EDITORIAL

En su presentación la Revista Interdisciplinar Arista Crítica dice que busca publicar “resultados o avances de investigación, artículos de reflexión, de revisión, reportes de caso y reseñas críticas en español, francés, portugués e inglés, en las áreas de las ciencias sociales, las artes, las humanidades y la educación.” La Revista da alcances amplios frente a la visibilización del conocimiento que ella busca realizar. Pero esa visibilización seguramente se verá inmersa en un debate más amplio.

Avanzada la tarde del 5 de mayo de 1959 el novelista y químico-físico Charles Percy Snow impartiría en Cambridge su famosa conferencia[1] The Two Cultures and the Scientific Revolution (Snow, 2000)[2]. En ella hacía referencia a una primera cultura, la de los “intelectuales literarios” y a una segunda, la de los “científicos naturales”. Es así que “Los no científicos tienden a pensar que los científicos son insolentes y jactanciosos” (pág. 76) o que “son superficialmente optimistas e ignoran la condición del hombre.” (pág. 77). Pero del otro lado, los científicos naturales, decía, creen que los intelectuales literarios son anti-intelectuales y más aún, cosa posiblemente cierta, son ignorantes en ciencia natural. El abismo estaba planteado.

Ciertamente el ritmo de la polarización tenía su origen en el triunfo de las ciencias naturales y el retroceso de las humanidades en tanto esferas de conocimiento, pues tanto la teología, la jurisprudencia, la historia y las letras fueron cediendo paulatinamente y desde el siglo XVI su posición hegemónica en las universidades. ¿Quiénes las desplazaron? Fueron las ciencias naturales, tales como la física, la química o la biología, entre otras, siendo reforzadas por las matemáticas. (Comisión Gulbenkian, 2006) Aunque en el fondo había una prolongación de dos conceptos de ciencia distintos (ciencias idiográficas correspondientes a las humanísticas o histórico-sociales y ciencias nomotéticas, es decir ciencias naturales), estas últimas parecían estar ganando la partida. Así las cosas, el triunfo naturalista y matematizante llevó a que la metodología de esas ciencias “duras” se viese replicado e imitado por las ciencias sociales y humanidades. No es de extrañar que la estadística y la matemática invadieran a las ciencias sociales. El sociólogo Daniel Bell señalaba, hacia 1984, que a principios del siglo XX los descubrimientos e innovaciones en las ciencias sociales eran de tipo teórico, hacia la segunda mitad de ese mismo siglo las principales innovaciones se asociaban a técnicas matemáticas y estadísticas. (Bell, 1985)

La matematización en humanidades y ciencias sociales buscaba competir con el exitoso método naturalista. Bien cierto, ello se demuestra con el famoso escándalo Sokal[3]:

…famosa broma por la que uno de nosotros [Alan Sokal] publicó, en la revista norteamericana de estudios culturales Social Text, un artículo paródico plagado de citas absurdas, pero desgraciadamente auténticas, sobre física y matemáticas, tomadas de célebres intelectuales franceses y estadounidenses… [quienes] han hecho reiteradamente un empleo abusivo de diversos conceptos y términos científicos, bien utilizando ideas científicas sacadas por completo de contexto, sin justificar en lo más mínimo ese procedimiento…, bien lanzando al rostro de sus lectores no científicos montones de términos propios de la jerga científica, sin preocuparse para nada de si resultan pertinentes, ni siquiera de si tienen sentido. (Sokal & Bricmont, 1999, págs. 19-20. Las expresiones entre paréntesis cuadrados son mías)

¿La imitación del método natural matematizante sería la solución para borrar el abismo entre las dos culturas? Lo que ellos mostraron es que ese abordaje implicaría al final un aumento de la confusión y la falsa erudición.

¿Cómo fomentar el diálogo entre las dos culturas? Sokal & Bricmont (1999) sugerían:

-Saber de qué se habla, sobre todo cuando se trata de teorías científicas.

-Escoger la claridad y no las jergas oscuras y vacías.

-Las ciencias naturales no son “textos” ni metáforas a utilizar en las ciencias humanas.

-No copiar miméticamente las ciencias naturales, lo que implica excluir el reduccionismo naturalista aplicado a las ciencias humanas.

-Desconfiar de los argumentos de autoridad.

-Abandonar el escepticismo radical.

-Utilizar la ambigüedad como un instrumento para defenderse de las críticas.

