Identidad latinoamericana en la obra Estancia,
op. 8 (1941) de Alberto Ginastera, un análisis musical interpretativo**
Autor: David A. Calvache S.[*]
Resumen
El presente trabajo analiza la obra
musical Estancia, op. 8 (1941) de Alberto Ginastera, teniendo en cuenta sus
orígenes e influencias musicales, literarias y sociales. Su
temática y su contenido artístico evidencian problemáticas que, incluso
surgidas desde el siglo XIX, a día de hoy siguen presentes en el territorio latinoamericano. Se inicia con los conceptos de mestizaje e identidad latinoamericana
como marco de referencia. Luego se realiza una aproximación, desde la
literatura, al contexto de la trama de la obra musical. Posteriormente se
realiza un análisis estructural y estilístico de la obra musical Estancia, destacando
lo que puede ser considerado como mestizaje musical a
partir de las diferentes voces que se encuentran en su lenguaje compositivo y
de cómo Ginastera logra juntarlas. Se finaliza con una interpretación general acerca de la música de la
obra y de su contexto, se analiza qué se puede considerar como común entre el
encuentro de tantos aspectos heterogéneos presentes en la obra del compositor
argentino, cuál sería el concepto de identidad latinoamericana a partir de la
composición y cómo algunas de las problemáticas suscitadas en la obra están
presentes aún.
Palabras clave: identidad latinoamericana, mestizaje, análisis musical, Ginastera.
Identity in Latin America in the work
Estancia, op. 8 (1941) by Alberto Ginastera: An Interpretative Musical
Analysis.
Abstract
This work analyzes the musical composition
Estancia, op. 8 (1941) by Alberto Ginastera, taking into account its musical,
literary, and social origins and influences. Its themes and artistic content highlight
issues that, even though they emerged in the 19th century, continue to be
relevant in Latin America today. It begins with the concepts of mestizaje and
Latin American identity as a framework. Then, it provides a literary
perspective on the context of the musical work's plot. Subsequently, a
structural and stylistic analysis of Estancia is conducted, emphasizing what
can be considered as musical mestizaje through the various voices found in its
compositional language and how Ginastera brings them together. It concludes
with a general interpretation of the music and its context, examining what can
be considered common among the convergence of so many heterogeneous aspects in
the work of the Argentine composer, what the concept of Latin American identity
might be derived from the composition, and how some of the issues raised in the
work are still relevant today.
Keywords:
Latin
American identity, mestizaje, musical analysis, Ginastera.
Identité
en Amérique latine dans l'œuvre Estancia, op. 8 (1941) d'Alberto Ginastera :
Une analyse musicale interprétative.
Résumé
Ce travail analyse l'œuvre musicale
Estancia, op. 8 (1941) d'Alberto Ginastera, en tenant compte de ses origines et
influences musicales, littéraires et sociales. Ses thèmes et son contenu
artistique mettent en lumière des problématiques qui, bien qu'elles aient
émergé au XIXe siècle, restent pertinentes en Amérique latine aujourd'hui. Il
commence par les concepts de métissage et d'identité latino-américaine comme
cadre de référence. Ensuite, une approche littéraire est réalisée pour
contextualiser l'intrigue de l'œuvre musicale. Par la suite, une analyse
structurelle et stylistique de l'œuvre Estancia est effectuée, mettant en avant
ce qui peut être considéré comme un métissage musical à travers les différentes
voix présentes dans son langage compositionnel et comment Ginastera parvient à
les réunir. Il se conclut par une interprétation générale de la musique et de
son contexte, examinant ce qui peut être considéré comme commun parmi la
convergence de tant d'aspects hétérogènes dans l'œuvre du compositeur argentin,
quel pourrait être le concept d'identité latino-américaine tiré de la
composition, et comment certaines des problématiques soulevées dans l'œuvre
sont toujours d'actualité aujourd'hui.
Mots-clés :
identité latino-américaine, métissage, analyse musicale, Ginastera.
Introducción
Latinoamérica es un vasto territorio que
se caracteriza por tener una gran cantidad de posibilidades geográficas,
culturales, ambientales y sociales doquiera que se haga un enfoque. Sus
costumbres y tradiciones han sido forjadas por tres fuentes culturales:
indígena, europea y africana, las cuales han determinado los rasgos de la
población de la región. Estas tres fuentes llevaron a cabo un proceso de mezcla
racial en Latinoamérica, el cual dio origen a prácticas sociales y culturales
comunes, manifestadas como una integración de varios elementos, sin que estos desdibujen
su forma original, concibiendo lo que se entenderá, en este artículo como mestizaje,
el cual, siguiendo a Laplantine y Nouss (2007) “se reconoce por un
movimiento de tensión, de vibración, de oscilación, que se manifiesta a través
de formas transitorias que se reorganizan de otro modo”. (p. 25).
Los aspectos que son comunes entre los habitantes de Latinoamérica, particularmente como resultado del proceso de Colonialismo europeo, son rasgos que identifican la idiosincrasia de sus habitantes: un ansia constante de independencia en un ambiente de inestabilidad política y dinámicas económicas adversas. Aunque históricamente ha sido difícil generalizar y crear una definición de identidad latinoamericana, desde un primer acercamiento, Ramos (2012) afirma que ésta “es la representación real-mitológica del nosotros continental en permanente construcción-deconstrucción” (p. 47). Esta identidad, siguiendo al autor citado, tiene varias fuentes que la alimentan como la “cosmovisión compartida, la síntesis asimétrica de civilizaciones diferentes y las diversas prácticas y luchas contra las opresiones vividas y en curso, en función de intereses y desafíos comunes y diversos” (op. cit.), algo que comulga con lo dicho por Vergara y Vergara (1996), el hecho de que “nuestra identidad cultural es básicamente mestiza, o sea, un resultado de la confluencia de distintos elementos provenientes de las sociedades que conformaron América Latina” (p.86 - 87).
