. Por ejemplo, frente a la intención de encontrar las emociones del cerebro a mí me impactó el metaanálisis de unas psicólogas (Lindquist, Wager, Kober, Bliss-Moreau, & Barret, 2012) que hicieron el seguimiento durante 20 años de estudios sobre imágenes cerebrales que trataban de encontrar las emociones en algún lugar. Kristen Lindquist y Lisa Feldman Barret concluyeron que nadie había podido encontrar emociones en el cerebro. Ellas después han ido extendiendo el estudio (Azari, y otros, 2020) a otras partes del cuerpo, a las hormonas y siguen insistiendo en que no se encuentran las emociones en ningún sitio. Ese es un debate que hay que hacer: que las emociones no tienen nada que ver con una existencia sí misma, aunque influyen en nuestros cuerpos, se asientan en nuestros cuerpos.

 

Ese mundo emocional se integra y hace parte de experiencias biográficas, que a través de la vida se van dando. Si yo identifico el contexto con esas situaciones de alegrarse esperanzarse y cosas como esas y usted construye a través de la vida ese cuerpo orgánico con todas esas sensaciones que he vivido[8]. Y entonces el cerebro tiene una especie de huella digital particular, que alberga esas experiencias, pero no son la alegría o el odio o el miedo.

 

Quiero poner el ejemplo de un reconocido estudioso del miedo, Joseph LeDoux , quien decía que era en la amígdala cerebral donde está el miedo. Su libro El cerebro emocional (1999) fue un best seller. Pero en el 2015 dijo que no, que el miedo no se alojaba en la amígdala (LeDoux, 2015) y se echó para atrás. En el 2018 lo volvió a decir (LeDoux, 2018) y la gente que había repetido una y otra vez entonces estaban en un error. Sus análisis estaban destinados al fracaso.

 

VJG: Ok profe muchas gracias por esa explicación. Y frente a eso que hablas de que las emociones se integran a lo que se vive, que son una memoria biográfica, queremos saber ¿qué más puede decir? Entendemos que en el libro habló de las emociones en perspectiva decolonial o mejor de nuestra América.

 

JCP: Efectivamente. Cuando uno rechaza las emociones existiendo solo como biología o como psicología biologista, entonces entramos al contexto. Efectivamente, la sociedad y el lenguaje van a empezar a decir que vivimos en un mundo emocional. Surge la pregunta de cuál es el contexto. Entonces vemos cómo la antropología, por ejemplo, ha hecho estudios en diversas partes del mundo y ha descubierto, y (lo debo poner, por lo que dije anteriormente, entre comillas), emociones que no están en Occidente. Por ejemplo, los Ifaluk en Oceanía (Lutz, 1998) tienen una serie de emociones que nosotros no tenemos y también he encontrado diccionarios de emociones que nombran emociones que Occidente no tiene. Y entonces la pregunta la hice para nuestra América.

 

Hice un rastreo y puse cuatro ejemplos básicos.

 

Comencé pensando en Orlando Fals Borda, quien habló del senti-pensamiento del hombre-hicotea, del hombre de la Costa Norte de Colombia (Fals Borda, 2002), de cómo se vive en ese mundo la resistencia, el sufrimiento, el empobrecimiento. Y Fals nos decía que nuestra vida no es pensamiento sino senti-pensamiento y cómo ese estado emocional va a influir. Entonces Fals Borda es uno de los ejemplos de nuestra América.

 

También hablé por ejemplo de la escuela argentina, sí muy occidentalizada pero muy interesante. De todas maneras, ha empezado a trabajar nuestras sociedades urbanas, nuestra civilización llamémoslo así americana, en este caso de Argentina[9]. Algo similar de lo que está pasando en Brasil, con una famosa revista de sociología de las emociones[10]. Y se han hecho cosas contextualizadas a nuestro medio.

