Emociones para un
nuevo mundo. Entrevista al autor Juan Carlos Pacheco
Giraldo[1],
con motivo del lanzamiento del libro en la Feria Internacional del Libro de
Bogotá (20 de abril de 2023)
Entrevista
realizada por: Valeria Juliana Garzón y Laura Liliana Pachón[2]
Valeria Juliana
Garzón (VJG): buenas tardes a todos, los saludo desde la feria del libro de
parte de la Universidad Libre, hoy venimos a acompañar a nuestro profesor Juan
Carlos Pacheco Giraldo que viene a presentar su libro. La entrevista la
realizaremos mi compañera Laura Liliana Pachón y yo (Valeria Juliana Garzón).
Laura Liliana
Pachón (LLP): Bueno, el profesor Pacheco es sociólogo de la Universidad
Nacional de Colombia, con maestría en ciencias sociales, con énfasis en ciencias
políticas de la FLACSO. Tiene también estudios de maestría en Filosofía del Derecho
y Teoría Jurídica, de la Universidad Libre. Como investigador ha desarrollado numerosos
trabajos en las áreas de educación, violencia, medios de comunicación, análisis
regional, industria y gestión, aplicando análisis cuantitativos y cuantitativos
de la investigación. Igualmente ha participado en el diseño, ejecución,
seguimiento y evaluación de proyectos sociales, consultorías e investigaciones.
Actualmente es docente de la Facultad de Ciencias de la Educación de la
Universidad Libre, en Bogotá.
Juan Carlos
Pacheco (JCP): Muchas gracias, Valeria y Liliana. Quiero agradecer a la
Universidad Libre por esta oportunidad para hablar de este texto y gracias a su
apoyo pude hacer el libro, que para mí es muy interesante y maravilloso. Quiero
invitarles a ustedes para que lo lean y en esta conversación voy a contarles
algunos de los temas qué vamos a encontrar en este texto. Entonces, bueno,
comencemos.
VJG: Ok, cabe
aclarar que nosotras somos del grupo de investigación IDEUL, específicamente
del campo de investigación y del semillero Otredad. Venimos a acompañar
a nuestro profesor porque él quien está apoyándonos en nuestro proyecto de
grado. Bueno, profe, queremos saber por qué quisiste llamar al libro[3] así, ¿por
qué el título de este libro?
JCP: El título
emociones por un nuevo mundo tiene una doble característica. La primera es
porque estamos hablando de que el estudio de las emociones, el manejo de las emociones
en este mundo, en la educación concretamente, está cambiando muy rápido. ¿Qué
significa eso? Que cada vez estamos incorporando más en la educación el tema de
las emociones. Cuando uno, por ejemplo, mira la bibliometría en Google
académico, vemos muy los temas de las emociones y de la educación. Ya hablaré
de eso en un momento, pero es que nuestros niños, los que están en las
escuelas, tienen que empezar a ser mirados de manera intensa considerando sus
emociones. Entonces, un primer elemento es que las nuevas emociones que se
están trabajando en las escuelas hacen parte de cosas como, por ejemplo, la
inteligencia emocional, tema del cual todos conocemos. Así, lo primero es que las
Emociones por un nuevo mundo es un libro que tiene que ver con eso. Segundo,
un nuevo mundo es nuestra América. Nuestro grupo de investigación hace parte de
lo que es de colonialidad e interculturalidad y estamos mirando desde esta parte
del mundo lo que serían las emociones. Entonces, decir por un nuevo mundo
es hablar de nuestro entorno, de nuestro país y para nuestra niñez. El libro se
titula así porque trabajé orientándome a la niñez y entonces, también para esas
maestras, quienes seguramente van a tener que ver en las aulas con estos niños.
Pero creo que va a un público más amplio.
LLP: Quisiéramos
saber profesor, ¿cómo es que surge la idea del libro? es decir, ¿de dónde nace
la idea de creación de este libro?