Refiriéndose a la metodología, este
artículo está elaborado a manera de reflexión músico-literario de la obra Estancia
del compositor Alberto Ginastera, obra que, a juicio propio, es una oportunidad
de colocar la discusión de la concepción de una identidad latinoamericana
nuevamente sobre la mesa, manifestada desde una aproximación musical. Se hace,
en primer lugar, un acercamiento a dos fuentes literarias que inspiraron la
temática de la obra Estancia: el libro Facundo, de Domingo
Faustino Sarmiento, y el poema Martín Fierro, escrito por José
Hernández, buscando en ello la influencia de sus textos en la trama de la obra
musical. Luego, se hace una descripción del primer estilo compositivo de
Alberto Ginastera, denominado Nacionalismo objetivo, las influencias que
él tuvo para desarrollar dicho estilo y un breve contexto histórico del origen
de la obra Estancia. Después, se aborda la obra en su versión de ballet,
es decir, los cinco movimientos (los cuadros de la vida cotidiana de una
estancia), analizando componentes musicales (como ritmo, melodía, armonía y
lenguaje compositivo) y su correspondencia con los textos citados con
anterioridad y también con el libreto escénico que describe cada puesta en
escena, desde la interpretación subjetiva del autor de este artículo. Esta
subjetividad conecta a quien produce la obra como a quien la percibe: las ideas
que comunica, la emoción que quiere manifestar, lo que comprende cada expresión
tanto para el músico como para el oyente pertenece a una percepción particular.
“Esto pasa porque la música de un tiempo y de un lugar satisface las
necesidades, deseos o aspiraciones de otro tiempo y otro lugar. Desde la
perspectiva del oyente, son sus necesidades, deseos y aspiraciones musicales” (Cook,
2021, p. 83-84) las que dan forma a la interpretación de un hecho musical.
Posteriormente se hará una discusión de cómo en la obra Estancia existen
elementos que constituyen una representación del concepto de mestizaje y de
identidad latinoamericana a partir de la música y cuál es la importancia de
hablar de estos conceptos a día de hoy.
Aproximación
literaria a la obra Estancia
A mediados del siglo XIX se escribe Facundo,
obra del escritor y político argentino Domingo Faustino Sarmiento, en la cual
se aborda de manera profunda la oposición entre la civilización,
representada por los valores y modelos sociopolíticos europeos decimonónicos de
la modernidad (especialmente los oriundos de Francia) y la barbarie como
símbolo de lo rústico, lo campestre y lo nativo. Esto establece un modo de
pensamiento enmarcado en una negación a lo indígena y a lo mestizo, tildándolo
de atrasado. Cabe resaltar que esta situación viene desde la división
geopolítica que establecieron los españoles en el periodo colonial, donde se
establecieron dos puntos de concentración principalmente: la costa de Buenos
Aires y el territorio rural interior (Schwartz-Kates, 2002). A este fenómeno,
Sarmiento en su ensayo literario lo ve como posible culpable del atraso del
país, ya que afirma que la extensión del territorio rural no permite el avance
de la civilización. En Facundo emerge la figura del gaucho como
símbolo del atraso: es este jinete nativo representante de las tradiciones
rurales de la región quien, gracias al posicionamiento que se le otorga en el
entramado social, es perseguido y aprisionado, hasta tal punto que para la
llegada del siglo XX había desaparecido de las pampas argentinas.
El gaucho fue la representación de unas
tradiciones que, dentro del imaginario colectivo, suponían las bases de la
nación: su coraje e independencia podían ser rescatadas de tradiciones orales y
literatura y sus defectos podían ser ignorados, ya que para el momento
histórico en el cual se estaba desarrollando este suceso, el gaucho ya no
habitaba las pampas argentinas. En esta redención de la figura del gaucho (y lo
que él representa, lo popular), surgieron manifestaciones musicales de diversa
índole. Uno de los primeros compositores de este período fue Julián Aguirre,
uno de los precursores de un estilo musical cuya base es la tradición
gauchesca. En su educación europea se topó con el Nacionalismo musical del
siglo XIX, parte del Romanticismo alemán, el cual tenía como misión volver a
los orígenes culturales. Aguirre y su generación, entonces, buscaron su
propia herencia cultural tradicional como fuente de inspiración para sus
composiciones. Coincidiendo en el mismo período temporal, a nivel literario, se
encuentra una de las producciones más importantes que sentó un precedente para
representar un nacionalismo argentino en las artes: Martín Fierro, de
José Hernández, escrito en 1872, un texto adverso al de Sarmiento, que retrata
y ensalza la vida del gaucho.
Durante este periodo de tiempo, también,
se dio uno de los movimientos migratorios más relevantes de la historia de la
región: siete de cada diez adultos que vivían en territorio argentino eran
extranjeros (Schwartz-Kates, 2002). Esto trajo consigo una inmensa fusión de
culturas, ya que en una misma región convivían españoles, franceses e
italianos, cada uno con su legado cultural y sus tradiciones. Los porteños,
los habitantes capitalinos argentinos, “emprendieron la labor de inculcar a
nuevos inmigrantes con valores nativos y reconciliar su propio sentido de
fragmentación”. (Schwartz-Kates, 2002, p. 253) Es importante
señalar que una parte importante de la economía de la región se basaba en la
posesión y explotación de la tierra: porteños de clase alta poseían latifundios
conocidos como estancias.
Los descendientes de los gauchos se habían
convertido en trabajadores de las estancias, donde pudieron conservar sus
prácticas folklóricas y las tradiciones musicales de sus ancestros. Este fue
uno de los elementos que trazó un marco referencial para establecer un
Nacionalismo argentino musical entre los compositores que habían desarrollado
su arte en Europa, teniendo a la figura del gaucho como la personificación de
la tierra, la historia y la población argentina. Su música, la del gaucho,
representaba entonces la esencia del ser humano de esa región: “Al fundir
idiomas musicales nativos con una aceptable estructura europea, los
compositores argentinos metafóricamente domesticaron el salvaje espíritu
gaucho” (Schwartz-Kates, 2002, p. 255). La autora agrega
que desde este punto los compositores musicales en sus producciones intentaron
resolver el conflicto civilización-barbarie, desatado por Sarmiento. En
este grupo de músicos se destacan nombres como el de Aguirre, ya mencionado, el
de Carlos López Buchardo, quien se sentaba junto con los peones de la hacienda
a tocar la guitarra, buscando de esa forma lograr una comprensión musical y emocional
que eliminara las barreras entre los hacendados y los trabajadores de la
estancia; y el de Alberto Ginastera.