Más aún, continuaban diciendo Sokal & Bricmont (1999), que no se debía abandonar lo empírico (en una relación entre observación y teoría), que no se debía mostrar una supuesta objetividad (cientifismo) en las ciencias sociales, pero también de no olvidar que en la ciencia natural hay una racionalidad (claridad y coherencia lógica) y finalmente evitar acudir en las ciencias humanas a discursos relacionados con las ciencias naturales solo para beneficiarse del prestigio de estas últimas.

Ciertamente Sokal y Bricmont están fastidiados por la especulación postmodernista y de la izquierda, pues detectaban un abandono de los datos fehacientes y de los hechos, existiendo un reemplazo por especulaciones, muchas veces en tono cientificista, pero también teoricista.

El afán terapéutico de depurar el lenguaje de las ciencias sociales aquí es claro. Sin embargo, no soluciona el problema epistemológico, por lo que la evaluación de Bell fue rebasada y la perspectiva de Sokal y Bricmont debe ser profundizada y reexaminada.

Este es el debate en el que se ve inmersa la Revista Interdisciplinar Arista Crítica.

¿La ética científica simplemente se basa en la búsqueda de la verdad? En 1942 el sociólogo Robert Merton decía que el ethos de la ciencia implicaba la búsqueda de la universalidad, la comunidad de conocimientos, el desinterés y el escepticismo organizado, buscando en general la ampliación de los conocimientos comprobados (Merton, 1980). ¡Claro! Él estaba pensando en la “estructura social democrática” de la ciencia (Merton, 1980).

Ahora se reconoce, en las ciencias sociales y humanas, que es una ilusión llegar a la verdad objetiva, de encontrar leyes universales, pues la comunidad científica se enfrenta a intereses económicos o políticos. La pesadilla del conocimiento al servicio de la guerra y del capital, de un egoísmo que persigue la fama y los recursos, de los nefastos efectos sobre el medio ambiente y la destrucción de la vida, son factores que oscurecen la actividad científica. Pero también hay que reconocer, haciendo una extensión del teorema de W. I. Thomas[4], que el mismo Merton traía a cuento, que la ciencia social tiene una lucha (institucionalizada) para que su definición de la realidad triunfe, enfrentándose de alguna manera al misticismo popular, pero también a otros intereses.

Entonces ¿cómo lograr una desactivación del “Efecto Mateo”[5] y de la superación de la servidumbre científica frente al poder y el capital? ¿Podemos redefinir o complementar ese ethos de la ciencia que planteaba Merton?

Una posible, aunque no única, respuesta la he encontrado en un libro editado por Norman Denzin y James Salvo, que se titula Theory as Resistance (Denzin & Salvo, 2020). En la “Introducción”, escrita por Salvo, se hace un llamado: la ética genérica debe orientarse en contra de la injusticia. Las ciencias sociales y humanas, aún en el más positivista de los enfoques, hacen parte de lo que August Comte (1875) caracterizaba para la ciencia en general: saber por saber, saber para prever y saber para poder cambiar.  Sólo se puede cambiar si se conoce adecuadamente esa realidad. Pero más allá, estaría la función prescriptiva para lograr la justicia. Para decirlo de otra manera, las ciencias sociales al designar posibles rumbos futuros entran en el mundo del “deber ser”.

Es así que James Salvo (2020) señala que la injusticia es inaceptable y debe ser eliminada. ¿Cómo resistir a la injusticia? Él señala que las acciones de resistencia a la injusticia deben fundamentarse en una “justificación ética racional” (pág. vii). La racionalidad se opone a la violencia, donde esta última, por definición, está fuera de la ley y del mismo derecho universal. Se acude entonces a la persuasión racional. Ciertamente se requerirán dosis de empatía y el explícito rechazo a la lucha y la guerra.

Mi propuesta entonces es, entre diversas posibilidades, hacer una lectura de los artículos del presente número que incorpore ese rechazo a la injusticia y a la violencia y que considere como referente a la justicia.

No tengo duda alguna de que quienes publican aquí, en la Revista Interdisciplinar Arista Crítica, están convencidos del papel de la persuasión racional y del rechazo a la injusticia. Es lo que pretendo relievar ahora.

