http://dx.doi.org/10.18041/crilibjur.2015.v12n1.23109

La Elvira: una experiencia (de desarrollo local)*

Reinaldo Giraldo-Díaz

Doctor en Filosofía, Universidad de Antioquia, Colombia. Magíster en Filosofía, Universidad del Valle, Colombia. Ingeniero Agrónomo, Universidad Nacional de Colombia. Docente Investigador Universidad Nacional Abierta y a Distancia, Palmira, Colombia. reinaldo.giraldo@unad.edu.co

Fecha de recepción: Septiembre 01 de 2014
Fecha aceptación: Octubre 30 de 2014

*Cómo citar: Giraldo-Díaz, R. (2015). La Elvira: una experiencia (de desarrollo local). Revista Criterio Libre Jurídico, 12(1), 125-134 http://dx.doi.org/10.18041/crilibjur.2015.v12n1.23109


Resumen

En este artículo, se presenta la experiencia vital de desarrollo local que se está agenciando en la ecorregión La Elvira, con el acompañamiento del Grupo de Investigación GÉNESIS GIT, avalado por la Universidad Libre de Colombia Seccional Cali y la Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD. Metodológicamente, se muestra, primero, la configuración biopolítica actual de la ecorregión La Elvira y luego se examina la apuesta-experiencia de desarrollo local, haciendo énfasis en la auto-eco-organización del territorio a través de la convergencia social, el empoderamiento social, la recuperación de los saberes locales, la adopción de tecnologías apropiadas que permitan una inserción en los mercados globales y la reconfiguración del agro-ecosistema de la ecorregión de La Elvira. Se encontró que la recuperación de los saberes locales es de vital importancia para la construcción de formas de vida inéditas, no performadas por la lógica del capital. Se concluye que lo comunitario permite el surgimiento de apuestas por una reconfiguración agro-eco-sistémica, que no sólo no dañe la naturaleza, sino que se base en la convergencia y el empoderamiento social, para participar de modo activo y creativo en el mundo globalizado.

Palabras clave: Crítica al desarrollo, agroecosistema, biopolítica.


The Elvira: an experience (local development)

Abstract

In this article the life experience of local development that is being applied in the ecoregion La Elvira with accompanying GENESIS GIT Research Group, supported by the Free University of Colombia Cali District and the National Open University and Distance UNAD is presented. Methodologically shown, first, the current biopolitics configuration ecoregion Elvira and then bet-experience of local development is discussed, with emphasis on self-eco-organization of the territory through social convergence, social empowerment, the recovery of local knowledge, adoption of appropriate technologies that allow insertion into the glocal markets and the Remaking of agro-ecosystem ecoregion Elvira. It was found that the recovery of local knowledge is vital for building unpublished forms of life, not performadas by the logic of capital. It is concluded that the Community allows the emergence of a systemic gambling agro-eco-reconfiguration that not only does not harm nature but is based on convergence and social empowerment to participate in active and creative way in the globalized world.

Keyword: Critical to development, agro-ecosystem, biopolitics


O Elvira: uma experiência (desenvolvimento local)

Resumo

Neste artigo é apresentada a experiência de vida de desenvolvimento local que está sendo aplicada na ecorregião La Elvira com acompanhamento GENESIS GIT Research Group, apoiado pela Universidade Livre de Colômbia Cali District ea Universidade Nacional Aberta ea Distância UNAD. Metodologicamente mostrado, em primeiro lugar, a corrente ecorregião configuração biopolítica Elvira e em seguida é discutido bet-experiência de desenvolvimento local, com ênfase na auto-eco-organização do território através da convergência social, empoderamento social, a recuperação do conhecimento local, a adoção de tecnologias apropriadas que permitam a inserção nos mercados glocais eo refazer da agro-ecossistema ecorregião Elvira.Verificou-se que a recuperação do conhecimento local é vital para a construção de formas inéditas de vida, e não performadas pela lógica do capital. Concluiu-se que a Comunidade permite o surgimento de um jogo sistêmica agro-eco-reconfiguração que não só não prejudica a natureza, mas baseia-se em convergência e empoderamento social de participar de maneira ativa e criativa no mundo globalizado.