JCP: Sí, muchas
gracias. Perfecto. Cuando yo estuve en la ciudad de Quito, eso fue a principios
de los años 2000, estuve haciendo una investigación, una consultoría sobre el
tema de la delincuencia callejera. Entonces, el tema de la delincuencia tenía
un ingrediente que a mí me llamó mucho la atención y era el miedo, las fábricas
del miedo. Entonces, ¿qué era lo que yo pensaba? Que cuando las personas están
en la calle delinquiendo, son expertas en producir miedo sobre las víctimas. Tienen
toda una tecnología, una técnica para producir miedo y hablamos de culturas
criminales, llamémoslo así, de enseñanzas. Entonces, obviamente, cuando a usted
lo van a robar, entonces ellos tienen armas bien visibles, tienen el elemento
sorpresa, tienen las palabras precisas, someten a la víctima con la
superioridad, pero sobre todo y es lo que yo capté en el estudio, para generar
miedo. Cuando usted tiene miedo, entonces se arrodilla y entrega todo y
disminuye el riesgo también para las personas que delinquen. Cuando yo me puse
a ver eso, el miedo me llamó la atención porque realmente las relaciones
sociales están teñidas de emociones de ese estilo, pero la fábrica del miedo no
se quedaba ahí. Y es lo que me hizo a mí pensar, de que detrás había mucha
economía, que estaba dirigida, por ejemplo, a guardias de seguridad, a policía,
a alarmas, era toda una industria; es decir, la sociedad del miedo se estaba
expandiendo, había alarmas comunitarias y todo se estaba manejando de esa
forma. Posteriormente, lo que yo fui viendo es que efectivamente y sobre todo
en nuestro mundo latino, es que las relaciones cotidianas están llenas de
emociones, emocionalidad donde las relaciones sociales suponen un vínculo
emocional.
¿Qué fue lo que
pasó? Yo regresé aquí a Colombia y comencé a trabajar precisamente un proyecto
que me gustó muchísimo, que tenía que ver con el preescolar. ¿Qué fue lo que
noté? Y eso lo trabajé en la Universidad de Antonio Nariño, algo que nosotros
denominamos el control social de las emociones en el preescolar[4]. Como
mi formación básica es de sociólogo, entonces mi enfoque fue ver cómo en las
relaciones sociales se empiezan a generar una serie de elementos de control. ¿Qué
significa el control? Significa que cuando estamos interactuando, entonces hay
instituciones que generan y direccionan lo que serían las emociones. A las
maestras en preescolar, que era el objetivo del estudio, en este caso las
estaban también direccionando, como por ejemplo para no maltratar a los niños. Usted
cuando está en el aula tiene que controlar sus emociones y ese control, que es
social, no solo parte solamente de la maestra hacia los niños, están los padres
de familia, están obviamente las directivas, están los colegas. Es así que,
nosotros pensábamos en el estudio que estábamos haciendo, que ese control de
las emociones se estratificaba socialmente. Son muy diferentes las
instituciones de estratos altos que las instituciones de estratos bajos. En ese
sentido, entonces empecé a examinar con el grupo de investigación cómo eso se jerarquizaba
y qué mecanismos había. Pero más allá de eso, descubrí, y es lo que me hizo
llegar a esta temática, que esas maestras habían tenido antecedentes personales
significativos. Cuando, por ejemplo, yo hice el estudio en uno de los colegios,
la maestra estaba solita en el aula y curiosamente en ese colegio, los únicos
de primaria que allí estaban eran esos niños de preescolar. El resto era
bachillerato y a ella no la controlaban, por lo que podía hacer muchas cosas e
innovaciones en el aula y de pronto descubrí sus antecedentes. Y es que las
maestras han tenido una biografía, que tiene que ver con el entorno familiar,
social, etcétera. Pero sobre todo me hice una pregunta: ¿qué tenía que ver la
universidad con eso?