Alberto
Ginastera
Con una fuerte admiración e influenciado
por López Buchardo, Ginastera “heredó el legado gauchesco y su sistema
concomitante de códigos melódicos, armónicos y rítmicos con los que los
anteriores compositores solían representar su identidad nacional” (Schwartz-Kates,
2002, p. 261). Sus primeras composiciones musicales, como él mismo afirmó en
vida, están enmarcadas en un Nacionalismo objetivo: desde la parte folklórica, emula
los ritmos de la guitarra en el piano o en la orquesta involucrando ritmos que
tienen hemiola[2]
(6/8 y 3/4), las frases melódicas duran ocho compases, usando ritmos como la
zamba, el gato y el malambo. Con esto, Ginastera resalta la herencia cultural
que legó la figura del gaucho.
Descendiente de catalanes e italianos, a
una temprana edad, Ginastera quedó fascinado con la Consagración de la
Primavera, de Igor Stravinsky. En palabras del mismo compositor “fue como un
golpe, algo nuevo e inesperado. El primitivismo en la música, su impulso
dinámico y la novedad de su lenguaje me impresionaron como el trabajo de un
genio” (RTVE, 1979). Su estilo musical durante sus primeras composiciones
estuvo influenciado por el mencionado Stravinsky, por Debussy (en especial por
la obra La Mer), por Manuel de Falla (en la integración de elementos
propios hispánicos aunados a técnicas europeas de composición), por Bela Bartók
(en la cual se destaca su Allegro barbaro), por elementos de las óperas
wagnerianas, fieles representantes del nacionalismo alemán, por el verismo italiano,
el neoclasicismo y el jazz.
A sus 25 años, Ginastera recibió una
comisión por parte de Lincoln Kirstein del American Ballet Caravan para hacer
un trabajo musical que tenía un propósito coreográfico. Para el compositor fue
la oportunidad de “colaborar con una compañía dancística innovadora que
compartía su ideal de crear una nueva forma de arte coreográfico que reflejara
la distintiva experiencia de las Américas” (Schwartz-Kates, 2010, p. 5). Fue entonces, en
1941, cuando compuso Estancia, un ballet inspirado en escenas de la vida
argentina a lo largo del día dentro de una hacienda. En esta obra se hacen
presentes los versos del Martín Fierro, cuya elección responde a una
decisión intuitiva desde la estética, aunque con una carga de ideología
política (Signorelli, 2013). Los versos mencionados, junto con la descripción
de los escenarios campestres, resuenan en los elementos netamente musicales.
Finalmente, gracias a que Ginastera coincidió con Aaron Copland mientras estaba
componiendo la obra, se influenció de este compositor en cuanto la idea y el
objetivo de plasmar en el sonido los paisajes y, sobre todo, el balanceo de
técnicas modernas (de vanguardia) con aspectos musicales tradicionales.
En palabras de Ginastera, estos paisajes
de la pampa “le generaban impresiones cambiantes, alegres, melancólicas,
rebosantes de euforia, de paz profunda” (RTVE, 1979). Estas sensaciones las
hace evidentes en su obra musical Estancia, ya que toda la obra
evidencia no solo los momentos de la vida dentro de un rancho rural, cuyas
actividades y costumbres hacen que la vida sea dinámica en cuanto a movimiento
corporal (ritmo), sino también se refiere a las emociones del ambiente, del
paisaje y de las situaciones que ahí se suscita.
Enlace a la obra: https://www.youtube.com/watch?v=JJPTA8ibzqQ
Estancia,
op.8 (1941)
Este trabajo no pretende ser una
descomposición de cada aspecto teórico musical presente en Estancia;
pretende, desde la música, destacar algunos aspectos que, a juicio propio,
refuerzan la tesis del por qué la obra se considera una unión entre civilización
y barbarie, y cómo la voz de Ginastera en esta obra promulga un Nacionalismo
argentino, encontrando una manifestación de identidad regional propia y
sentando un precedente para considerar una opción de noción de identidad
latinoamericana como tal.
La obra está dividida en cinco cuadros, cada
uno de ellos corresponde a un momento del día dentro de una hacienda. Las
figuras presentadas a continuación son de elaboración propia, en su mayoría
extraídas de una reducción para piano de la música del ballet completo
realizada por la editorial Barry & Cia, en 1955.
Cuadro
I
El
primer cuadro es El Amanecer. En la partitura, la descripción del escenario señala:
Paisaje
pampeano, al amanecer, en una estancia. Pasan bandadas de pájaros. El ganado se
aleja con lentitud. Los trabajadores inician su labor cotidiana. Llega el Joven
Pueblero, quien demuestra su inexperiencia por las tareas del campo. Se siente
atraído por la Joven Campesina, pero ésta lo desdeña. (López, 2012, p.23).
Aparte de la dicotomía campo-ciudad mencionada
con anterioridad, hay una subtrama que encierra una historia de amor que
también entra en diálogo con el argumento principal. Se encuentran, entonces,
varios niveles de desarrollo en este punto: La cotidianidad de la estancia,
representada por los trabajadores, la figura del gaucho (por la
declamación de los versos del Martín Fierro), y la historia romántica
entre dos jóvenes. Este cuadro tiene dos movimientos:
-
Introducción y escena (allegro, senza
tempo, andante, senza tempo)
-
Pequeña danza (allegro vivo)
Introducción
y escena
Suena el tema principal de los
trabajadores agrícolas en una extensión de lo que se puede encontrar en las
melodías tradicionales del folklore argentino, en un ritmo de hemiola entre 6/8
y 3/4, elemento propio de la cultura latinoamericana y en una atmósfera bitonal[3] (incluso pandiatónica[4]), características que
surgieron durante el período contemporáneo de la música académica de principios
del siglo XX. En estos primeros cuatro compases ya se evidencia la intención
por expresar simultáneamente (y reconciliar) dos mundos:
Figura
1
El
amanecer, Introducción y Escena. c[5]
1-4 Tema de los trabajadores Do sostenido mayor en 6/8 Do mayor en 3/4
También aparece el tema principal de la
danza final de esta obra, perteneciente al ritmo musical malambo, un aire de
danza competitiva de desafío entre los bailarines, en este caso alejado del
modelo folklórico por su velocidad, su armonía compleja y por sus fuertes
disonancias:
Figura 2
Tema del Malambo o Danza
final en Introducción y escena, c. 19-26
Tema de la danza final
A juicio propio, en este par de ejemplos
se encuentra ya una música mestiza, variopinta, que identifica el
lenguaje compositivo de esta obra y de una manifestación de la cultura
latinoamericana. En este movimiento (y en parte de la obra) hay una
representación instrumental de los elementos que se describen en el texto de la
escenografía, como los pájaros, que, tal como se aprecia en la figura 3, tienen
la melodía principal en la parte superior (mostrada en el pentagrama superior),
mientras son acompañados por el tema de los trabajadores (encontrado en el
pentagrama inferior).