Palavras-chave: Fundamental para o desenvolvimento, agro-ecossistema, biopolítica.


Los indios tienen palabras para fenómenos que no existen en castellano, como el nombre de la enfermedad que produce la belleza de un árbol, el resplandor embrujado de un atardecer, o la mirada de fósforo del chamán cuando se ha transformado en jaguar.

William Ospina, El País de la canela.

“Cuando la tierra esté enferma
y los animales estén
desapareciendo,
entonces llegará una tribu
con gentes de todas las culturas,
que creerán en hechos
y no en palabras, y ayudarán a
restaurar la antigua belleza
de la tierra.
Ellos serán conocidos como
Los Guerreros del Arcoiris.”

(Antigua profecía de esperanza de los indígenas Hopi de Norte América)


Introducción

El embrujo tropical que atavía la comarca vallecaucana con sus inagotables y derrochadores paisajes, nos recuerda que la vida emerge con la fuerza y la potencia de un acontecimiento que no cesa de asombrarnos por su exuberancia y belleza. No obstante, la época moderna causa un sinnúmero de daños sobre lo que otrora fueran tierras ignotas, misteriosas, fantásticas y fáusticas en las que el hombre vallecaucano nunca pensó que podría ensañarse de la manera que lo hizo. Entre los paisajes más sublimes y hermosos, encontramos los de bosques de niebla, los cuales están compuestos por bosques parcialmente nublados intervenidos por colonización agrícola. La belleza y la grandeza tanto ecológica y natural como paisajística y placentera inigualable de los bosques de niebla nos recuerdan lo frágil que es la naturaleza y cómo cualquier intervención humana sobre ellos puede ser fatal para la supervivencia de las especies, incluida la humana misma. Estos lugares están cargados de vida; un gran número de las especies de plantas y animales que encontramos deambulando en los bosques de niebla de los Andes son endémicas, es decir, no se encuentran en ninguna otra parte del orbe. Ciertas ranas, anturios, orquídeas, se encuentran únicamente en algunas laderas y sus poblaciones naturales son pequeñas y frágiles. Su futuro, como el del agua que vierten nuestros ríos, depende del cuidado y del cultivo de ellos, de la forma como el hombre habite entre el cielo y la tierra y haga de su vida una auténtica obra de arte al darse el encuentro más maravilloso y más sublime, el de la vida con el pensamiento. Los bosques de niebla son el hábitat de los tángaras, saltarines, soledades, tucanes de montaña y colibríes; de los árboles de laurel, sietecueros y quinas; de las palmas de cera; de los minúsculos jardines de orquídeas y aráceas; de gran cantidad de bromelias; de helechos arborescentes; de las ranas de cristal que cantan en las cañadas; de insectos semejantes a trozos de corteza; de escarabajos con enormes cuernos; del oso andino; de musgos y hepáticas cargados de agua.

Cualquier humano sobre la faz de la tierra, podría pensar que la majestuosa belleza de este territorio intertropical fue creada por algún genio maligno que busca atormentarnos con su fascinación y conjuros: ríos caudalosos, de cristalinas y rumorosas aguas, donde moran innumerables pececitos de colores; grandes pantanos donde las iguazas, los coclíes y los patos con su algarabía, encienden la alegría de una naturaleza ubérrima y reconfortante; hermosos, gigantescos y melenudos árboles donde moran poéticamente los pájaros y musitan sus poemas de amor. Las comunidades ancestrales que habitaron estos territorios, lograron establecer cierta relación con la naturaleza que les permitió regular su crecimiento demográfico, mantener sus sementeras con exquisitos maizales, yucales y frutales, pescar abundantes peces en ríos y lagunas, cazar los animales que prodigaba el monte, y recrear el medio ambiente; estos mismos, permitieron el asentamiento de nuevos valle caucanos, descendientes de los pocos indígenas que sobrevivieron a las enfermedades y maltratos de los españoles que se apoderaron de las tierras y riquezas nativas, y de los esclavos africanos que fueron introducidos como consecuencia de la reducción de la mano de obra aborigen (Rodríguez, 2005, p. 187)1. El campesino vallecaucano surge y se consolida como sector social durante el siglo XVIII y principios del siglo XIX, en medio de un sistema económico esclavista. Surgen al desaparecer la fuerza de trabajo esclava, arrendatarios, agregados y terrazgueros.