Entonces fui
avanzando y me encontré también con algo adicional y es que el control social
de las emociones había tenido una expresión maravillosa en el teatro. Gracias a
una colega, una compañera de investigaciones allá en Ecuador, Irina Verdesoto,
descubrí a Konstantin Stanilavski,
el director ruso de teatro[5]. Stanilavski hace una cosa, y es que busca lo que se llama
la autenticidad en la expresión y la verdad teatral[6]. La
verdad teatral que va a tener en consideración cómo el actor se expresa de la
manera más legítima, más verdadera en una comunicación real con los
espectadores. ¿Qué significa eso? Significa que para la época de Stanilavski el teatro ruso tenía un problema y es que está
excesivamente acartonado, las formas se imponían sobre la expresión teatral. La
escuela de Stanilavski, que después se trasladó a
Estados Unidos, generó una técnica de actuación, que solucionaba problemas de
actuación en donde, por ejemplo, usted todas las noches tiene que llorar como
actor y entonces tiene llora genuinamente. y entonces él decía reviva
experiencias dolorosas en su vida y cada noche ese actor tenía que revivirlas.
Esa técnica de Stanilavski se expandió por muchas
zonas, volvió digamos la actuación de otra manera y me sirvió para enfrentar otro
estudio: La prostituta actriz[7],
que es un título muy llamativo.
¿Qué fue lo que
pasó? Me encontré con un texto de Claudia Minoliti,
una autora argentina que escribió una novela titulada Diario de una
prostituta argentina
¿De dónde venía
eso? Podíamos considerarlo desde una veta de la sociología, con Elvin Goffman,
quien es uno de los pilares de la sociología. Él hablaba de que las relaciones
sociales y las interacciones entre las personas tienen un frente y una atrás, un
front y un back. La prostituta
actriz es eso. ¿Sí me explico? ¿Qué significa? Que ella actúa frente a
otros y detrás está viendo otras cosas desoladas, tristes, angustiadas, presionadas,
pero frente al cliente ella es la maravilla. Minoliti
narra cómo unos clientes llegaban buscando ternura, reconocimiento, cariño,
cosas como esas y otros más bien buscando placer. Entonces “cliente satisfecho
trae más clientes”. Esto que parece terrible, pero lo que estoy diciendo es que
es en esas trabajadoras toda una técnica de actuación teatral.
La obra de Minoliti me llevó a pensar que los roles de actuación
emocional se dan también en la escuela. ¿Por qué? Porque efectivamente la
maestra de escolar tiene que regular sus emociones frente a los niños. No les puede
dar rienda suelta y eso lo aplicaría yo a todos los docentes. No puede dar
rienda suelta ¿a qué? A su ira. A los niños no se les puede expresar la ira. El
maltrato en el aula está totalmente negado y en este caso la maestra tiene que autorregularse.
Entonces ese control social de las emociones ya no solo partía de los padres,
ya no solo era de la administración, sino que era de la propia maestra. ¿Cómo
se logra eso? Así me pregunté si el quid del asunto estaba en la formación.
Llegué a eso tratando de pensar cómo es la formación de las maestras, la
universidad. Entonces diríamos que realmente nosotros no estamos comprendiendo
que la formación emocional de las maestras es de alguna manera una clave para
mejorar la situación de los niños en la escuela.
VJG: Bueno profe
muchas gracias por contarnos eso. También queremos saber cómo organizaste el
libro. Son varias cosas, como cuando hablas del tema del miedo, de no poder
expresar la ira por parte de las maestras y en especial que tú dices que este
libro fue hecho es para la niñez.
JCP: Perfecto. No
sé si ahí se está viendo la carátula.

La carátula es muy
linda porque está mostrando el mundo de los niños; en ellos el mundo es nuevo.
Ciertamente la organización del libro, que se ve más detalladamente en el
índice, es sencilla y yo podría pensar que sus partes se pueden leer de manera independiente,
aunque es importante leer ese primer capítulo, pues allí se plantea el problema.
Mire lo que sucedió.
Cuando me puse a examinar efectivamente cómo eran los programas de educación y
de pedagogía infantil en el país, empecé a ver que en Colombia estamos teniendo
alrededor de mínimo unos 33 mil o 35 mil egresados y egresadas en educación
infantil. Es cierto, las universidades les están preparando y lo que yo me
pregunté es si estas instituciones forman emocionalmente a esas mujeres y
hombres que van a ser maestros. Me puse a ver los programas y la sorpresa mía fue
que no había asignaturas destinadas a ello, con muy pocas excepciones. Es
decir, no se preparan emocionalmente de forma explícita a las a las personas
que están estudiando para ser docentes. Así, empecé a sentir una inquietud,
porque los niños están siendo formados por profesores y profesoras que no han
sido preparados en sus emociones para ejercer la docencia. ¡Obviamente había
excepciones! En algunas universidades, como en la Javeriana, había alguna
asignatura y también en la Pedagógica etcétera, pero realmente eso se daba en
muy pocas.