Figura
3
Yuxtaposición
de temas en el primer movimiento de la obra Introducción y
escena, c. 32-36
A manera de prólogo, durante todo el
movimiento se presentan los materiales temático musicales de los siguientes
cuadros. A continuación, aparece el acorde emblemático de la guitarra,
simbólico para Ginastera, pues lo usa en varias composiciones de su periodo
nacionalista objetivo.
Figura
4
Presencia
del acorde simbólico de Ginastera en las obras Estancia,
Danzas Argentinas y Malambo
Estancia, op. 8, Cuadro
I, Introducción y escena, c. 62. |
|
Danza
del viejo Boyero Danzas
argentinas,
op. 2, c. 78-79. |
Malambo, op.10, c.1. |
En este momento el piano, imitando una
guitarra, acompaña el verso declamado Aquí me pongo a cantar, al compás de
la vigüela [sic], haciendo que sea evidente el querer acompañar el poema
con los sonidos de ese instrumento en particular, de tal forma que “el acorde
de guitarra sea una intelectualización de la interpretación de la música
tradicional argentina por parte de Ginastera”(Gaviria, 2010, p. 14). El texto
completo del verso se presenta a continuación:
Aquí me pongo a cantar
Al compás de la vigüela
Que el hombre que lo desvela
Una pena extraordinaria
Como la ave solitaria
Con el cantar se consuela.
(Verso 1 de Martín Fierro)
Lo anterior desemboca en unos sonidos
calmos, propiciando el ambiente del idilio que vivirán los jóvenes, pueblerino
y campesina. La escena finaliza con otra parte recitada, con un acompañamiento
de piano/guitarra similar al anterior:
Yo he conocido esta tierra
En que el paisano vivía,
Y su ranchito tenía
Y sus hijos y mujer…
Era una delicia ver
Como pasaban los días.
(Verso 23 de Martín Fierro)
Esto tiene como desenlace la pequeña
danza, un malambo que en este momento de la composición hace de aviso del
último movimiento de la obra.
Figura
5
Pequeña
danza, evocación del tema del malambo, c. 76-80
Tema de la danza final
Ante la exposición de temáticas literarias
y musicales vistas hasta este momento, es posible afirmar que Ginastera logra mestizar
diversas fuentes tanto académicas, populares y tradicionales, para generar una
propuesta artística a manera de voz identitaria de su territorio cultural.
Cuadro
II
La Mañana. En la descripción del escenario
presente en la partitura se menciona:
Pleno
campo. Al fondo, parvas, molinos y ranchos. Un sol radiante preside todas las
escenas siguientes. Los campesinos cosechan el trigo y los peones de hacienda,
acompañados por la Joven Campesina, doman briosos caballos. En la lejanía
aparece una volanta con turistas que lo observan todo, comentándolo y tomando
fotografías. Abrumados por las incomodidades a las que no están acostumbrados,
se retiran. (López, 2012, p.24)
Los movimientos que lo componen son:
-
Danza del trigo (tranquillo)
-
Los trabajadores agrícolas (allegro)
-
Los peones de hacienda (mosso e ruvido,
rústico)
-
Los puebleros (♩=112)
Danza
del trigo
El
recitador declama solo, sin acompañamiento:
Entonces… cuando el lucero
Brillaba en el cielo santo
Y los gallos con su canto
La madrugada anunciaban,
A la cocina rumbiaba
El gaucho que era un encanto.
(Verso 24 de Martín Fierro)
Y sentao junto al fogón
A esperar que venga el día
Al cimarrón se prendía
Hasta ponerse rechoncho,
Mientras su china dormía
Tapadita con su poncho.
(Verso 25 de Martín Fierro)
En este movimiento, marcado al inicio como
tranquillo, el compositor, en el tema A, hace una reminiscencia de una
de sus obras titulada “Danza de la Moza Donosa”, lo que, a juicio propio,
muestra un motivo musical para representar una joven, mientras el
acompañamiento musical tiene un ambiente de canción de cuna.
Figura
6
Comparativo
entre el tema a de la Danza del Trigo y el
tema b de la Danza de la Moza Donosa
Tema
a Estancia. Tema a
de Danza del trigo, c. 4-6 |
Tema
b Danzas
argentinas.
Danza de la Moza Donosa, tema b, c. 24-26 |
En la parte B de la obra se suman más
instrumentos musicales generando una textura sonora cálida que ambienta la
melodía del trigo. Se escucha también esa apertura paisajística (influencia
directa de Aaron Copland) de la cual Ginastera quería representar en sus obras.
A lo largo del pentagrama, en este movimiento se han dispuesto instrumentos en
distintos registros, lo cual da una gran dimensión al ambiente sonoro.
Figura 7
Tema b de la Danza
del Trigo, c. 21-24
Amplitud
de rango de los instrumentos de acompañamiento
Finalmente, el violín solista interpreta
una versión “por omisión” (retóricamente hablando) del tema a.
Figura
8
Tema
a
con variación de la Danza del Trigo, c. 46-48
Las indicaciones de la partitura como tranquillo,
dolce, y molto espressivo evocan un carácter íntimo con el cual se
manifiesta la música. Los géneros musicales tradicionales argentinos de rítmica
lenta comulgan con esta expresividad, plasmando en los sonidos sentimientos
profundos por parte del intérprete y/o compositor, los cuales, dispuestos en
sonidos e instrumentos propios de la orquestación musical académica de
tradición europea occidental, configuran un mestizaje musical.
Los
trabajadores agrícolas
El recitador declama, solo:
Y apenas el horizonte
Empezaba a coloriar,
Los pájaros a cantar
Y las gallinas a apiarse,
Era cosa de largarse
Cada cual a trabajar.