Comprender cómo una región tan majestuosa y bella pudo ser convertida en un erial, es una tarea que implica comprender lo que se ha dado en llamar el proceso de industrialización en América Latina.Antes de éste proceso de industrialización, la organización política y económica favorecía a unas cuantas regiones y ciudades, conforme al modelo colonial que orientaba la administración a la extracción de excedentes agrícolas y mineros en favor de la metrópoli (Sosa, 1989, p. 743). En los años siguientes a la industrialización, se generaron desequilibrios regionales debido a la desigual distribución de las actividades económicas, los cuales se evidencian en una estructura urbana con una ciudad capital desproporcionadamente mayor que el resto de las poblaciones, en una red de comunicaciones fragmentada y orientada hacia el exterior y en un conjunto reducido de actividades económicas integradas al comercio internacional con el fin de exportar los productos primarios a los mercados europeo y estadounidense. La industrialización en Latinoamérica se constituyó en el proyecto económico y político a realizar en los años cuarenta y cincuenta.Algunas de las causas que lo explican son:el efecto combinado de la acumulación de divisas debido a la exportación y el elevado ingreso durante los años previos a 1929 y el consecuente aumento de la demanda de bienes manufacturados; la restricción a las importaciones de bienes de consumo ocasionada por las dos guerras mundiales y la depresión de 1929; las ventajas que los ajustes inflacionarios ofrecieron para la instalación de industrias nuevas y para la exportación en mayor escala de las existentes. Sin embargo, la sustitución de importaciones dependió de la tecnología y equipos del exterior y tuvo una participación preponderante de los gobiernos y de los grupos política y económicamente hegemónicos.A diferencia de lo ocurrido en Europa, la urbanización latinoamericana no estuvo acompañada de un proceso de industrialización; en Colombia, se dio un proceso de urbanización que puede definirse como transformación secular de las estructuras rurales en urbanas, mediante la cual las comunidades humanas se agruparon en sociedades de mayor tamaño, construyendo las finalidades económica, social y política. Así, la urbanización se refiere tanto al fenómeno demográfico debido a la aglomeración de la población, como al socioeconómico, por las actividades industriales y de servicios. Estos dos fenómenos, por lo menos en América Latina, no han estado en equilibrio, lo que ha hecho que la urbanización se caracterice por un desarrollo desigual condicionado por la dinámica de los procesos de cambio en la estructura agraria y por las transformaciones de los centros urbanos.La urbanización se vio favorecida con la apertura de nuevas tierras, el desarrollo y aplicación de tecnología agrícola, la creación de las primeras industrias urbanas, la construcción de las vías férreas, puertos y caminos, y la aparición de una nueva burocracia y clase profesional no conocida hasta entonces. Estas condiciones se procuraron y permanecieron durante la primera mitad del siglo XX. Conforme fue avanzando la industrialización -especialmente después de la década del sesenta- las capitales de los países latinoamericanos iniciaron un desproporcionado crecimiento, acompañado de asentamientos irregulares que albergaron a la población marginal que no encontró ocupación en las nuevas actividades industriales.