 

Pero lo que más me interesó en esa revisión fue el feminismo indígena, el cual se ha enfrentado completamente al feminismo europeo y al feminismo radical, incluso en Latinoamérica. En vez del enfrentamiento entre hombres y mujeres, habla del mundo de las relaciones amorosas como complementaridad, solidaridad y reciprocidad. Está el feminismo en Bolivia con los Aymara, pero también, por ejemplo, en Guatemala. Y cuando empecé a ver eso fue impactante constatar la presencia del afecto y de la ternura, lo que usted no encuentra en los manuales feministas tradicionales, los cuales son manuales del poder, del odio, de enfrentarse y de superar a los hombres. Y el feminismo latinoamericano, Centroamericano, en Ecuador, o en Bolivia nos dicen otras cosas: somos compañeros y estamos basados en la ternura, en el afecto y en el amor.

 

Ese capítulo del libro lo terminé con Patricio Guerrero y el corazonar. Es otro mundo. Tenemos que rescatar eso en esta sociedad utilitaria, en esta sociedad del poder.

 

Esos ejemplos son parte de nuestra América y nuestra América está dando el debate. Posiblemente sí hubo y hay efectivamente patriarcalismo en esas sociedades originarias; pero la propuesta es maravillosa por parte de estas mujeres que no están pensando en el odio sino en el hombre y la mujer como complemento.

 

LLP: Muchas gracias, profesor. Bueno antes de continuar con la siguiente pregunta me gustaría hacer algunos comentarios con base en lo que has dicho, si me lo permites. Es muy importante hablar pues de un tipo de feminismo del cual la mayoría de veces muchos y muchas de nosotros no hemos escuchado. Hemos oído del feminismo socialista o del feminismo radical, de muchas corrientes del feminismo; pero es importante considerar la interculturalidad de nuestra América, pues allí se encuentra este otro tipo de feminismo que vale la pena resaltar y tenerlo en cuenta, porque también está presente entre nuestras comunidades indígenas y puede ser una perspectiva de la mujer hacia sí misma.

 

Más atrás nos decías que las emociones no existen en sí mismas, sino que más bien son una construcción asociada a un situaciones o momentos. Con base esto, aunque resaltaste la cuestión de la biología y la psicología respecto a las emociones, lo abordas más hacia la sociología. Sí, entonces nos cambia totalmente el panorama respecto de la inteligencia emocional, porque ella está muy asociada más que todo al campo de la psicología, al control de las emociones. Entonces quisiéramos saber ¿qué es para ti la inteligencia emocional?

 

JCP: Bueno yo comencé el estudio aplicando el famoso test de inteligencia emocional ICE Bar-On, que es un hijito de algo importantísimo que sucedió al finalizar los años 80 y principios de los 90. Fue cuando Mayer y Salovey generaron lo que se llama un test de inteligencia emocional (Mayer & Salovey, 1993). Yo creía y partía del hecho de que efectivamente se estaba detectando lo que es la emocionalidad de las personas; pero cuando me puse a hacer un examen más cuidadoso encontré una serie de elementos que son muy polémicos.

 

Lo primero es que la literatura que trabajaron Salovey y Mayer (Salovey & Mayer, 1989-90) en su artículo fundacional y en la cual se ha basado la inteligencia emocional todo este tiempo es una literatura de la psicología que viene los años 80 y más atrás. Eso significa que la psicología de las emociones ha cambiado mucho; ya tenemos la sociología de las emociones; ya tenemos la historia de las emociones, al igual que la antropología de las emociones; además tenemos emociones y lenguaje; es decir todo el contexto está siendo estudiado y Salovey y Mayer no podían verlo efectivamente. La sociología de las emociones lleva unos 40 años y ha empezado a impactar de una manera intensa en lo que se llama el contexto.