(Verso 26 de Martín Fierro)
En este movimiento se escucha nuevamente el
primer tema de la obra, el que se ha denominado de los trabajadores
agrícolas, ya que en el texto se menciona: y apenas el horizonte
empezaba a colorear, a manera de remembranza al tema del amanecer
anteriormente descrito. Se desarrolla la idea de mestizaje musical gracias a la
dicotomía entre “campo y ciudad”, ya que, en toda la primera parte del
movimiento se hacen presentes la bitonalidad, propia de la vanguardia musical
académica, y una rítmica con hemiola
característica
de algunos géneros musicales tradicionales de Latinoamérica, tal como se
analizó en la figura 1. Posteriormente hay una polifonía, un diálogo entre las
diversas voces de la estancia: trabajadores, peones (encargados de los
animales), y demás habitantes de la estancia que van moviéndose cada uno por su
lado (dentro del orden rítmico de la obra, claro está, marcada por la rítmica
de un tambor militar):
Figura
9
Diálogo
entre las distintas voces de Los trabajadores
agrícolas, c. 47-50
Trabajadores Peones
Los instrumentos de viento entran en
diálogo: fagot, clarinete y oboe desarrollan un contrapunto, la forma musical
insignia del periodo barroco de la música culta, imitando a las aves
mencionadas en el verso del poema, una escena rural dentro de un marco
académico:
Figura
10
Contrapunto
de instrumentos de viento en Los trabajadores
agrícolas, c.105-108
Oboe Fagot Clarinete
Este movimiento en forma rondó[6] encuentra su tema
principal en una dinámica fortísimo y concluye con un motivo musical
peculiar. En el penúltimo compás cambia la métrica de la obra de 6/8 a 7/8 para
hacer un pequeño solo del timbal sinfónico (timpani), instrumento que,
como se verá a continuación, en esta obra representará a los caballos de la
hacienda:
Figura
11
Solo
de timbal, Los trabajadores agrícolas, c. 183-184
Solo
de timpani
Los
peones de hacienda
Este movimiento marcado como mosso e
ruvido (movido y áspero) inicia con un émulo del galope de los caballos en
el timpani, dando paso al tema principal del movimiento, en la voz del corno
francés, rústicamente.
Figura
12
Introducción
y tema principal de Los peones de hacienda, c. 1-11
Peones Caballos
Se hacen evidentes las influencias del
primitivismo musical de Stravinsky, con sus múltiples cambios de metro y la
fuerza de las melodías percusivas. También se escucha un cierto indigenismo en
el tema de la joven campesina, representando lo rural de la obra en una melodía
armonizada con octavas y quintas paralelas[7]:
Figura
13
Tema
de la joven campesina, c. 40-43
Este
movimiento es una forma A-B que finaliza en una corta coda[8]
con un material compositivo en forma de ostinato[9]
sobre el tema de los peones.
Los
puebleros
En la descripción del escenario, se dice
que los puebleros están abrumados por las incomodidades a las que no están
acostumbrados… La primera parte del movimiento es un preludio donde cuatro
voces se mueven misteriosamente en un lenguaje lleno de movimientos cromáticos:
Figura 14
Movimiento cromático de
Los puebleros, c. 1-4
Y en la segunda parte, se
complementa el texto descriptivo que dice (los puebleros) (…) se retiran.
Esta retirada está escrita en forma de fuga (forma musical que surge en
el siglo XVI), cuya melodía principal (o sujeto) es la siguiente:
Figura 15
Sujeto de la fuga de
Los puebleros, c. 33-37
Ginastera les da voz a todos los
personajes de la historia: a nivel musical o textual, sean humanos o no, cada
personaje, cada uno tiene su propia voz y entra en constantes diálogos
musicales con la orquesta, originando sensaciones distintas en el oyente, quien
también hace parte de este diálogo.
Cuadro
III
La Tarde. El escenario se describe:
Crepúsculo
vespertino. Una voz entona triste queja. El Joven Pueblero declara su amor a la
Joven Campesina, pero no es correspondido. Súbitamente irrumpen caballos
embravecidos. El Joven, exaltado por el deseo de demostrar su valentía, domina
a los animales, mientras La Campesina lo contempla con asombro. Anochece y los
dos jóvenes tejen un tierno idilio (López, 2012, p.24).
Los movimientos que componen este cuadro
son:
-
Triste pampeano (lento)
-
La doma (allegro giusto)
-
Idilio crepuscular (adagio)
Triste
pampeano
El triste
“es una especie folklórica de canto rural
rioplatense. La guitarra acompaña el canto de carácter melancólico”
(González, 2020). El joven Pueblero,
en este movimiento, tiene la oportunidad de cantar sus lamentos, en uno de los
versos del Martín Fierro:
Vamos dentrando recién
a la parte más sentida
Aunque es todita mi vida
De males una cadena
a cada alma dolorida
Le gusta cantar sus penas.
(Verso 156 de Martín Fierro)
Este fragmento de la obra evoca un recitativo:
estilo vocal ampliamente desarrollado en la ópera europea donde el cantante, en
el presente movimiento, realiza en melodías en unas partes a capella
(sin acompañamiento o con una leve atmósfera instrumental) y en otras
acompañado por las cuerdas frotadas (representando la guitarra) en este caso,
en la atmósfera tonal de La menor:
Figura
16
Fragmento
musical a manera de recitativo, Triste pampeano, c. 7-13
En la segunda parte del movimiento se
canta, de la misma forma recitativa, libre, el siguiente verso:
Triste suena mi guitarra
Y el asunto lo requiere
Ninguno alegrías espere
Si no sentidos lamentos
De aquel que en duros momentos
Nace, crece, vive y muere.
(Verso 243 de La vuelta de Martín
Fierro)
El joven pueblero encarna la figura del
gaucho y sus características propias como el brío, la valentía, intentando
ganar el amor de la joven campesina, declarándole en este movimiento el lamento
de su ser.
La
doma
El joven pueblero ahora quiere demostrar
su coraje y valentía, en especial a la joven campesina. Quiere manifestar que
él, pese a ser citadino (civilizado), quiere dominar a los animales (la barbarie).