Es que el problema
es grande. Por ejemplo, frente a las maestras y maestros en EE.UU. se han
sacado estadísticas: casi el 50% de quienes estudian para educación abandonan
la carrera a los cinco años. En una sociedad de tal crisis, como es la de EE.UU.,
muchos están abandonando y entonces la profesión de maestro está siendo
calificada como la tercera o cuarta profesión de mayor estrés emocional, al
menos eso es lo que dicen algunos estudiosos en EE.UU. O sea, que abandonan a pesar de toda la
formación que han tenido. Sucede que cuando salen recién graduados y graduadas,
las escuelas muchas veces acompañan al nuevo trabajador durante un año y tienen
un tutor. Sin embargo, repito, a los cinco años están abandonando casi la mitad
de las personas que han estudiado para educación. Entonces cuando uno empieza a
ver lo anterior, se vuelve estratégico hablar de la emocionalidad en términos
de formación, de afrontar una profesión que es la tercera o cuarta más
estresante de las profesiones. Así, el afrontamiento, tal como lo diría Lazarus
Después el libro,
en el segundo capítulo, entra a la discusión actual sobre emociones, ya que el
estudio de las emociones ha cambiado de una manera rapidísima en los últimos 20
años. Porque es diferente la folk psychology, como
dicen los gringos, la psicología popular, a lo que está encontrando la ciencia
de las emociones en la actualidad. Cuando uno empieza a examinar la literatura ve
que hay un altísimo volumen de investigación en literatura anglosajona.
Encontré que, la
discusión sobre todo desde la perspectiva decolonial de América Latina, la cosa
es más precaria. No es que no se estén haciendo cosas, sino que no hay una
literatura organizada al respecto. Entonces a mí me interesó y trabajé, en el
tercer capítulo, algunos ejemplos sobre la perspectiva decolonial e
intercultural de las emociones.
La segunda parte
del libro se orientó al nudo de la investigación, cuál era ver si en nuestra
universidad, allá en la facultad, como un ejemplo estaba formando
emocionalmente a las personas, a las a las futuras maestras, porque son mujeres
preferentemente. Para ello entonces comencé, y hay todo un capítulo que es el
estado del arte sobre lo que se ha realizado en cuanto a la formación emocional
a docentes de preescolar. Y lo que descubrí de una manera sorprendente, les invito
a que miren el libro, es que a nivel mundial no hay una literatura muy
desarrollada. Es decir, apenas se está afrontando de cómo debemos formar a las
maestras y no hay programas en concreto a nivel internacional. Sí hay una
discusión sobre las emociones de los maestros en general, pero no es tan
abundante cuando se habla sobre las emociones en los maestros y maestras de
preescolar.
En otro capítulo
ingresé de lleno a lo que me parece muy interesante y muy debatible: la inteligencia
emocional. Reconozco que allí el análisis es muy polémico, porque en el libro
se plantea problemáticamente lo que es la inteligencia emocional.
Más adelante hice
el examen in situ, es decir, en donde está la acción, que corresponde a
lo que estaban haciendo en el aula las maestras universitarias que educan a las
futuras docentes. Para ello tomé una muestra de asignaturas, hice entrevistas,
examiné los microcurrículos, etcétera, Y allí, en la
práctica las cosas son totalmente diferentes. Descubrí que a pesar de que no
hay una formación explícita en emociones en el aula, ella sí se da de manera
diferencial. Creo que hay unos buenos descubrimientos al respecto que podrían
orientar digamos hacia el futuro las cosas.
LLP: Muchas
gracias, profesor por contestarnos. Con base en lo anterior nos gustaría que nos
profundice un poco más en el tema. Quisiéramos saber ¿qué son las emociones
para el profesor Juan Carlos Pacheco? y por supuesto ¿qué perspectiva tiene
sobre ellas?