 

La literatura que Salovey y Mayer utilizaron es literatura psicológica de los años 60, de los años 70, con gente maravillosa no lo niego. Por ejemplo, Magda Arnold (Shields & Arvid, 2006), esa mujer en medio de hombres, hizo cosas maravillosas; también está Richard Lazarus (1991), etcétera. Pero cuando usted ve la literatura y ve el artículo fundacional de inteligencia emocional, vemos en los autores el afán de medición. La medición tiene una polémica y es catalogar a la gente y le ha dado hasta un puntaje; y si usted tiene un puntaje de inteligencia cognitiva de 100 es normal, si tiene un puntaje de 70 es anormal, si usted tiene un puntaje 140 es casi un genio. Salovey y Mayer lo trasladaron a las emociones y empezaron a trabajar test y test y test. Catorce test nombran en el artículo fundacional: medir se llama eso; pero cuando usted ve las fuentes teóricas, entonces se convierte en un potpourri. No sabemos por qué armaron eso así y eso es lo que están utilizando todo el tiempo los diversos test sobre inteligencia emocional. Pero hay una polémica, pues el test de ellos no tiene ninguna correlación con otros test, como pasa con el test de Golemán. Hay 14 o 15 tipos de test y no se correlacionan y están viendo cosas diferentes que en la actualidad no sabemos qué es inteligencia emocional.

 

Lo anterior me afectó mucho, porque cuando yo hice el examen detallado, vi que el test de Bar-On (y creo que los otros) era un sistema cerrado que no consideraba el contexto. En mi investigación hice las mediciones cuando apliqué el test. Encontré que la varianza no explicada era del 64%. Esto significa la variación de los resultados no puede ser explicada con las subescalas del test (y sus preguntas) en un 64%. Para decirlo de otra manera, los puntajes en este caso varían gracias a elementos desconocidos que no están en el test (es un alto porcentaje del 64%); es decir el test sólo explica ese 36% de la varianza de los datos. Y encontré en mi revisión una información muy relevante, pues en el análisis cultural de las emociones, habiéndose hecho un análisis como de 20 a 30 años, se halló que el análisis cultural explicaba tan solo el 28% de la variación de las emociones (Illouz, Gilon, & Mattan, 2014).

 

Lo que descubrí es que la inteligencia emocional tiene demasiadas contradicciones, excesivas contradicciones. En ese sentido, cuando se ve la literatura en educación y su relación con la inteligencia emocional, uno encuentra miles y miles de artículos sobre el tema. Pero es que es muy fácil aplicar un test que se demora 20 minutos y ya la persona quedó catalogada, totalmente catalogada y a usted le dan un puntaje. Así, usted es un bruto en inteligencia emocional, no sirve para relaciones sociales, no tiene empatía, falla en la felicidad.

 

Pero en realidad usted no es un “bruto”. Es lo mismo que pasó con el coeficiente intelectual, que ustedes saben que es una polémica, una polémica que viene desde 1910. El coeficiente intelectual ha tenido toda una serie de problemas; más aún, han salido miles de mediciones de coeficiente intelectual cognitivo; pero no sirven. Así concluí con el test de inteligencia emocional de Bar-On. Entonces abandoné el tema de la inteligencia emocional. En ese sentido he visto muchísima gente hablando de la inteligencia emocional y cómo tú te debes mejorar.

 

Para mí el contexto educativo es el que vale, es un contexto social. Es que el contexto incide sobre la medición. En mi investigación concluí que a medida que pasaban los semestres las estudiantes no mejoraban en inteligencia emocional: pero el problema no era de las estudiantes, ni del programa de educación. El problema era del instrumento de medición. Las mediciones señalaban que para un buen test, por ejemplo, la significancia estadística debía ser de 0.01 y ya sabemos que este parámetro ha sido totalmente debatido en un famoso artículo del 2017 firmado por alrededor de 17 investigadores (Benjamin, Berger, Johannesson, & otros, 2017). Para ellos el valor alfa (para p = 0.01) no sirve y estos investigadores calcularon que el 40 por ciento de las mediciones en psicología eran espurias, eran falsas, no podían llegar a ninguna conclusión y eso le pasó a la inteligencia emocional. En el libro explico detalladamente este hecho de que inteligencia emocional tiene grandes problemas.

 

VJG: Listo profe muchas gracias. Yo sé que el libro lo enfocas en la educación y en la niñez. En cuanto a eso nos interesa mucho saber primero, ¿cuál crees tú que es la problemática que hay en la educación? y segundo, ¿cómo educar a los educadores en el tema emocional? Pues como tú decías, no se nos está educando a las profesoras para enseñar a la niñez en este sentido.