Después de los primeros compases de introducción en unísono de toda la
orquesta, a modo de fanfarria épica, se escucha una lucha entre la orquesta y
el timbal, representando un caballo arisco. Posteriormente, en los cornos
franceses, se escucha la voz del joven pueblero por encima del galope del
timpani:
Figura
17
Dueto
de cornos franceses y timpani, La doma, c. 20-23
Timpani Cornos
En el segundo tema de este movimiento se
escucha un dialogismo entre tradición argentina y vanguardia musical europea,
donde suena una melodía con aires folclóricos por encima de un acompañamiento que
no tiene una relación tonal diatónica directa con la melodía realizada por los
cornos. En este punto, Ginastera envuelve la voz del joven en un acompañamiento
orquestal realizado a partir de su acorde emblemático.
Figura
18
Melodía
de cornos con acompañamiento orquestal con acorde emblemático, La
doma, c. 26-29
Acorde emblemático Cornos
Como en algunos de los movimientos
anteriores, aquí también se hace presente el recurso compositivo de la hemiola.
La estructura de este movimiento es A-B: tema del caballo y tema del joven, y
concluye en un gran acorde mayor realizado por toda la orquesta, lo que se
puede interpretar como que el joven pueblero sí ha alcanzado su cometido.
Idilio
crepuscular
Este movimiento está marcado como adagio
(lento, sin prisa) en el cual los dos jóvenes viven un romance intenso, pero de
corta duración. Esta sección de la obra está, en su mayoría, dentro del
lenguaje tonal. De hecho, en la partitura se encuentra la armadura[10] de Si menor y, como lo
afirma Gamboa (s. f.), “está basada en escalas pentatónicas que emulan los
estilos folclóricos de la región Andina y del noroeste argentino, permeado con
inflexiones de su propia inspiración” (p. 16) Su lenguaje musical oscila entre
el romanticismo y el neoclasicismo musical. El protagonismo sonoro de este
movimiento está en las cuerdas frotadas y en la ausencia de instrumentos de percusión.
La lentitud y la tímbrica orquestal son más íntimas, correspondiendo con el
momento del día, el cual está en la llegada de la noche. A juicio propio, este
movimiento simboliza la unión amorosa de los jóvenes, del campo y la ciudad, lo
cual indica que es posible lograr una conjunción entre todas los recursos
lingüísticos-musicales dispuestos a lo largo de la obra musical, en función de
lo estético.
Cuadro
IV
El escenario de la noche se describe como
una “Noche poblada de estrellas. Se escucha en la lejanía un melancólico canto.
Aparece la Noche que cubre todas las cosas con su manto estrellado” (López,
2012, p.24).
-
Nocturno (lento)
Nocturno
En este movimiento se escucha, en los
instrumentos de registro grave, un acompañamiento en forma de ostinato, mientras
que los vientos y el piano hacen una melodía (las estrellas), lo cual genera
una atmósfera sonora de misterio. Lo nocturno, dentro del contexto romántico
en el cual ha entrado Estancia desde el movimiento anterior, simboliza
la representación que le da el artista al ámbito de lo irracional, lo
inconsciente. (Viñas Piquer, 2002)
Figura
19
Atmósfera
musical en Nocturno, c. 1-5
Maderas Piano Instrumentos de registro grave
Luego aparece la voz, entonando un
lamento, sobre el mismo ambiente musical descrito con anterioridad. El texto
que se entona a continuación está acompañado con atmósferas sonoras producidas
por la orquesta (en intervalos[11] de quintas), sin ritmo,
ambientando el paisaje nocturno para que el gaucho recite libremente sus
lamentos en una melodía que está en la tonalidad de Sol menor:
Ah… Ah…
Bala el tierno corderito
Al lao de la blanca oveja
Y a la vaca que se aleja
Llama el ternero amarrao
Pero el gaucho desgraciao
No tiene a quien dar su queja
(Verso 245 de Martín Fierro)
La la la la la la la la la
Figura
20
Verso
a manera de recitativo en Nocturno, c. 28-31
Lamento tonal Atmósferas sonoras por
intervalos de quinta
El título del movimiento, Nocturno,
señala dos aspectos: el primero es el momento del día en el cual se está
viviendo las situaciones evocadas en la obra, y el segundo es la expresión de
emociones por parte del artista, el cual, de acuerdo con el trasfondo subjetivo
del significado de lo nocturno, “se detuvieron en la contemplación de la noche
ya para elaborar su paisaje, ya para expresar emociones relacionadas con la
soledad, el miedo, la angustia, la muerte, el amor y el erotismo” (Almagro, 2017, 138). En este movimiento se
integran la poesía y la música y se manifiestan
sentimientos de melancolía y soledad, principalmente. Tambien cabe resaltar que
en la descripción de la escenografía se pone a la Noche (en mayúsculas) como un
personaje, quien cubre todo con su manto, defendiendo lo oculto y lo furtivo.
Cuadro
V
La última parte de Estancia se describe
como “El Amanecer. Empieza un nuevo día y todo se repite en la estancia como al
comienzo. Campesinos y campesinas celebran con una danza general el triunfo del
amor” (López, 2012, p.24). Consta de dos movimientos:
-
Escena (andantino)
-
Danza Final (Malambo) (allegro vivo)
Escena. Durante la primera
sección de la obra se escucha el material temático de los trabajadores
agrícolas (en rítmica de hemiola) junto a las atmósferas sonoras de la Noche.
Figura
21
C.
1-4 de Escena
La noche Trabajadores
Y en la segunda
sección del movimiento, hay un diálogo entre varios personajes, representados
en los clarinetes, la flauta y la trompeta, cada uno “por su lado” melódica y
armónicamente hablando, acompañados de la misma textura nocturna.
Figura
22
La Noche Clarinetes Flauta Trompeta
Danza
Final (Malambo)
En este último movimiento se recuerda el
tema escuchado en la pequeña danza del cuadro I, ya que, como dice la descripción
de la escenografía, empieza un nuevo día y todo se repite en la estancia
como al comienzo. En la coda de la
obra se manifiesta el baile general de los campesinos y campesinas, en forma
rondó, cuyo tema principal es una melodía que se repite varias veces,
configurando un trance en ritmo de malambo argentino, ritmo que “fue
tradicionalmente bailado por gauchos como una prueba de masculinidad” (López,
2012, p. 26).
Este trance de la danza final es visto en
el presente artículo desde dos aspectos (ambos según la RAE[12]): Como “último estado o tiempo de la vida,
próximo a la muerte” (en este caso, como coda de la obra musical en su
totalidad); y como trance de armas: “combate, duelo, batalla” (la
naturaleza dancística del malambo).