JCP: Perfecto. Hace
poco escribí un capítulo (que no ha salido a la luz) cuyo título creo que es magnífico:
Las emociones no existen o eso parece. Por esa vía quiero arribar al
nuevo construccionismo social y psicológico de las emociones, lo que está
rompiendo el paradigma biologista y psicologista tradicional. En ellos se afirma todo el tiempo
que las emociones están arraigadas en el cuerpo, cosa que yo no discuto. Pero
el tema es que las emociones en sí mismas no están en el cuerpo, pero lo voy a
decir de otra manera: no es que la alegría esté una parte del cerebro, no es
que el odio esté en otra parte del cerebro, no es que el miedo esté en otra
parte del cerebro o del cuerpo. Entonces empieza es polémico frente a la
tradición.
En el capítulo que
escribí hice un análisis del lenguaje en el sentido de la nominalización
de las emociones, lo que significa que las emociones, presentes en formas como
adjetivos o verbos o adverbios, son trasladadas a la nominalización del
sustantivo. Por ejemplo, cuando yo hablo la pelota roja muchas veces digo “la
pelota es roja” y traslado rojo al sustantivo. Así digo que el rojo es
un color y miren la estructura de nuestro lenguaje occidental, el cual
convierte al rojo en un ente. Pero el rojo, aunque nosotros no lo vemos como un
ente, en el lenguaje y su praxis parece que existe en sí mismo. Algo similar
pasa cuando yo hablo de las emociones: la alegría no existe en sí misma, ni el odio,
ni la tristeza, ni la esperanza… nada de eso existe en la realidad, son usos
lingüísticos. Usted está tomando por sujeto algo que no es real y es parte de
la psicología popular. Pero lo que yo empiezo a ver es que mucha de la
literatura psicológica, biológica e incluso social está trabajando como si las
emociones existieran en ese sentido; es decir, el lenguaje popular impregnó la
investigación científica de las emociones. La folk psychology
se convirtió en la fuente de la investigación de las emociones, pero las
emociones no están ahí. Es diferente decir que la alegría es buena a
decir que estoy “alegrado” y me siento bien. Si uno rompe con esa perspectiva uno
empieza a entender algo.
Me parece que esa
nominalización hace que fracasen los estudios. Por ejemplo, frente a la
intención de encontrar las emociones del cerebro a mí me impactó el metaanálisis
de unas psicólogas
Ese mundo
emocional se integra y hace parte de experiencias biográficas, que a través de
la vida se van dando. Si yo identifico el contexto con esas situaciones de
alegrarse esperanzarse y cosas como esas y usted construye a través de la vida
ese cuerpo orgánico con todas esas sensaciones que he vivido[8]. Y
entonces el cerebro tiene una especie de huella digital particular, que alberga
esas experiencias, pero no son la alegría o el odio o el miedo.
Quiero poner el
ejemplo de un reconocido estudioso del miedo, Joseph LeDoux , quien decía que era
en la amígdala cerebral donde está el miedo. Su libro El cerebro emocional
VJG: Ok profe
muchas gracias por esa explicación. Y frente a eso que hablas de que las
emociones se integran a lo que se vive, que son una memoria biográfica,
queremos saber ¿qué más puede decir? Entendemos que en el libro habló de las
emociones en perspectiva decolonial o mejor de nuestra América.
JCP: Efectivamente.
Cuando uno rechaza las emociones existiendo solo como biología o como psicología
biologista, entonces entramos al contexto. Efectivamente,
la sociedad y el lenguaje van a empezar a decir que vivimos en un mundo emocional.
Surge la pregunta de cuál es el contexto. Entonces vemos cómo la antropología,
por ejemplo, ha hecho estudios en diversas partes del mundo y ha descubierto, y
(lo debo poner, por lo que dije anteriormente, entre comillas), emociones
que no están en Occidente. Por ejemplo, los Ifaluk en
Oceanía
Hice un rastreo y
puse cuatro ejemplos básicos.