 

JCP: Hay que ser diferencial. O sea, por ejemplo, en las asignaturas que trabajan ciencias se supone que usted trabaja el lenguaje objetivo y cosas como esas. Sin embargo, para la niñez el lenguaje no es objetivo. Lo que yo veía es que la maestra en ese instante trabajaba también con las estudiantes a ser maestras un lenguaje sencillo. Pero lo interesante era lo siguiente: que las estudiantes se bloqueaban muchísimo cuando trabajaban ciencia. ¡Claro! en nuestro país todo el tiempo uno aprende lo que es la célula y hasta ahí. Llegan las estudiantes a ser profesoras de educación infantil y ahí está el problema de cómo enseñarles ciencias naturales a los niños. Ellas tenían que romper el bloqueo y me parecía maravilloso una cosa y es que la profesora les enseñaba a ellas ciencias naturales como enseñándoles a niños. Y ahí era juego, era un ambiente tan amable que lo que era ciencia objetiva se transformaba precisamente en una experiencia .

 

En el aula había otras asignaturas, por ejemplo, la educación sexual. Allí la educación sexual era totalmente impactante, porque las estudiantes hablaban de sus experiencias como mujeres en términos de su sexualidad. A través de ese manejo empezaban a poder hablar y poder expresar educativamente también en términos de la educación para los niños. Efectivamente había emociones porque se hablaba del amor, no se hablaba simplemente del cuerpo como objeto. Hay que notar lo siguiente: en España, o en Argentina, se está en una avanzadilla donde el concepto de identidad sexual está siendo manipulado, pues la identidad de género se sobrepone a otros elementos como la afectividad. Lo que descubrí sobre la cátedra de educación sexual es que las estudiantes daban rienda suelta a sus emociones y de pronto tenían una perspectiva distinta al final de semestre.

 

También estaban las asignaturas de artísticas. Allí la cosa era interesantísima. Uno se da cuenta que las artes son negadas para todos: “es que yo no sé cantar” y entonces el canto solo se lo dejamos a los cantantes profesionales. “No, es que yo no sé dibujar” e igualmente se lo dejamos a los Maestros en arte egresados de la Universidad Nacional. Cuando se trabajaba en el aula con las futuras maestras entonces había una ligazón entre la expresividad del cuerpo y la expresividad artística. Entonces las futuras maestras empezaron a comprender el arte desde otra perspectiva: “es que el arte no es para los profesionales es para todos nosotras y es para los niños”. Así, la relación con los niños se veía desde otra perspectiva. En esas clases las emociones están presentes todo el tiempo.

 

Estaba también la práctica pedagógica. Otro papel de los tutores o el papel propiamente de la directora o de las maestras que están enseñándole a las a las a las niñas en muchas de las asignaturas también la práctica pedagógica no cosas cosas como esas que nos hacen pensar que sería posible trabajar la emocionalidad de una forma integral en la universidad y ese sería un aporte eso va a romper realmente

 

LLP: Muchas gracias, profesor. Bueno vamos con la última pregunta. Hemos escuchado en algún momento el tema de la educación para el futuro. Quisiera preguntarte: ¿qué crees con respecto a las emociones en el futuro? ¿cómo será la perspectiva teniendo en cuenta también todo lo del área digital y la tecnología? Los niños y adolescentes están muy cercanos a la tecnología, están sumergidos en ella.

 