El corregimiento La Elvira, no escapa a este contexto latinoamericano, que además, se caracteriza, al menos en Colombia, por una violencia profunda, extendida y gratuita (Petras, 2002), pues, la actual configuración del valle geográfico del río Cauca se debe, en gran parte, a la expulsión violenta de las comunidades de sus parcelas y terrenos. Prueba de ello, es el corregimiento La Elvira, objeto de este estudio, que se va constituyendo con colonos que llegan desplazados principalmente de Almaguer, Departamento del Cauca2. Reivindicar, de manera impertérrita, la necesidad de retornar al campo como única condición para tratar de rehacer su proyecto de vida, ya de por sí lacerado por los fragores de la guerra y de la muerte, fue la principal motivación para asentarse en lo que hoy se conoce como corregimiento La Elvira. Por eso, al referirnos al habitante de La Elvira, se señala principalmente al coterráneo del corregimiento, que ha sentido los cambios y dinámicas de un estilo de vida campesino. Estilo de vida, que frente a la presión de la modernización de la ciudad de Santiago de Cali, va cambiando su actividad de agricultor independiente, autodeterminado, autárquico, autogestionador, poseedor de su tiempo y de su parcela, por la de jornalero y desplazado (muchos migraron a la urbe en búsqueda de mejores oportunidades, para lo cual vendieron sus tierras; luego, retornaron a La Elvira para trabajar como agregados, en labores de construcción y mantenimiento de jardines en las casas de campo construidas donde antes estaban sus cultivos y terrenos de sembradío). Los jóvenes, herederos del devenir campesino procedente principalmente de Almaguer, ya no se interesan por las labores propias del campo; han desaprendido los saberes locales, tradicionales, ancestrales, los saberes de sus gentes. El modernismo3 y la ciudad, sobre todo a través de los “mass media”, les ha enseñado que el mundo campesino es un mundo de atraso y de pobreza y que el progreso y el desarrollo se encuentran en las ciudades.


La Elvira: Una apuesta-experiencia (de desarrollo local)

Frente a la situación que se presenta en La Elvira, relacionada con la exclusión social y la iniquidad promovida por la lógica biopolítica actual, los moradores de La Elvira se han empoderado de su desarrollo, lo cual significa que han emprendido su propia iniciativa, sin la tutela de ningún ente superior, para decidir sobre lo que desean hacer en su comunidad. Es decir, participan de las decisiones que los afectan, haciendo de lo humano en expansión, el fundamento del desarrollo (local). En esste sentido, los habitantes de La Elvira apuestan por la constitución de un territorio auto eco-organizado, entendiendo por esta el entretejido de las relaciones sociales que se establecen entre sí en el seno de grupos o de comunidades que no deben su existencia a una mediación exterior, como por ejemplo, el Estado, es decir, todas las relaciones que se basan en la reciprocidad, la vecindad y la voluntariedad y no en el derecho y la obligación jurídica (Gorz, 1979, p. 53). La organización social es un muy importante para impulsar el desarrollo local, comprende aspectos de la vida social y espiritual de la comunidad que tienen que ver con la toma de decisiones, la equidad en el manejo de los recursos naturales y las relaciones entre las personas.

La constitución de un territorio auto-eco-organizado presupone unas unidades económicas y sociales en las que sus actividades productivas y el reparto y definición de sus funciones garanticen a una misma comunidad territorial la diversidad de capacidades y de talentos, la riqueza de los intercambios humanos, la posibilidad de ajustar al menos una parte de las producciones a las necesidades y los deseos locales. La auto-eco-organización presupone unos útiles susceptibles de ser autogestionados, útiles técnicamente posibles que no implican un regreso al artesanado y a la Edad Media, sino un predominio de las autonomías individuales y comunitarias sobre las técnicas industriales.Y no, como ocurre, la subordinación de las autonomías a las técnicas industriales. Ello implica, además, que la uniformidad del modelo de consumo y de vida, ceda a favor de la proliferación de estilos de vida individuales y comunitarios inéditos (Gorz, 1973, pássim).