Comencé pensando
en Orlando Fals Borda, quien habló del senti-pensamiento
del hombre-hicotea, del hombre de la Costa Norte de Colombia
También hablé por
ejemplo de la escuela argentina, sí muy occidentalizada pero muy interesante. De
todas maneras, ha empezado a trabajar nuestras sociedades urbanas, nuestra
civilización llamémoslo así americana, en este caso de Argentina[9].
Algo similar de lo que está pasando en Brasil, con una famosa revista de
sociología de las emociones[10]. Y
se han hecho cosas contextualizadas a nuestro medio.
Pero lo que más me
interesó en esa revisión fue el feminismo indígena, el cual se ha enfrentado
completamente al feminismo europeo y al feminismo radical, incluso en Latinoamérica.
En vez del enfrentamiento entre hombres y mujeres, habla del mundo de las
relaciones amorosas como complementaridad,
solidaridad y reciprocidad. Está el feminismo en Bolivia con los Aymara, pero también, por ejemplo, en Guatemala. Y cuando
empecé a ver eso fue impactante constatar la presencia del afecto y de la
ternura, lo que usted no encuentra en los manuales feministas tradicionales, los
cuales son manuales del poder, del odio, de enfrentarse y de superar a los
hombres. Y el feminismo latinoamericano, Centroamericano, en Ecuador, o en Bolivia
nos dicen otras cosas: somos compañeros y estamos basados en la ternura, en el
afecto y en el amor.
Ese capítulo del
libro lo terminé con Patricio Guerrero y el corazonar. Es otro mundo. Tenemos
que rescatar eso en esta sociedad utilitaria, en esta sociedad del poder.
Esos ejemplos son
parte de nuestra América y nuestra América está dando el debate. Posiblemente
sí hubo y hay efectivamente patriarcalismo en esas sociedades originarias; pero
la propuesta es maravillosa por parte de estas mujeres que no están pensando en
el odio sino en el hombre y la mujer como complemento.
LLP: Muchas
gracias, profesor. Bueno antes de continuar con la siguiente pregunta me
gustaría hacer algunos comentarios con base en lo que has dicho, si me lo
permites. Es muy importante hablar pues de un tipo de feminismo del cual la
mayoría de veces muchos y muchas de nosotros no hemos escuchado. Hemos oído del
feminismo socialista o del feminismo radical, de muchas corrientes del
feminismo; pero es importante considerar la interculturalidad de nuestra América,
pues allí se encuentra este otro tipo de feminismo que vale la pena resaltar y
tenerlo en cuenta, porque también está presente entre nuestras comunidades
indígenas y puede ser una perspectiva de la mujer hacia sí misma.
Más atrás nos
decías que las emociones no existen en sí mismas, sino que más bien son una
construcción asociada a un situaciones o momentos. Con base esto, aunque resaltaste
la cuestión de la biología y la psicología respecto a las emociones, lo abordas
más hacia la sociología. Sí, entonces nos cambia totalmente el panorama
respecto de la inteligencia emocional, porque ella está muy asociada más que
todo al campo de la psicología, al control de las emociones. Entonces
quisiéramos saber ¿qué es para ti la inteligencia emocional?
JCP: Bueno yo
comencé el estudio aplicando el famoso test de inteligencia emocional ICE Bar-On, que es un hijito de algo importantísimo que sucedió al
finalizar los años 80 y principios de los 90. Fue cuando Mayer y Salovey
generaron lo que se llama un test de inteligencia emocional
Lo primero es que
la literatura que trabajaron Salovey y Mayer
La literatura que Salovey
y Mayer utilizaron es literatura psicológica de los años 60, de los años 70,
con gente maravillosa no lo niego. Por ejemplo, Magda Arnold
Lo anterior me
afectó mucho, porque cuando yo hice el examen detallado, vi que el test de Bar-On (y creo que los otros) era un sistema cerrado que no
consideraba el contexto. En mi investigación hice las mediciones cuando apliqué
el test. Encontré que la varianza no explicada era del 64%. Esto significa la
variación de los resultados no puede ser explicada con las subescalas del test
(y sus preguntas) en un 64%. Para decirlo de otra manera, los puntajes en este
caso varían gracias a elementos desconocidos que no están en el test (es un
alto porcentaje del 64%); es decir el test sólo explica ese 36% de la varianza
de los datos. Y encontré en mi revisión una información muy relevante, pues en
el análisis cultural de las emociones, habiéndose hecho un análisis como de 20
a 30 años, se halló que el análisis cultural explicaba tan solo el 28% de la
variación de las emociones
Lo que descubrí es
que la inteligencia emocional tiene demasiadas contradicciones, excesivas
contradicciones. En ese sentido, cuando se ve la literatura en educación y su
relación con la inteligencia emocional, uno encuentra miles y miles de
artículos sobre el tema. Pero es que es muy fácil aplicar un test que se demora
20 minutos y ya la persona quedó catalogada, totalmente catalogada y a usted le
dan un puntaje. Así, usted es un bruto en inteligencia emocional, no sirve para
relaciones sociales, no tiene empatía, falla en la felicidad.