Por ello, esta perspectiva no me deja ignorar el artículo de Oscar Viveros, quien muestra el proceso campesino y popular de La Vega, donde sus habitantes defienden el territorio, la vida y la identidad campesina a través del teatro. No en vano incorpora diálogos teatrales alusivos a esa defensa, por lo que se comprende el título de su escrito: Pedagogía y narrativa histórica en el teatro de identidad campesina del corregimiento de Albania, La Vega (Cauca)

Leidy Viviana Molina Hernández hizo un examen de 400 artículos donde 96, dice ella, pertenecían a las ciencias naturales. El título de su artículo Innovación educativa y espacios de construcción colectiva para apropiar y resignificar el conocimiento. Una exploración documental, lleva al lector a plantearse cómo la crisis genera esas características de cambio: la pandemia implicó aplicaciones de las TIC, gamificación y con ellas creatividad. Pienso que uno de los elementos de justicia más impactantes es el que la autora señala: “la necesidad de los actores por ser escuchados y, en su defecto, confrontados, para que así sus experiencias puedan ser nutridas de la propia voz de los actores de la educación, sin importar el rango de donde venga la opinión, ya que cada actor es igual al momento de innovar.” (pág. 20)

Igualmente, y a través de las experiencias poéticas, Liliana Ávila Serrano rescata los espacios de vivencia de lo literario en un rechazo de la instrumentalización y del control en el aula. Además del placer de la lectura, los ritmos de la vida de los jóvenes se sincronizaban con los textos, en lo que la autora denomina la eufonía. Se hicieron presentes las subjetividades, las vivencias y las emociones mediante procesos escriturales. Es el rescate del mundo de la vida.

El rechazo a la injusticia se plasma evidentemente en el texto de Éder García-Dussan, quien tituló su artículo Una mirada decolonial al aula de la lengua materna. Quiero decir que el título no hace justicia a la gran riqueza de su texto, el cual no se detiene en la revisión de las categorías decoloniales, sino que, exponiendo el tema de lengua, identidad cultural y comunicabilidad, arriba a nuestra cultura e historia colombianas, con ejemplos familiares, debo reconocerlo, para nuestra lengua dentro de Colombia. La colonización del ser, el mestizaje, las tensiones entre grupos racializados y racializadores, desembocan en esa perenne injusticia de la segregación. El aula en últimas puede ser una testigo que genere conciencia y empatía frente a esa confrontación y ayude en la búsqueda de la justicia

El tono del artículo de Jeisson Méndez, titulado On ELT Textbook Writers: A worldwide review of this role, es también una visibilización de la injusticia, pues hay en las editoriales internacionales una práctica hegemónica en la producción de textos para el aprendizaje del inglés, una preferencia por los escritores expertos y el rechazo de una visión cultural crítica de esos escritores. Es de mi parecer que aquí se replica una vez más el efecto Mateo de la ciencia, pero aplicado a la generación de textos: el pensamiento hegemónico es el que disfruta de los recursos y del reconocimiento.

El doctorante Oscar Fernando Abella Peña introduce en su artículo Explorando las Identidades Críticas de los Profesores de Inglés: una revisión de la literatura el concepto de Identidades Críticas. Es interesante constatar que utiliza la visión de Michalinos Zembylas, quien relaciona la identidad con las posturas críticas en educación. Al ser una revisión de literatura visibiliza la necesidad de trabajar en zonas de alto conflicto como Colombia, más aún cuando los profesores en este país desarrollan posiciones críticas en sus aulas. Ello incluye a los maestros de inglés.

Carlos Sebastián Figueroa, en su artículo Who is the bilingual Science teacher: Literature review examinó 50 artículos de diversas partes del mundo. Solo quiero referirme a una impactante idea del autor, pues él plantea también otras muy interesantes: hay una invisibilización del profesor de ciencias en los procesos de bilingüismo. ¿Por qué se da este fenómeno? El autor dará algunas respuestas al respecto, aunque vale recordar que en últimas los docentes no son solo máquinas de enseñanza cognitiva, afirmación con la cual seguramente estaría de acuerdo. De hecho, el artículo abre una puerta al final: la ciencia occidental no sería la única posible.