Figura
24
Sección
de la Danza final, c. 124-131
Discusión
Estancia es una obra que
se acerca al gesamtkunstwerk[13]
wagneriano, donde danza, música y texto se combinan para generar una obra
artística completa. “No se trata solo de música programática, sino de hallar
una vinculación sinestésica que muestre una comunión entre distintas artes en
pos de generar sensaciones, impresiones, estados de ánimo o provocar ideas en
el receptor.” (Almagro, 2017, p. 130). La obra
de Ginastera estudiada en este artículo es un acercamiento entre dos
universos distintos, entre sonidos tradicionales y folclóricos latinoamericanos
con lenguajes musicales pertenecientes al ámbito académico de tradición
europea, en especial de los periodos romántico y contemporáneo.
El
compositor, a lo largo de Estancia y de otras obras pertenecientes a su
período Nacionalista, exalta sus raíces musicales tradicionales dándoles un
ambiente de novedad y frescura estética, producto de su desempeño como
compositor de conservatorio europeo. Su particular visión de lo rural tiene dos
componentes importantes: él como habitante de la ciudad, como artista urbano,
formado musicalmente en el modelo de conservatorio europeo, civilizado (término
de Sarmiento), halla en las pampas y en lo rural (lo bárbaro, siguiendo
al autor mencionado) una fuente de evocación emocional y de inspiración
compositiva. De acuerdo con Gamboa (s. f.), Ginastera, desde su estilo musical
propio, “entregó un completo portarretrato de la vasta pampa, (…) realizando
un vínculo de la tradición del gaucho y su importancia en el desarrollo
del país y del rol que jugaba en la elaboración de una verdadera identidad
nacional” (p. 18). Pese a que la inserción de elementos musicales compositivos
europeos en Estancia puede ser considerada como una intrusión a la
originalidad de la música tradicional latinoamericana, le permitió al
compositor desarrollar un sonido auténtico, dándole una posibilidad de
mostrarle al mundo su cultura con una voz auténtica: Ginastera supo encontrar
un equilibrio entre la innovación de su formación académica europea y el
folklore de su región.
Por otra parte, uno de los aspectos que históricamente han fungido como leitmotiv dentro de la historia de Latinoamérica, han sido las crisis sociales y la rebeldía contra el sistema a lo largo de la región. Dentro de los personajes que integran Estancia se encuentra el gaucho, perseguido por los hacendados dueños de las estancias como una figura fundamental, puesto que le da la primera voz a la obra, la del narrador. Como se expone en el Martín Fierro, el gaucho está sometido a un reclutamiento forzado y a malos tratos y abusos por parte de sus superiores, lo que lo hace escapar de su guardia, para encontrar posteriormente su hogar destruido, convirtiéndolo en un forajido ante el sistema dominante. Desde la época colonial hasta nuestros días, en Latinoamérica, se han desarrollado manifestaciones artísticas con un contenido temático similar de denunciar los abusos y de levantarse contra la opresión, claro está cada una de ellas adaptándose a los cambios temporales y al contexto social donde se suscitan. Por citar algunos ejemplos: desde la literatura, los libros El reino de este mundo de Alejo Carpentier, Los de abajo de Mariano Azuela, o Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos; desde la música, gran parte del repertorio del género musical canción social o de protesta. En Estancia, a pesar de estar concebida para musicalizar un ballet, es posible encontrar una confluencia entre música y texto. Ambas artes evocan imágenes y sensaciones en el oyente, potenciadas mutuamente: con la incorporación del Martín Fierro y la temática del diario vivir en una ranchería argentina, el texto aborda temas folklóricos que se convierten en cercanos a quienes lo perciben, permitiendo que el oyente se conecte con la historia que se está desarrollando en el acto estético. De acuerdo con Vitale (2001), es en el diario vivir donde se refleja de manera directa la “influencia ideológica de la sociedad” (p. 1), y es por eso que estas manifestaciones artísticas permiten reconstruir la historia latinoamericana (p. 4). El aporte de este enfoque multidisciplinario, “puede permitirnos comprender mejor no solo la condición social de América Latina, sino también proporcionarnos las herramientas para producir los cambios necesarios para lograr una mayor integración y desarrollo dentro la región” (Arellano, 2019, p. 56)
En Estancia y en Martín
Fierro se hace presente una dualidad (campo-ciudad), un sometimiento,
una privación de la libertad (el afroamericano, el indígena, el gaucho, el vándalo),
y la rebeldía (el gaucho huyendo, el afroamericano sublevándose), en síntesis,
la contraposición con la voz oficial, con la voz del poder. Realizar este
proceso, en un hecho artístico, es darle la voz al oprimido (en palabras de
Bajtín), lo cual hace parte de una reivindicación del rol en la historia de los
personajes que, tradicionalmente, han sido ignorados. Estancia es una
obra iconográfica que representa una dualidad entre habitantes del campo y la
ciudad: por una parte, están los hacendados, los puebleros; y por la otra, los
peones, los trabajadores, los campesinos, cada uno con el prejuicio social que
tiene hacia el otro. Ginastera, por ejemplo, para mostrar a los peones, les da
el adjetivo de rústicos y ásperos; mientras que los trabajadores y los campesinos
ven al Joven Pueblero como inexperto, como inepto frente a las tareas del campo.
Este tipo de prejuicios demandan una solución compleja, comenzando por el
diálogo y la capacidad de quitar los propios prejuicios, para escuchar y
conocer realmente al otro en cuanto a quién es y buscar el propio
reconocimiento en el otro como igual. Esto, llevado al tema principal de este
artículo, se traduce en reconocer lo mestizo, la otredad, como base principal
del concepto de identidad latinoamericana. Gracias a la fuerza y fácil difusión
que poseen, las diferentes manifestaciones artísticas como la música, la danza,
el cine y la literatura pueden ayudar a generar conciencia acerca de las
dificultades que se tienen en comunidad, con el fin de superarlas fomentando
valores positivos.