Pero en realidad
usted no es un “bruto”. Es lo mismo que pasó con el coeficiente intelectual,
que ustedes saben que es una polémica, una polémica que viene desde 1910. El
coeficiente intelectual ha tenido toda una serie de problemas; más aún, han
salido miles de mediciones de coeficiente intelectual cognitivo; pero no sirven.
Así concluí con el test de inteligencia emocional de Bar-On.
Entonces abandoné el tema de la inteligencia emocional. En ese sentido he visto
muchísima gente hablando de la inteligencia emocional y cómo tú te debes mejorar.
Para mí el
contexto educativo es el que vale, es un contexto social. Es que el contexto
incide sobre la medición. En mi investigación concluí que a medida que pasaban
los semestres las estudiantes no mejoraban en inteligencia emocional: pero el
problema no era de las estudiantes, ni del programa de educación. El problema era
del instrumento de medición. Las mediciones señalaban que
para un buen test, por ejemplo, la significancia estadística debía ser de 0.01
y ya sabemos que este parámetro ha sido totalmente debatido en un famoso
artículo del 2017 firmado por alrededor de 17 investigadores
VJG: Listo profe
muchas gracias. Yo sé que el libro lo enfocas en la educación y en la niñez. En
cuanto a eso nos interesa mucho saber primero, ¿cuál crees tú que es la
problemática que hay en la educación? y segundo, ¿cómo educar a los educadores
en el tema emocional? Pues como tú decías, no se nos está educando a las
profesoras para enseñar a la niñez en este sentido.
JCP: Hay que ser
diferencial. O sea, por ejemplo, en las asignaturas que trabajan ciencias se
supone que usted trabaja el lenguaje objetivo y cosas como esas. Sin embargo,
para la niñez el lenguaje no es objetivo. Lo que yo veía es que la maestra en ese
instante trabajaba también con las estudiantes a ser maestras un lenguaje
sencillo. Pero lo interesante era lo siguiente: que las estudiantes se
bloqueaban muchísimo cuando trabajaban ciencia. ¡Claro! en nuestro país todo el
tiempo uno aprende lo que es la célula y hasta ahí. Llegan las estudiantes a
ser profesoras de educación infantil y ahí está el problema de cómo enseñarles
ciencias naturales a los niños. Ellas tenían que romper el bloqueo y me parecía
maravilloso una cosa y es que la profesora les enseñaba a ellas ciencias naturales
como enseñándoles a niños. Y ahí era juego, era un ambiente tan amable que lo
que era ciencia objetiva se transformaba precisamente en una experiencia
.
En el aula había
otras asignaturas, por ejemplo, la educación sexual. Allí la educación sexual
era totalmente impactante, porque las estudiantes hablaban de sus experiencias
como mujeres en términos de su sexualidad. A través de ese manejo empezaban a
poder hablar y poder expresar educativamente también en términos de la educación
para los niños. Efectivamente había emociones porque se hablaba del amor, no se
hablaba simplemente del cuerpo como objeto. Hay que notar lo siguiente: en España,
o en Argentina, se está en una avanzadilla donde el concepto de identidad
sexual está siendo manipulado, pues la identidad de género se sobrepone a otros
elementos como la afectividad. Lo que descubrí sobre la cátedra de educación
sexual es que las estudiantes daban rienda suelta a sus emociones y de pronto
tenían una perspectiva distinta al final de semestre.