¿Impactan las intencionalidades del Estado cuando buscan enfoques de interculturalidad crítica? Griselda Reyes-Rojo, con su artículo ¿Para qué enseñar lengua indígena? Subjetivaciones desde las experiencias de formación del docente indígena, muestra una necesidad básica: “visibilizar experiencias y subjetivaciones que no se observan en la conformación y designación de políticas públicas de lo central a lo periférico.” (pág. 125) Sin duda, el análisis crítico del discurso se convierte aquí en una herramienta que muestra que todavía se ejerce una violencia “glotofágica” (es decir la eliminación de la lengua nativa por una lengua colonial debido a su poder biopolítico) y cultural que incluso proviene de las instituciones. Seguramente, y esa es una invitación a la lectura, los maestros indígenas (que en el estudio de Reyes-Rojo son mexicanos) han desempeñado aquí un papel significativo.

Es de mi parecer que el arte en sí mismo es disruptivo. Y lo más interesante es que “la cultura se expresa y se lee a partir de imágenes” nos dirán Mendoza, Pérez, Macías, Gonzáles y Campos (pág. 132), en su artículo El arte como herramienta didáctica para la lectoescritura: Análisis etapa diagnóstica del proyecto "Mundos ideales". Sin duda la semiótica del arte y la lingüística aplicada aquí se unen metodológicamente para fomentar el diálogo entre la imagen y el lenguaje escrito. Pero más allá se encuentra la valorización de la imaginación y de los mundos ideales, con emocionantes resultados para el aprendizaje lecto-escritural. El artículo incita a una reflexión: el aprendizaje repetitivo y memorístico (en el peor de los términos) cede definitivamente terreno a los nuevos enfoques y didácticas.

La doctora Dary Marcela Ángel tiene como intención desmitificar a la matrilinealidad como característica esencialista de la población Wayuu. Su artículo Onomástica y parentesco. El caso wayuu de la Baja Guajira nos plantea inmensas dudas sobre las virtudes del mundo blanco, que lleva a pérdidas culturales no solo de la vestimenta sino también de la lengua, de los rituales en el matrimonio o en la muerte de esa población guajira. Le dejo al lector esa evaluación, que se verá enriquecida con la lectura del texto de la profesora Ángel. Se comprenderá que a veces podemos también caer en la exotización si no accedemos a conocimientos como los que nos brinda la autora.

Las crisis traen a veces beneficios y esto es lo que nos señalan Haider Esteban Bautista, Junior Adrián Franco y Leidy Johana Mendivelso en su artículo Trabajo Social durante la Pandemia generada por la COVID-19. Influencia y Herramientas Significativas. El trabajo social, como profesión, se enfrentó a nuevos retos con esta crisis. En efecto, después de ese álgido periodo ya nos somos los de antes. Podríamos pensar que la moraleja de Proust, con esa nostalgia de retornar al pasado, da paso a la innovación y el cambio. El rechazo al asistencialismo plantea nuevas miradas, como dicen los autores (parafraseando a Zabala):

Lo anterior generó que las prácticas y ejercicios profesionales de Trabajo Social cotidianas, basadas en la presencialidad y contacto directo en los diversos y múltiples territorios, así como con sus particulares contextos, se tuvieran que adecuar a comunicación a distancia con las comunidades, familias y sujetos sociales, lo que llevó en muchos casos a repensar los procedimientos establecidos para los procesos de intervención que se desarrollaban anteriormente con normalidad. (pág. 179)

La esperanza sigue estando presente a la hora de tener en cuenta la vocación de la profesión de Trabajo Social. No en vano ella se encuentra inmersa en los retos para impulsar resistencias y cambios a través de la innovación y la reconceptualización de lo que es la profesión, lo que incluye el esfuerzo por alinearse con la protección de los Derechos Humanos, más en un país tan conflictivo como Colombia. El artículo es variado en sugerencias y posibilidades, por lo que una vez más hago una invitación a la lectura.

El profesor Pedro Galvis Leal escribió el artículo Inteligencia Emocional y Deporte Competitivo: Estudio comparativo entre adolescentes deportistas y no deportistas. Es de relievar la conclusión del estudio, en donde los deportistas se orientan claramente al logro de la tarea, lo que incide en la motivación intrínseca, la percepción de disfrute y de competencia, lo que llevará a una actitud positiva hacia la práctica deportiva y la actividad física.