Para comprender esta experiencia de la eco-región de La Elvira, es necesario ilustrar el concepto de región como punto de partida en la argumentación relacionada con las eco-regiones (Arango, 2008). En la teoría relacionada con el desarrollo regional, se ha destacado que las Regiones son “realidades geográficas, sociales, históricas, y económicas, a veces étnicas, que tienen derecho a un espacio en la organización político-institucional del país” (Castro, 2002, p. 49, citado por Arango, 2008). Los dos elementos que configuran una Región: por una parte,“la identidad social y cultural que crea y desarrolla lazos de pertenencia y solidaridad tan fuertes que la comunidad que los posee se siente y es distinta de las demás comunidades con las que convive en la misma Nación o Estado”, y por la otra,“la comunidad de que se trate tiene su asiento en un área territorial determinada –o determinable- que también reúne características que la hacen particular y distinta.A veces, inclusive, se trata también de una Eco-región” (Castro, 200, p. 49, citado por Arango, 2008).

La cibernética social4 nos permite explicar cómo la comunidad de la ecorregión La Elvira, ha revalorado sus saberes locales y populares, conservándolos a través de la constitución de filiales de relevo y cómo ha adoptado tecnologías apropiadas, conviviales, no agrestes con el entorno. Estos dos componentes o nodrizas (la pedagógica y la tecnológica) le permiten a los habitantes de La Elvira un desarrollo local de empoderamiento y convergencia social –y no de iniquidad, exclusión y desintegración social y comunitaria-, mediante la consolidación de un circuito microeconómico en el que la organización comunitaria y la conservación de los recursos renovables son los nodos estructurantes de la auto-eco-organización del territorio.

La visión convencional del desarrollo adopta como punto de partida, que el estado actual de la naturaleza como consecuencia histórica de su relación con la especie humana, surge como un problema de la modernidad (Lozano, 2005). Este estado actual se correlaciona con la visión de lo ambiental como el problema del deterioro de la naturaleza (Márquez, 1997), lo cual implica pensar que la problemática ambiental es un problema de la humanidad en su conjunto. El desarrollo local de convergencia y empoderamiento social complementa esta visión con la de la naturaleza como soporte de bienestar y producción (Márquez, 1997). Es decir, tiene en cuenta el papel de la naturaleza como soporte de los procesos productivos y del bienestar para identificar mecanismos que hagan viable la gestión ambiental entendida como inversión en el mantenimiento de la naturaleza como soporte del desarrollo (Márquez, 1997, p. 4). Los ecosistemas de la eco-región de La Elvira cumplen un papel crucial en la generación de condiciones básicas para el bienestar social y la productividad económica (Arango, 2008), tales como: Presencia de unidades ecológicas prioritarias para la producción, retención y regulación de agua; presencia de ecosistemas estratégicos; posibilidad de vincular la oferta natural a la solución de conflictos y al bienestar de la población; posibilidad de articular diversas fuentes y recursos económicos. La eco-región cuenta con ecosistemas cuya funcionalidad estratégica se explica bajo la premisa de mantener equilibrios ecológicos básicos (regulación hídrica y climática), el abastecimiento de agua, energía y alimentos, y la prevención de riesgos y desastres naturales (Arango, 2008). En ella se sitúan especies endémicas, bosques protectores, áreas protegidas, microcuencas abastecedoras de acueductos, riego y receptoras de vertimientos líquidos, áreas degradadas que presentan situaciones de insostenibilidad productiva, áreas frágiles y corredores biológicos, entre otros. En este sentido, la eco-región es laboratorio e instrumento pedagógico de gestión ambiental colectiva y articulada (MAVDT, 2003 citado por Arango, 2008).