También estaban
las asignaturas de artísticas. Allí la cosa era interesantísima. Uno se da
cuenta que las artes son negadas para todos: “es que yo no sé cantar” y
entonces el canto solo se lo dejamos a los cantantes profesionales. “No, es que
yo no sé dibujar” e igualmente se lo dejamos a los Maestros en arte
egresados de la Universidad Nacional. Cuando se
trabajaba en el aula con las futuras maestras entonces había una ligazón entre
la expresividad del cuerpo y la expresividad artística. Entonces las futuras
maestras empezaron a comprender el arte desde otra perspectiva: “es que el arte
no es para los profesionales es para todos nosotras y es para los niños”. Así,
la relación con los niños se veía desde otra perspectiva. En esas clases las
emociones están presentes todo el tiempo.
Estaba también la
práctica pedagógica. Otro papel de los tutores o el papel propiamente de la
directora o de las maestras que están enseñándole a las a
las a las niñas en muchas de las asignaturas también la práctica
pedagógica no cosas cosas como esas que nos hacen
pensar que sería posible trabajar la emocionalidad de una forma integral en la
universidad y ese sería un aporte eso va a romper realmente
LLP: Muchas
gracias, profesor. Bueno vamos con la última pregunta. Hemos escuchado en algún
momento el tema de la educación para el futuro. Quisiera preguntarte: ¿qué
crees con respecto a las emociones en el futuro? ¿cómo será la perspectiva
teniendo en cuenta también todo lo del área digital y la tecnología? Los niños y
adolescentes están muy cercanos a la tecnología, están sumergidos en ella.
JCP: Bien. Podríamos
hablar del debate de si las máquinas pueden tener en algún momento sentimientos,
de si pueden tener emociones. La perspectiva aquí es interesante porque las
emociones están relacionadas con el cuerpo. Entonces cuando nos enamoramos
sentimos en el cuerpo el enamoramiento, cuando odiamos sentimos la emoción en
el cuerpo. Pero cuando las máquinas empiezan a trabajar a través del lenguaje
las emociones no trabajan el cuerpo. Podemos hablar de muñecos que le hablen a
uno muy cordialmente. Van a imitar perfecto los gestos. Pero hay que recordar
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[1] Juan Carlos Pacheco Giraldo Universidad Libre: Bogotá, CO. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-0884-3075 Correo: juanc.pachecog@unilibre.edu.co
[2] La entrevista se realizó el 20 de abril de 2023. El presente texto se ha adaptado al formato escrito, eliminando o reformulando algunas expresiones propias de la oralidad. Igualmente se han introducido algunas referencias bibliográficas que obedecen a citas en la entrevista y que pueden ser útiles al lector. El video se encuentra en: https://www.facebook.com/100070454409215/videos/3208889726071273
[3] El título completo del libro es Emociones para un nuevo mundo: con una reflexión sobre la educación a futuros docentes de primera infancia en la Universidad. El acceso es libre y se encuentra disponible en: https://repository.unilibre.edu.co/bitstream/handle/10901/23547/Edici%c3%b3n%20Repositorio.%20Emociones%20para%20un%20nuevo%20mundo.pdf?sequence=7&isAllowed=y
[4] Existe un artículo sobre algunos de los hallazgos del estudio de Pacheco
[5] Arlie Russell Hochshild,
la famosa socióloga de las emociones, en su obra clásica The Managed Heart. Commercialization of Human Feeling
[6] Dos obras que ilustran le método de Stanilavski
están en Un actor se prepara
[7] Existe un artículo que se tituló La
prostituta actriz: la imagen femenina desde una obra literaria
[8] Antonio Damasio
[9] Está la revista Revista
Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad RELACES que
dirige Adrián Scribano, quien es líder del Grupo
de Investigación sobre Sociología de las Emociones y los Cuerpos -
Instituto de Investigaciones Gino Germani - UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES.
[10] La revista se ha llamado Revista Brasileira de Sociologia da Emoção, que es del GREM - Grupo de Pesquisa em Antropologia e Sociologia das Emoções.