El número 2 de la Revista Interdisciplinar Arista-Crítica, mirado desde el foco de la defensa de la justicia y del rechazo de la injusticia, abre un espacio que supera el mero instrumentalismo en que han caído muchas de las publicaciones contemporáneas, sumidas en el afán de indexación y de reconocimiento. Me parece que, cumpliendo los criterios de evaluación científica, la Revista trasciende el cientifismo y la naturalización que algunos enfoques de las ciencias sociales han defendido, tal como lo denunciaban Sokal y Bricmont (1999). La Revista conserva ese ideal de apego a los hechos sin caer en el positivismo (tal como lo sugerían los dos autores) sino que más bien llega al ideal crítico propio de lo que es el considerar la prescripción (como un deseo hacia el futuro): buscar un valor como el de la justicia.

De otro lado, ese trasfondo lleva a la superación del efecto Mateo, pues a la larga el afán de justicia y la argumentación racional no violenta están dando voz tanto a los analistas sociales y de la educación como a las poblaciones protagonistas de los estudios mostrados en los escritos de este número 2. Es realmente un gran acierto por parte de la Universidad Libre y de su Facultad de Ciencias de la Educación el no haber caído en el enfoque de autofinanciación y del cobro, los cuales hacen que sean los privilegiados quienes publiquen.

JUAN CARLOS PACHECO GIRALDO[6]

 

 

Bibliografía

Bell, D. (1985). The social sciences since the Second World War. New Brunswick, New Jersey: Transaction Books.

Comisión Gulbenkian. (2006). Abrir las Ciencias Sociales. Informe de la Comisión Gulbenkian para la reestructuración de las Ciencias Sociales. México: Siglo XXI Editores - Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades.

Comte, A. (1875). Principios de Filosofía Positiva. Santiago de Chile: Imprenta de la Librería del Mercurio.

Denzin, N., & Salvo, J. (Edits.). (2020). New Directions in Theorizing Qualitative Research. Theory as Resistance. Gorham, Maine: Published by Myers Education Press, LLC.

Escobar-Jiménez, C. (Octubre-Diciembre de 2022). Guerra de las ciencias y la pugna por la razón: a veinticinco años del escándalo Sokal. Arbor, 198(806), 1-16. doi:10.3989/arbor.2022.806012

Merton, R. (1968). The Matthew Effect in Science. Science, 159(3810), 56-63.

Merton, R. K. (1980). Teoría y estructura sociales. México: Fondo de Cultura Económica.

Rigney, D. (2010). The Matthew Effect. How Advantage Begets Further Advantage. New York: Columbia University Press.

Salvo, J. (2020). Introduction. En N. Denzin, & J. Salvo (Edits.), New Directions in Theorizing Qualitative Research. Theory as Resistance (págs. vi-xi). Gorham, Maine: Myers Education Press, LLC.

Snow, C. P. (2000). Las dos culturas. (H. Pons, Trad.) Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión SAIC.

Sokal, A., & Bricmont, J. (1999). Imposturas intelectuales. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica, S.A.

University of Cambridge. (2023). Rede Lectures. Obtenido de Cambridge University Library: https://www.lib.cam.ac.uk/university-archives/glossary/rede-lectures

 



[1] Hay que recordar que la conferencia se dio dentro del espacio de las Rede Lectures (University of Cambridge, 2023)

[2] He utilizado la versión en español de Ediciones Nueva Visión SAIC, según se referencia en la bibliografía a Snow (2000).

[3] El artículo fue publicado en 1996 y tenía como título Transgressing the Boundaries: Towards a Transformative Hermeneutics of Quantum Gravity, el cual es explicado en (Sokal & Bricmont, 1999). Un recuento interesante y ameno de la polémica se encuentra en Escobar-Jiménez (2022).

[4] El teorema dice lo siguiente: “Si los hombres definen las situaciones como reales, éstas tienen consecuencias reales” (Merton, 1980, pág. 631).

[5] El Efecto Mateo fue enunciado por el mismo Merton (1968) y consagra en esencia al sistema científico como antidemocrático e injusto: los nombres más conocidos de llevan el reconocimiento, los recursos para la investigación, la visibilidad en el sistema comunicativo, las decisiones a su favor en caso de controversia, etc. La ampliación del concepto lo extendió Rigney (2010), por ejemplo, al aplicarlo a la tecnología, la economía, la política pública, la educación y la cultura.

[6] Docente e investigador de la Universidad Libre. Sociólogo de la Universidad Nacional, con estudios de maestría en la FLACSO (Sede Ecuador) y de Filosofía del Derecho y Teoría Jurídica de la Universidad Libre. Correo electrónico: juanpacheco88@hotmail.com.