La auto-eco-organización del territorio de la eco-región de La Elvira pasa por la consideración de las unidades productivas de sus habitantes, conocidas como fincas. De acuerdo con el concepto de Hart (1990), un sistema de finca se define como uno de los niveles de una jerarquía de sistemas agrícolas. Las fincas son sistemas con diferentes recursos, procesos y componentes de producción, que los agricultores individuales o colectivamente, combinan para formar subsiste-mas. Estos subsistemas, convierten recursos en productos y productos en recursos, mediante la asignación sistemática de productos y el intercambio igualmente sistemático de ambos dentro del contexto socio-económico del sistema, de tal manera que este se sostiene como un todo. Los procesos que se dan al interior del sistema son de fundamental importancia ya que estos hacen referencia a la forma como son empleados los recursos y por ende con la cantidad de productos que representan las salidas del sistema. Es de anotar, que estos procesos de producción no funcionan sin componentes. En general, Hart (1990), supone que una finca puede tener cuatro clases básicas de procesos de producción: Producción Agrícola, Producción Pecuaria (incluye toda clase de animales), Procesamiento de productos y Transacciones entre la finca y el ambiente que la rodea (incluido todo tipo de compra, venta, comercialización e inversión). La finca es el resultado de la interacción entre los componentes socio-culturales, económicos, agrícolas y pecuarios. De acuerdo con lo anterior, podemos decir que hay fincas que como sistema están consolidadas o están por lograrlo. En ambos casos las formas agrarias de producción determinarán el estado actual; como tal podríamos decir que existen formas agrarias empresariales (el estereotipo más corriente es la agricultura de riego y mecanizada, con uso del alta tecnología, razas y líneas animales especializadas en producciones específicas, etc.), y las formas campesinas, caracterizadas por prácticas de producción no intensificadas con unidades de proceso de bajo nivel de productividad. Los agro-ecosistemas, dentro de una finca, se constituyen en unidades agrícolas de producción de gran importancia y como tales, pueden considerarse como subsistemas, los cuales poseen tanto una estructura, unos procesos interactivos y de transformación, como también unos productos finales. Para efecto de mayor claridad, un agro-ecosistema consiste en un ecosistema intervenido por el hombre donde los componentes bióticos deben estar representados por un cultivo (y/o un animal), cuyo fin sea el proveer bienestar al hombre. Igualmente, se consideran como componentes bióticos las arvenses, los insectos, los organismos presentes tanto en el aire como en el suelo. El hecho de que dichos componentes están relacionados (formando interacciones) dentro de un espacio (área física) y de un tiempo, no es otra cosa sino la manifestación de un cierto estado de orden, cuyo grado de interacción está regido por el tipo de arreglos que el productor desarrolla, a fin de obtener una mejor utilización de los recursos con que cuenta el sistema, en presencia de las limitantes propias de la zona agro-ecológica en la cual se encuentra la unidad de producción.

La importancia del estudio de los agroecosistemas, radica en que su caracterización permite a los habitantes de La Elvira comprender su capacidad y su responsabilidad en recuperar y mantener su riqueza genética, decidir acerca de la provisión de los recursos renovables de manera comunitaria, acerca de la oferta agro-eco-turística y sobre la estructura organizativa más pertinente para insertarse en el mercado glocal. Para la provisión de recursos renovables, la comunidad establece canales horizontales de comunicación entre las propuestas de nivel técnico y las de los habitantes, teniendo en cuenta: Disponibilidad de agua, historia de la parcela, variedades y cantidad de semilla, responsable directo, variedades cultivadas para el autoconsumo y la comercialización, nombres por las que identifican las variedades, respuesta a problemas fitosanitarios, propiedades de cada variedad frente a particularidades culinarias y relación con el mercado (estableciendo si tiene demanda). Para la constitución de los bancos de germoplasma son necesarias la conservación y producción de recursos genéticos cultivados; ligar la conservación de los recursos genéticos cultivados con procesos productivos dinámicos que utilicen tecnologías conviviales y apropiadas; desarrollar la solidaridad y revalorar los saberes locales. El reconocimiento de los saberes locales, erosionados por la difusión de las técnicas de la agricultura convencional, es un punto de apoyo para la reconfiguración de los agroecosistemas de La Elvira, pues, promueve y desarrolla las relaciones de reciprocidad y complementariedad.


En-conclusión

La recuperación de los saberes locales es de vital importancia para la construcción de formas de vida inéditas, no performadas por la lógica del capital. Ésta recuperación posibilita la transvaluación de los valores, de tal modo que los símbolos y las representaciones del pasado-presente (memoria) permitan elaborar interpretaciones de lo acontecido, redimensionando las formas simbólicas y prácticas tradicionales, haciéndolas dialogar en igualdad de condiciones con un mundo globalizado en el que prevalecen los imaginarios y referentes de los “mass media” y las transnacionales. La globalización difunde valores universalistas, modelos de sociedad homogéneos que desconocen los acontecimientos locales y regionales. En el quehacer de lo cotidiano de los habitantes de la eco-región de La Elvira, surge la apuesta por una reconfiguración agro-eco-sistémica que no sólo no dañe la naturaleza sino que se base en la convergencia y el empoderamiento social para participar de modo activo y creativo en el mundo globalizado.