En nuestros días, es
importante continuar con la discusión y la búsqueda de una identidad
latinoamericana desde el arte puesto que, debido a la globalización y la
expansión tecnológica, se puede acceder a formas y modos de vida de cualquier
lugar y es necesario preservar lo que identifica una región, su historia y su
cultura. Esto permite conocer diferentes posibilidades de ser desde un
propio conjunto de tradiciones, costumbres y expresiones (en el caso de este
artículo, especialmente musicales) desde el respeto y la tolerancia. Como lo
afirma Arellano (2019), es posible, a través del arte latinoamericano, “revelar
los mecanismos de opresión estética, política, económica, etc., para promover
el resurgimiento de una cultura verdaderamente latinoamericana” (p. 57)
Conclusiones
Estancia nació
por una comisión del American Ballet Caravan para reflejar “la distintiva
experiencia de las Américas” (Schwartz-Kates, 2010, p. 5), y es desde esa
idea que se originaron tanto escenografía, libreto y música. Es posible afirmar
que Estancia es una obra mestiza, porque se integran en ella diversas
artes, sin que estas pierdan su esencia original. Desde una óptica bajtiniana,
el objeto estético musical de la obra Estancia permite interpretar las
dualidades como propias de lo latinoamericano: se extrae de la realidad este
conflicto histórico (campo-ciudad, civilización-barbarie) y se la dota de una
forma artística mestiza, el folklore-vanguardia. Esta forma representa de gran
manera la riqueza mestiza de la región latinoamericana, puesto que en ella
convergen diversos elementos: cada músico en la obra de Ginastera tiene un rol como
miembro de una agrupación con una voz propia, autónoma, pero que está dentro de
una problemática común. El punto de inflexión de estas voces, de estos diálogos
instrumentales es la obra de arte, el fenómeno musical, y lo que éste genera en
el ser humano.
Dentro de Estancia se da un
encuentro de realidades sociales que se pueden representar según el lugar y la
época de representación: Signorelli (2016) reseña que, con motivo del
aniversario número 85 del nacimiento de Ginastera se realizó la obra “haciendo
mención a la crisis, la corrupción, huelgas, represiones y la gente que se va
del país” (p. 11). La obra Estancia genera un dialogismo entre las
dualidades mencionadas, a través de la música del pasado y de los
conflictos del presente, permitiendo ser gracias a la
comunicación entre las manifestaciones artísticas, en este caso, del teatro, la
música y la danza. Por esto, la música es entendida como un discurso social,
en el cual no solamente hay sonidos sino también “imágenes y materiales
icónicos (…), mímica, gestualidad y lenguaje corporal” (Malcuzynski 1999, como
se citó en García, 2009). Lo anterior permite también tener un elemento más
para establecer una identidad latinoamericana: A partir de la voz, de la
expresión oral (por ejemplo, en el acento del gaucho y en la forma de hablar en
Martín Fierro) se genera una musicalidad propia de cada grupo
sociocultural, en la cual se pueden escuchar y decir las propias realidades,
enmarcadas en conflictos comunes y, en especial en Estancia, dentro de
un marco musical. Esta obra posibilita dar la discusión acerca de la identidad
latinoamericana: por una parte, permite reconocer otras sociedades, haciendo
viable una multiculturalidad. Siguiendo a Ramos (2012), es lo que nos permite
acercarnos, desde la historia, a una identidad común en el territorio
latinoamericano, mestizo, como la obra misma. En ella, se resaltan expresiones
de resistencia y conexión entre diferentes comunidades, reflejando la
diversidad cultural y étnica de la región; también se encuentran tradiciones y
valores musicales (como el malambo, por ejemplo) que, gracias a la inclusión y
tratamiento musical que les dio Ginastera, tienen la posibilidad de darse a
conocer y de fortalecerse como patrimonio cultural.
Finalmente, la música es
como una máquina del tiempo, pues a través de los sonidos, textos y ambientes
se puede acercar una cosmovisión hacia el mundo. Gracias a la propiedad
orgánica que tiene el sonido sobre el ser humano, es la forma más directa de
hacer llegar una idea: las vibraciones sonoras producidas por los instrumentos
musicales físicamente entran en armonía con el cuerpo humano, generando
movimiento. Estancia es una obra que tiene una gran cantidad de estados,
diversos todos, que dejan ver la conexión que tenía Alberto Ginastera con la
condición humana. Su temática social latinoamericana y su contenido estético
artístico permiten ver desde la óptica del compositor problemáticas que se
daban en la época en la cual la obra musical fue compuesta, pero que ha envejecido
bien para ser hoy un reflejo de lo que, a lo largo de su historia, se ha dado
en América Latina: un conflicto, entre campo y ciudad, u opresión y
sublevación. Estancia pone en diálogo todas las voces de los personajes
que participan en este conflicto con el objetivo de reconciliar y, de cierta
manera resolver, a su modo, mediante una manifestación artística, la dificultad
existente en el concepto de identidad latinoamericana.
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[*] Licenciado en Música, Universidad
de Nariño
Maestrante
en Pedagogía y Cultura, Universidad de Nariño
San
Juan de Pasto, Colombia
Email:
dacalvaches@gmail.com
ORCID: 0009-0000-2010-7575
Fecha de recibo: 11/04/2023 Fecha de aceptación: 24/07/2023
[2] “Término que representa la
proporción 3:2. En notación moderna, se forma una hemiola cuando dos compases
ternarios (por ejemplo 6/8) se interpretan como si estuvieran escritos en tres
compases binarios (3/4) o viceversa.” (Latham, 2008, p. 718)
[3] Combinación simultánea de dos
tonalidades. (Latham, 2008)
[4] Técnica que usa
libremente los siete grados de la escala diatónica de manera melódica, armónica
y contrapuntística. (ídem)
[5] Compases
[6] Forma musical
originada en el siglo XV y popularizada en el período barroco “en la que dos
secciones repetidas se alternan con, por lo menos, dos episodios diferentes. Su
representación esquemática más simple es: ABACA” (Latham, 2008)
[7] Intervalos que caracterizan la sonoridad de la música andina tradicional de Latinoamérica.
[8] “Adición a una
forma o diseño estándar, que ocurre después de que la estructura principal de
una pieza o melodía ha sido completada con una cadencia en la tonalidad
principal.” (Latham, 2008)
[9] “Frase melódica,
rítmica o acordal relativamente corta, repetida constantemente a lo largo de
una pieza o sección de ésta”. (ídem)
[10] Grupo de signos de sostenido o
bemol, escritos al comienzo de una composición para indicar la tonalidad de la
música. (Latham, 2008)
[11] Distancias entre dos o más sonidos
[12] https://dle.rae.es/trance
[13] Obra de arte total