JCP: Bien. Podríamos hablar del debate de si las máquinas pueden tener en algún momento sentimientos, de si pueden tener emociones. La perspectiva aquí es interesante porque las emociones están relacionadas con el cuerpo. Entonces cuando nos enamoramos sentimos en el cuerpo el enamoramiento, cuando odiamos sentimos la emoción en el cuerpo. Pero cuando las máquinas empiezan a trabajar a través del lenguaje las emociones no trabajan el cuerpo. Podemos hablar de muñecos que le hablen a uno muy cordialmente. Van a imitar perfecto los gestos. Pero hay que recordar que el programa de Ekman fracasó (Barrett, 2018), pero en nuestro contexto cultural los gestos trabajan y podemos tener robots que por ejemplo imiten los gestos emocionales, que hablen con palabras emocionales, o sea que conversen emocionalmente con las personas, como está pasando ahora con la inteligencia artificial. Lo que pasa es que ahora las máquinas pueden pasar el test de Turing, por lo que no se pueden diferenciar las respuestas artificiales de las humanas en vivo. Lo que está sucediendo en la actualidad es que poco a poco la inteligencia artificial va a trabajar con un lenguaje muy natural, pues al fin y al cabo se alimenta de él. Sus expresiones son cada vez más naturales, por lo que se podría decir que va a empezar a verse una sustitución de actividades y expresiones de las personas. Es muy posible que haya confusión, pero mientras que el cuerpo natural esté, mientras que la sociedad y sus lazos sociales se den entre humanos, mientras que la biografía esté, las emociones y el mundo emocional van a estar ahí. Es cierto que la educación va a tener una alta dosis de la nueva revolución cognitiva artificial y de que en muchas actividades se va a sustituir al maestro. La pregunta que uno se hace es sobre las relaciones sociales. Por ejemplo, después de la pandemia muchos de los estudiantes vinieron a pensar la universidad desde otra perspectiva. Ya no era la máquina lo importante. Ahí uno pensaría que hay una tensión inmensa entre el avance de la inteligencia artificial, que va a arrasar con muchas de las profesiones cognitivas tradicionales, y lo que es el cuidado humano alrededor del afecto, pues es central y estratégica la consideración del otro como personal. Hay que rescatar las profesiones de esta área, como las que tienen que ver con la educación para los niños. Estas profesiones van a subsistir y van a persistir y van a conseguir quizás algo diferente. Es posible que la inteligencia artificial y las máquinas hagan que algunos humanos confundan las muñecas con esposas; pero al final, pienso que la inteligencia artificial puede ayudar a una liberación para buscar algo más humano, que es precisamente ser humanos en este mundo del sentir. Bueno muchas gracias.

 

Bibliografía

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[1] Juan Carlos Pacheco Giraldo Universidad Libre: Bogotá, CO. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-0884-3075 Correo: juanc.pachecog@unilibre.edu.co

[2] La entrevista se realizó el 20 de abril de 2023. El presente texto se ha adaptado al formato escrito, eliminando o reformulando algunas expresiones propias de la oralidad. Igualmente se han introducido algunas referencias bibliográficas que obedecen a citas en la entrevista y que pueden ser útiles al lector. El video se encuentra en: https://www.facebook.com/100070454409215/videos/3208889726071273

[3] El título completo del libro es Emociones para un nuevo mundo: con una reflexión sobre la educación a futuros docentes de primera infancia en la Universidad. El acceso es libre y se encuentra disponible en: https://repository.unilibre.edu.co/bitstream/handle/10901/23547/Edici%c3%b3n%20Repositorio.%20Emociones%20para%20un%20nuevo%20mundo.pdf?sequence=7&isAllowed=y

[4] Existe un artículo sobre algunos de los hallazgos del estudio de Pacheco (2013).

[5] Arlie Russell Hochshild, la famosa socióloga de las emociones, en su obra clásica The Managed Heart. Commercialization of Human Feeling (2003), nombra muchas veces a Stanilavski.

[6] Dos obras que ilustran le método de Stanilavski están en Un actor se prepara (1953) y El trabajo del actor sobre sí mismo en el proceso creador de las vivencias (1980).

[7] Existe un artículo que se tituló La prostituta actriz: la imagen femenina desde una obra literaria (2016).

[8] Antonio Damasio (1996) llamó a esa experiencia “marcador somático”.

[9] Está la revista Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad RELACES que dirige Adrián Scribano, quien es líder del Grupo de Investigación sobre Sociología de las Emociones y los Cuerpos - Instituto de Investigaciones Gino Germani - UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES.

[10] La revista se ha llamado Revista Brasileira de Sociologia da Emoção, que es del GREM - Grupo de Pesquisa em Antropologia e Sociologia das Emoções.