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Notas:

1.Sobre la consolidación de la sociedad vallecaucana, Valencia (2006) sostiene que “está asociada a lo que en otros lugares de América se conoció como “guerra de castas”, una de las consecuencias de la forma en que los grupos sociales del Nuevo Mundo fueron integrados a la sociedad occidental. Se trata de una sociedad surgida del conflicto: de largas luchas intestinas entre los indígenas, del enfrentamiento de los peninsulares con los nativos, de la larga resistencia de éstos y, ante su sostenida crisis demográfica, de la importación de población negra esclava, cuya reproducción biológica en diferentes mezclas interétnicas habría de mostrar a sus descendientes como el grupo social demográficamente dominante y que más lucharía por insertarse, primero, en la sociedad colonial y, después, en la republicana”. Este autor también señala que “los campesinos vallecaucanos remontan sus orígenes a los pocos pueblos de indios encomendados que los españoles formaron en el valle, y cuya población sobrevivió a la tenaz resistencia que por más de un siglo, pijaos, chocoes y paeces, opusieron al establecimiento de la sociedad colonial en el Valle del Cauca. Se trataba de pueblos de indios de reciente creación, que más que en una fuente de tributos, se convirtieron en un medio de extracción de fuerza laboral para las estancias ganaderas primero, y después para las haciendas productoras de carne vacuna, de guarapos aguardienteros, de azúcar y de cereales, con los cuales estancieros y hacendados, pudieron alimentar las cuadrillas de esclavos que llevaron a la frontera minera del Chocó, del Raposo, de Barbacoas y Tumaco en la costa del Océano Pacífico” (Valencia, 2004, p. 2-3).

2. “El Valle del Cauca, es un departamento sui generis dentro del contexto identitario del país. Su poblamiento se ha construido históricamente por gentes inmigrantes que proviniendo de diferentes regiones del país o del extranjero, han empezado a interactuar creando una comunidad de intereses y planteando una adscripción al territorio, que le han generado un sentido de pertenencia” (Motta, 2005, p. 2).

3. Nos dice Botero (2000) que no existe una idea más engañosa que la de modernización, pues, se asume como un concepto claro y unívoco, cuando en realidad no es así. “La modernidad es el reino de la ilusión. Como ideas afines a la modernidad y que de alguna participan en su despliegue, aparecen la razón, el progreso, el bienestar, la superación del atraso, el reinado de las luces, el desarrollo de las fuerzas productivas, el devenir del hombre como individuo autoconsciente y libre, la superación de prejuicios, la muerte de Dios y el surgimiento del individuo autorresponsable socialmente” (Botero, 2000: 25)

4. Norbert Wiener, matemático norteamericano, fue el que puso a circular el término cibernética (derivado del griego kybernetes, timonel). Con él describe la ciencia que estudia los sistemas de comunicación y control autorreguladores en los seres vivos y en las máquinas. La función de los sistemas cibernéticos es mantener el rumbo óptimo a través de condiciones cambiantes para arribar a un puerto determinado (Lovelock, 1985: 63). Los sistemas cibernéticos se sirven de una lógica circular poco familiar para quienes están acostumbrados a pensar en términos lineales, de la lógica causa y efecto o acción y reacción. En cibernética la causa y el efecto pierden su condición de paradigma universal; no se puede distinguir cual ocurre primero que el otro, haciendo que la cuestión misma carezca de importancia. La clave para entender los sistemas cibernéticos es tener en cuenta, que como en el caso de la vida, son siempre superiores a la suma de sus partes (Lovelock, 1985, p. 68).